viernes, 1 de abril de 2011
Viernes y abril
Por fin viernes, el final de semana que se anhela como un oasis en los desiertos llenos de coches y gente por donde arrastramos el alma pesada de rutinas. Un viernes que nos trae a abril, un mes más o un mes menos, según se mire la botella de la vida. Avanzamos o retrocedemos en función de los ánimos que dan corriente a los músculos y neuronas que se creen que soy yo, una persona, algo vivo. Pero el viernes nos aligera del sopor ante unas horas de asueto, de engañosa libertad para hacer lo que las obligaciones nos impiden. Cambiamos unos hábitos impuestos desde fuera por otros impuestos por nosotros mismos, como el de estirar las piernas y dejar el coche aparcado. Es la salida al patio de esta cárcel social en la que estamos apresados. Y aunque no podemos ir muy lejos, al menos vemos por encima de los muros el cielo azul y recibimos el beso del viento en la cara. Una cerveza nos ayuda a soñar. Es viernes y llega con abril. Será que las hormonas o la alergia despiertan una piel aletargada e insensible que me cubre por completo. Será por eso. Por lo que sea, celebro este día y saludo al nuevo mes. Hola.
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