viernes, 30 de octubre de 2015

Luces del amanecer

Foto. Concha Vilchez
Ahora que las horas responden, en este tiempo melancólico de otoño, al ritmo natural de la noche y el día, los amaneceres nos sorprenden con imágenes más propias de una postal que de la visión cotidiana de sitios y momentos a los que creíamos estar acostumbrados. La luz fronteriza del amanecer va difuminando unas sombras salpicadas aún con los destellos amarillentos de las farolas, creando un ambiente fantasmagórico que seduce al paseante y despierta recuerdos olvidados. Monumentos y parques se desperezan en silencio de la modorra nocturna para mostrar al despuntar el día una belleza inédita y pulcra, como la de un rostro virginal recién aseado. Unos minutos de recogimiento contemplativo, absortos en la placidez de la estampa y la serena soledad del instante, conmueven hasta las lágrimas a unos ojos descreídos de tanta armonía y paz. Una emoción fugaz que enseguida es apagada por los ruidos y las prisas de la rutina.

jueves, 29 de octubre de 2015

Mantenella y no enmendalla

De todos los que aparecen en la famosa fotografía de las Azores, sólo uno se mantiene en sus trece, mostrando orgulloso la actitud que describe la expresión del castellano antiguo “mantenella e no enmendalla”. De aquel grupo de mentirosos que se confabularon para una guerra injusta, innecesaria e inútil, sólo el más pequeño pero más  envalentonado del grupo sigue negando haberse equivocado y haber engañado a los españoles con tal de codearse con los poderosos rufianes que gobiernan esta parte del mundo, permitiéndole subir los pies encima de la mesa en sus ranchos de Texas, mientras comparten unos puros habanos. El menos dotado de los matones, el representante del país con menos peso militar y presupuestario para una guerra no declarada y al margen de la ONU, es el que intenta mantener el tipo, cual mentiroso pillado in fraganti, para evitar tener que reconocer lo que a todas luces ha sido siempre evidente: que miente y engaña como un trilero. Tal actitud de empecinamiento en los errores es lo que refleja la expresión antigua, la actitud de quien, incluso intencionadamente por orgullo, complejo o mantener las apariencias, insiste en no reconocer sus equivocaciones o mentiras. Y eso es, exactamente, lo que hace José María Aznar, el expresidente de Gobierno que se empeña en no pedir perdón a los españoles por apoyar con entusiasmo la invasión de Irak en 2003.

De aquel trío de sicarios, en realidad cuarteto, fue José Manuel Durao Barroso, entonces Primer Ministro portugués y anfitrión de la Cumbre bélica celebrada en aquellas islas portuguesas en medio del Atlántico, el primero en declararse “engañado”, cuatro años después, con los documentos falsos que se utilizaron para demostrar que Irak poseía armas de destrucción masiva. Reconoció, siendo ya Presidente de la Comisión Europea, que el ataque e invasión a Irak se llevó a cabo con información falsa, basada en un documento de la CIA trufado de datos erróneos y tergiversados por la Administración Bush para conseguir el respaldo del Congreso. Un documento que, en cualquier caso, no confirma en ninguna de sus 96 páginas que Irak contara con armas de destrucción masiva, ni que tuviera capacidad para fabricar armas nucleares o albergara programas para el desarrollo de armamento químico o biológico, ni que tuviera relación con la red terrorista Al Qaeda.

El instigador de la guerra, el mandatario norteamericano George W. Bush, si bien tampoco ha pedido perdón por incendiar, no sólo con bombas, una zona extremadamente delicada de Oriente Próximo con consecuencias que ahora estamos pagando, sí al menos reconoce, en una entrevista concedida en 2008 a la cadena de noticias ABC News, que su mayor error fue hacer caso de esos informes de inteligencia. A pesar de tomar personalmente la decisión de invadir Irak, intenta ahora echar la culpa a unos informes que, incluso entonces, nunca confirmaron los motivos que sirvieron de excusa para emprender semejante aventura bélica. Bush jamás ha pedido perdón al pueblo norteamericano, pero reconoce haberse equivocado. Algo es algo.

Más explícito ha sido, en cambio, el exprimer ministro británico Tony Blair, quien abiertamente ha pedido “perdón por haber manejado informaciones erróneas de los servicios de inteligencia” a la hora de apoyar la invasión iraquí y por no calibrar los efectos de aquel conflicto. En unas recientes declaraciones a la CNN, Blair admite incluso que la invasión de Irak ha influido en el ascenso de los yihadistas en la región y en la aparición del llamado Estado Islámico (ISIS). Considera, no obstante, que el derrocamiento de Sadam Husein ha siso un acierto de la coalición. Bastaría con echar un vistazo al avispero en que se ha convertido aquel país y toda la zona para contradecir al cínico Blair. Pero, también, algo es algo en sus disculpas.

El único que continúa siendo terco, manteniendo y no enmendando su actitud, es José María Aznar, que sigue asegurando que España “salió ganando (en) apoyo internacional” al respaldar la guerra de Irak en marzo de 2003. De los integrantes de la foto de la infamia, Aznar sigue sin admitir errores ni encontrar motivos para el arrepentimiento por participar en una guerra ilegal e inmoral, que no contaba con el beneplácito de la ONU. Y es que no puede pedir perdón por ser esclavo de sus palabras y engaños. De hacerlo, admitiría lo que siempre ha intentado negar, abundando en la falsedad y la mentira, acerca de la clara relación existente entre su apuesta por la guerra, los atentados de Atocha y la inesperada victoria electoral de José Luis Rodríguez Zapatero en las marzo de 2004. Aznar es un político atrapado por sus mentiras y cautivo de su soberbia. De todos los de la foto, el expresidente español es el único que no puede reconocer errores porque no se equivocó al alinearse con los matones: lo hizo a sabiendas para buscar a cualquier precio un fortalecimiento en las relaciones con Estados Unidos; no puede parapetarse tras informes falsos porque ya sabía que eran manipulados para justificar una invasión, a pesar del rechazo multitudinario que mostró la población; y es incapaz de pedir perdón porque sería impropio de un estadista de su talla y talento, capaz de seguir mintiendo para intentar ocultar las consecuencias de sus mentiras y errores.
 
Lo único que puede hacer José María Aznar es mantenella e no enmendalla, disimular dando consejos a quien quiera escucharlos y, como el chiste, intentar persuadir al personal que, de todos los fotografiados en las Azores, él es el único que no lleva el paso cambiado.

martes, 27 de octubre de 2015

La filosofía insostenible de Emilio Lledó


Las Humanidades, en general, y la filosofía, en particular, vienen desde hace años perdiendo peso entre las materias o asignaturas que deben ser impartidas en la Educación, si entendemos por tal la formación integral de las personas, no sólo facilitándoles conocimientos para un futuro laboral, sino facultándolas para adquirir un pensamiento crítico. El recientemente galardonado con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, Emilio Lledó, defendía en su discurso la enseñanza de la filosofía en el bachillerato como “la libertad de enseñar a pensar con conciencia crítica”. Parece que eso no conviene.

La decisión que adoptó el ministro José Ignacio Wert de hacer desaparecer la asignatura de las aulas, cuando elaboró la ley orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), tenía ese objetivo: no interesa potenciar al máximo las facultades cognitivas e intelectuales del ser humano puesto que es muy peligroso que las personas adquieran la costumbre de pensar por sí mismas, a razonar, argumentar y rebatir, y cuestionen todo lo que les incumbe. Se desoye, así, el consejo que Aristóteles ofreció a la Humanidad hace veinticinco siglos cuando proclamó aquello de que la filosofía es imprescindible para ayudarnos a explicar el mundo y explicarnos a nosotros mismos.

En la actualidad interesa pensar menos y ser más productivos. Hoy en día nos bombardean con estímulos de rápida satisfacción, nos impelen a tener necesidades de "usar y tirar" que imposibilitan toda reflexión reposada y profunda. Todo ha de ser inmediato y sustituible, como esos materiales fungibles de los centros sanitarios, con una finalidad práctica y material. Los saberes del hombre deben estar encaminados al cumplimiento de sus obligaciones laborales y restringidos a los conocimientos que éstas demandan. La parcelación del conocimiento en especialidades se corresponde con esta finalidad, gente experta en una única materia que se convierte en analfabeta funcional, al ignorar o minusvalorar cuánto excede a su ámbito de saber. No le importa ni preocupa la limitación de su conocimiento, por completo y minucioso que éste sea.

La degradación de la educación, a la que contribuye la desaparición de las Humanidades, amansa las sociedades, las vuelve dóciles o apáticas (anomia social) y fácilmente manipulables por los poderes políticos, económicos y religiosos. Tampoco, desde el punto de vista de la representación política, interesa, por tanto, que la gente piense, que cuestione iniciativas y exija explicaciones convincentes y racionales a sus gobernantes, a quienes podría reclamar responsabilidades. Eliminar la filosofía en la educación es obstaculizar la formación de una conciencia crítica en el seno de cada época, como denunciaba el profesor Lledó en su discurso. Marginar la ética, la filosofía, la literatura, la lengua y demás contenidos de Humanidades es orillar, por obsoleto, los saberes clásicos y ocultar las raíces de nuestra civilización y cultura. Desconocer el pasado, “lo que otros hicieron o pensaron”, como advierte el también filósofo Manuel Cruz, es propio del adanismo, que considera todo lo “antiguo” carente de interés. Y se pregunta este profesor: “¿Podemos renunciar a siglos de reflexión humana?”.

El galardón al sevillano Emilio Lledó Íñigo, filósofo que ha sido profesor en las universidades de Heidelberg (Alemania), La Laguna (Canarias), Barcelona y Madrid, y miembro de la Real Academia Española de la Lengua, puede resultar un premio de consolación a una insigne figura intelectual, que ha dedicado toda su vida a “pensar” la vida y defender ciertos valores éticos al parecer poco consolidados, si no va acompañado, por parte de las instituciones del Estado que lo conceden, de una consolidación y potenciación de las ramas del saber que representa el premiado. Sería un reconocimiento testimonial, de cara a la galería, si quien lo otorga se apresta a desoír al propio premiado, que clama contra el arrinconamiento al que se castigan la filosofía y las Humanidades en el sistema educativo de España. Un contrasentido que pone de manifiesto que hasta el Saber ha de ajustarse a los requerimientos de austeridad para ser “sostenible”, es decir, rentable según el modelo neoliberal de sociedad. Ni se merece el profesor Lledó un premio “escaparate” ni los españoles ser educados en el “borreguismo”. Aunque tal parece que se consigue.   
 
Emilio Lledó, pensador y ensayista, no sólo “piensa” la filosofía, sino también la lengua y la moral. Entre sus obras destacan La filosofía, hoy, Filosofía y lenguaje, Lenguaje e historia, Memoria de la ética, entre otras. Además, ha publicado artículos y ensayos de carácter más general como: El silencio de la escritura, Imágenes y palabras, Elogio de la infelicidad y otros. Como se destaca en el último libro citado, la diversidad en Lledó puede deberse a que “ha preferido, finalmente, hablar más sobre la vida y los caracteres –la ética, por tanto-, que sobre las oscuridades de la realidad o sobre las sutilezas de la discusión” (filosofía). Para un filósofo, como él, el mejor homenaje que puede hacérsele es que se enseñe filosofía, que se enseñe a pensar. Concedámoslo.

domingo, 25 de octubre de 2015

Un congreso en Valencia

Volvemos a tierra de Vicente Blasco Ibáñez, volvemos a la ciudad moderna y amplia de Valencia, que erige sus rascacielos sobre las huertas del costumbrismo regionalista levantino que tan magníficamente describiera ese escritor, para asistir a un congreso más lúdico que científico. Volvemos a recorrer sus calles llanas y bulliciosas para adentrarnos en la Lonja de la Seda y admirar sus columnas en espiral, del gótico tardío, que estallan en lo alto como hojas de palmera, durante una escapada de las soporíferas sesiones que reiteran lo ya conocido de anteriores ocasiones o descubren el morbo de recrearse en la emotividad, cual programa del corazón, para subrayar obviedades que a nadie sorprenden.

Nos perdemos por los canales que forman los cañizares de la Albufera, en barcas que transportan con parsimonia turistas en vez de aparejos y nasas para la pesca de angulas, capturando con los megapixeles de los teléfonos móviles las siluetas inconfundibles de las barracas y la inmensidad de un espacio reconocido de marismas y arrozales, que contrasta con las estrecheces que alojaron un congreso en el soberado del Ateneo valenciano. Desde aquellas cumbres palomares, más propias para la contemplación urbana que a la exposición de pósteres anodinos y descuidados, nos asomamos para distraernos con las trazas de una plaza esplendorosa y consistorial, en la que una alcaldesa cateta exhortaba a los suyos inventándose palabras del idioma que representaba y maltrataba con su supina ignorancia.

La misma ignorancia de la que hacía alarde un supuesto comité científico que deja pasar la oportunidad que le brindan las dos únicas comunicaciones que aportan novedad y enjundia científica (como es la investigación de las fuentes de contaminación en la proliferación de determinadas patologías que se engloban en la especialidad a la que pertenecen los asistentes y la magistral disertación, mayoritariamente alabada por los congresistas, en torno a la fotoféresis extracorpórea como campo de actuación que ofrece un nuevo horizonte a los profesionales concurridos), justificando así la celebración de un evento de esta naturaleza, para amoldarse a los intereses de patrocinadores y premiar una ponencia que insiste en lo que hace veinte años ya se había expuesto y que desde entonces se viene desarrollando y practicando, salvo el matiz, curiosamente “novedoso”, de la presencia mercantil de laboratorios privados en la materia.
 
Para hacer propaganda de empresas de capital privado que aprovechan cualquier oportunidad de ampliar el nicho de su mercado no hacía falta disimular en un congreso, que entrega su conferencia inaugural y de clausura a los comerciales publicistas de las mismas, las intenciones de los organizadores. Bastaba con dedicárselo de pleno. La mayoría de los asistentes hubiera venido de todas maneras a la ciudad del Turia, admirando sus encantos culturales y gastronómicos, sin falsas expectativas científicas y profesionales. Así no se organiza un congreso, se prostituye y se insulta a los congresistas y compañeros.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Lubricantes pedagógicos


No seré yo quien ponga pegas a una necesaria educación sexual y reproductiva de nuestros jóvenes, expuestos como están a ser mal informados o mal orientados en su desarrollo sexual y afectivo por una cultura y un mercado que hacen de las relaciones sexuales y el erotismo un filón, aparte de asequible, sumamente rentable y perfectamente útil para manipular o someter voluntades y conductas. Por el mero hecho de enseñarles a consumir lo que les será ofrecido de manera empalagosa por la publicidad, los hábitos sociales y sus propias pulsiones, se hace imprescindible unas mínimas nociones de lo que su anatomía y fisiología les brindan para asegurar la especie y disfrutar con ello, sin encorsetamientos morales pero con responsabilidad y respeto a las demás personas con las que han de relacionarse. Entre avanzar a tientas y a ciegas de manera intuitiva, aprendiendo de las equivocaciones, a guiarnos por el mundo de la sexualidad con un bagaje previo, más teórico que práctico, que nos prevenga de esos errores y peligros, siempre habrá un abismo, pero en el que será preferible la seguridad de una enseñanza y el conocimiento sobre lo que hacemos y a lo que nos enfrentamos. Mejor que la represión o las amenazas de castigos y pecados, a veces traumatizantes, resulta mucho más sano y racional descubrir el ámbito sexual de nuestra biología y psicología que tanta influencia tiene en la formación de la personalidad y los sentimientos. Nunca estará de más una deseable y completa formación que desmitifique y aclare las cuestiones sexuales con las que han de vérselas los jóvenes nada más alcanzan la pubertad y salen a la calle.

En principio, para garantizar y reforzar su derecho a la libertad. El ejercicio de la libertad se basa en decidir con criterio, en saber distinguir lo que conviene de lo desaconsejable, lo beneficioso de lo perjudicial y lo plausible, aunque utópico, de lo imposible, y para ello se precisa de un conocimiento previo acerca de las opciones existentes y un criterio para decidir basado en argumentos sólidos y racionales. La libertad de disfrutar de la sexualidad, de manera responsable y beneficiosa, se logra inculcar en los jóvenes a través de la educación, del mismo modo que se les enseña de todo lo que puede serles de utilidad en su vida individual, colectiva y profesional. También, naturalmente, en relación a su educación sexual, en un contexto social de libertad, tolerancia y respeto a todas las tendencias y manifestaciones sexuales.

No se entiende, por tanto, la polémica que ha despertado, a estas alturas de la postmodernidad, la iniciativa del Ayuntamiento de Sevilla de gastar 1.400 euros en la compra de 7.000 monodosis de lubricantes de uso vaginal y anal destinados a los alumnos mayores de edad que asisten a los talleres municipales sobre Promoción y Protección de la Salud Afectivo Sexual. Se trata de una actividad promovida por el servicio de Salud y Bienestar Social del consistorio hispalense, que forma parte de un programa de educación que se imparte desde hace varios años en institutos de secundaria de la ciudad y en el que han participado entre 70 y 80 centros, según informan los medios de comunicación.

Los sectores más conservadores de la ciudad muestran su “sorpresa y escándalo” al conocer que un programa de educación sexual dispense a los jóvenes preservativos y lubricantes que facilitan unas relaciones sexuales sin peligro, sin dolor y con conocimiento de los recursos que posibilitan un disfrute placentero. Para las mentes “bienpensantes” aunque estrechas, rescatar el sexo del rincón pecaminoso, oscuro y sucio en el que lo arrinconan, destinado exclusivamente a la reproducción, para situarlo entre las manifestaciones polivalentes del ser humano -como el arte, el ocio o la gastronomía-, con las que expresa su cultura y una forma de relación y comunicación, a partir del sustrato biológico y psicológico que las hacen posible, es excesivo y escandaloso.

Por ello no comprenden que, como justifica el jefe de servicio de Salud en su informe técnico, Fernando Martínez-Cañavate, el objetivo del curso no consista sólo en evitar los embarazos no deseados o el contagio de enfermedades de transmisión sexual, sino también que “cada persona sea capaz de establecer relaciones amorosas y afectivas de buen trato”. No les parece bien que se persiga reorientar la percepción de la sexualidad de los jóvenes hacia aspectos que la vinculan al desarrollo y bienestar de las personas, liberándola de la “anormalidad” moral, jurídica y clínica en que está enclaustrada. Tienen una mentalidad y una concepción de la sexualidad distinta a la de los jóvenes.

Que el Ayuntamiento de Sevilla se gaste 1.400 euros de su presupuesto para adquirir un lubricante con finalidad pedagógica en unos talleres de educación sexual no debería causar ningún escándalo, Lo escandaloso es que todavía exista un sector de la población al que le parezca un despilfarro perjudicial combatir la visión sexista, androcéntrica, heterosexual, genitalista y coitocéntrica de la sexualidad que impera en el orden social hegemónico. Porque será la visión dominante del sexo, pero está cada vez más alejada de la práctica y la vivencia de la sexualidad de los jóvenes y de quienes conducen sus vidas en libertad y tolerancia plenas, con responsabilidad y criterio.

lunes, 19 de octubre de 2015

La caridad cristiana de monseñor

El cardenal arzobispo de Valencia, monseñor Antonio Cañizares, ungido por el Espíritu Santo, ha alertado a Europa de la “invasión” de refugiados e inmigrantes que intentan acceder a este continente huyendo de la guerra de Siria y de otros países del Cercano Oriente. Y ha cuestionado que la mayor parte de esos refugiados sean “perseguidos”, poniendo en duda su condición de migrantes que intentan escapar de los conflictos bélicos que sufren en sus países de origen. Incluso se ha preguntado en público, durante un desayuno informativo organizado por Fórum Europa, si todos ellos son, en verdad, “trigo limpio”, puesto que, en su opinión, “muy pocos lo son”. El alma compasiva de monseñor, con esa lucidez cristiana que le caracteriza, ha reflexionado del peligro que corren las sociedades europeas y en concreto la española al practicar una acogida de refugiados que pueden actuar como el Caballo de Troya y descristianizar este continente. Se pregunta el obispo de Valencia: ¿Dónde quedará Europa dentro de unos años?

Teme el purpurado príncipe de la Iglesia que entre los refugiados se escondan radicales islamistas que siembren el terror en esta tierra donde reina la paz, la prosperidad y la religión católica. Un argumento esgrimido anteriormente por el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, para justificar la negativa al derecho de asilo que solicitan muchos de esos refugiados y para quejarse de que España tendría dificultades para acoger la cuota de refugiados asignada por Bruselas a nuestro país. Y aunque parezca mentira, ambos ilustres personajes –cardenal y ministro- presumen de profundas convicciones cristianas y morales, a pesar de que con sus actitudes y manifestaciones públicas las contradigan.

Monseñor Cañizares se ha dejado llevar por su ideología, que comparte con la del ministro, en vez de por sus creencias, al olvidar aquellas obras de misericordia, que tanto habrá exhortado desde los púlpitos, de dar de comer al hambriento, de beber al sediento o dar posada al peregrino, etc., cuando ha aconsejado desconfiar y expulsar a los inmigrantes que hoy piden comer, beber y refugio en la cristiana Europa y, concretamente, en España, tierra de María santísima. Su fe, tan conservadora ella, lo ilumina para instar el cierre de fronteras y negar, no sólo el derecho a la vida y la dignidad de todo ser humano, sino también la paliativa caridad con la que se compensa a los que piden justicia y esperanza.

El cardenal valenciano parece haberse quedado anclado en los tiempos del nacionalcatolicismo, cuando aquella Iglesia que él representa bendecía a los vencedores de una guerra civil, contribuía con su silencio a la laminación de los perdedores y paseaba bajo palio a un dictador asesino, pero que otorgó privilegios y prebendas a la religión del régimen, facultándola a catequizar a los niños desde la escuela, del mismo modo que en la actualidad se reintroduce la asignatura obligatoria de religión en el currículo. Monseñor pertenece a esa Iglesia nacional que teme, en su falta de convicción, verse arrinconada por otras culturas, otras religiones, otras gentes, a las que niega lo que predica: el amor al prójimo.

En su desvarío, el arzobispo de Valencia no parece percatarse de contradecir las recomendaciones de su propio “jefe” espiritual y orgánico, el papa de Roma, que pedía predicar con el ejemplo y, ante la magnitud de la presión migratoria, que cada parroquia acogiese a una familia de inmigrantes. Acoger a los perseguidos, por mucho que lo digan las Escrituras o el Vaticano, no le parece conveniente a monseñor, no vaya ser que se infiltre un infiel en Europa. Prefiere centenares de miles de refugiados sin socorrer a que se cuele un presunto yihadista entre ellos. Y, aunque ha matizado sus palabras por el revuelo que han producido, monseñor Cañizares lo hace para quejarse de sufrir un “linchamiento” por parte de quienes lo critican. Su ilustrísima eminencia puede opinar de la inmigración (advirtiendo de su peligro), de la pobreza en España (negando su magnitud), de la corrupción política (minusvalorándola en comparación con el aborto), de la integridad nacional del país (para criticar las ideas independentistas) y de cualquier tema mundano o celestial, con razón o sin razón, pero los demás no pueden contradecirle o discrepar de él. Entonces, se  siente “linchado”.

No es capaz de entender el señor cardenal que, como persona, puede mostrar su opinión libremente, como cualquier ciudadano, pero como miembro de la Iglesia, máxime si es purpurado, sus manifestaciones al menos deberán guardar coherencia con las normas, el pensamiento y la moral de la entidad que representa. Habrá de ser algo más “católico” a la hora de enjuiciar los problemas que aquejan a la Humanidad, sin parcelarla en nacionalismos que condicionan su supuesta “vocación” de servicio y amor al prójimo “urbi et orbe”. Para escuchar opiniones como las suyas, ya nos sobran políticos que se alinean con la manera de pensar del cardenal. Y es que la caridad cristiana de monseñor, propia del Domund, es harto extendida entre los “poderosos”, que no desean que nada cambie, menos aun la tutela religiosa de la sociedad que lo considera a él príncipe de la Iglesia.  

viernes, 16 de octubre de 2015

Niños

Los niños suelen ser víctimas de la maldad o las imprudencias de los adultos, en quienes confían inocentemente de manera ciega. En los últimos tiempos, el mar escupe los cadáveres en la playa de los pequeños que acompañaron a sus familias en huidas desesperadas de guerras y hambrunas. Otros son objeto de la perversidad abyecta de pederastas laicos y clericales, o sufren hasta morir el odio y el rechazo de unos padres que los narcotizan con somníferos para quitárselos de en medio. Los hay que sirven de reclamo a los profesionales de la mendicidad para despertar la caridad de los transeúntes. La infancia de muchos niños se ve amenazada constantemente por los malos tratos, las vejaciones y la explotación más repugnantes, o simplemente por el desinterés de unos padres descuidados. Algunos de ellos son abandonados a su suerte mientras sus progenitores satisfacen vicios y apetitos incontrolados. En cualquier caso, ser niño y sobrevivir a la experiencia se está convirtiendo en un privilegio de afortunados que, ojalá, sirva para que se conviertan en adultos responsables y amantes de sus hijos.


jueves, 15 de octubre de 2015

Presupuestos propagandísticos


Para cerrar un año electoral, que ha transcurrido de elecciones en elecciones y todas causando la pérdida de votos en el partido gobernante, castigado en las europeas, en Andalucía, en las locales y en Cataluña, queda el remate final de las generales del próximo diciembre, en las que el Partido Popular se juega el poder (del Gobierno) y la gloria (de presumir de una discutible recuperación económica que hace suya). Ante tamaño reto, el Gobierno conservador de Mariano Rajoy pone en marcha toda la maquinaria electoral del partido y demás instrumentos institucionales en sus manos para volver a seducir al electorado y tratar de recuperar su confianza. Cualquier cosa antes que perder el poder. Y si para ello hay que ponerse a bailar (sic), pues se baila y se dan baños de multitudes que aparentan que las otrora distantes y estiradas excelentísimas personalidades que nos gobiernan son, en realidad, asequibles y campechanas personas, como usted y yo en la boda de un primo. Claro que, interpretar lo que no se es, no deja de ser mera anécdota de una campaña a cara de perro, nervios a flor de piel y manipulaciones en todo lo que sirva de propaganda. Incluido los Presupuestos Generales del Estado del próximo año.

Por de pronto, el Gobierno ha adelantado la elaboración y aprobación de las cuentas del Estado para poder utilizarlas como reclamo electoral y ocultar lo evidente: que el Gobierno se ha pasado la legislatura empobreciendo a los ciudadanos y recortando, cuando no eliminando, todo gasto social. No es la primera vez que este Gobierno del Partido Popular utiliza los Presupuestos como arma electoral. En 2012, en vez de adelantar su aprobación como acaba de hacer este año, la retrasó tres meses para no perjudicar a su partido, en las elecciones andaluzas, con las fuertes medidas de “austeridad” que figuraban en aquel Presupuesto. La primera medida económica de este Gobierno consistió en ocultar sus intenciones de liquidación del Estado de Bienestar, y la última ha sido la de hipotecar el margen de maniobra del nuevo Gobierno que surja de las urnas en diciembre con un Presupuesto ya aprobado que no se lo cree ni Bruselas.

Y es que los incumplimientos de los objetivos del déficit en las cuentas del Estado, durante esta legislatura del Gobierno del Partido Popular, han sido la tónica y tienen en alerta a la Unión Europea. A pesar de lo pactado, 2012 se cerró con un déficit mayor de lo acordado (6,7% sobre 5,8 %), en 2013 sucedió lo mismo (6,58 % frente al 4,5 %), en 2014 tampoco se cumplió (5,78% en vez del 5,5%) y en 2015 se espera un nuevo incumplimiento sobre lo acordado del 4,2%. Así que, para 2016, nadie se cree las cuentas, por lo que las autoridades europeas advierten al Gobierno de la necesidad de “actualizar” las cuentas para que se ajusten a lo pactado; es decir, volver a los “ajustes” y “recortes” para intentar cuadrar ingresos y gastos conforme a las “indicaciones” de Bruselas. Por muchas promesas de “recuperación” económica que se hagan, simulacros de subidas de sueldo (del 1 % a los empleados públicos), devolución “en diferido” (fraccionada) de la paga extra sustraída a los funcionarios y otras milongas, la verdad es que el Gobierno manipula los Presupuestos a su antojo y conveniencia.

Queda por ver si, tras esta burda utilización propagandística de las cuentas públicas, el resultado satisface a los intereses del Partido Popular como ellos confían. Los precedentes son inquietantes. Si retrasar los Presupuestos no sirvió para ganar en Andalucía, adelantarlos ahora puede que no consiga que los conservadores se mantengan en el Poder. Y ello desata los nervios y las ocurrencias a la desesperada.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, acude a bailar a un programa satírico de la televisión, el presidente Rajoy se lanza a inaugurar cuantas carreteras y vías de tren sean posibles, estén ya en uso o no, y a conceder entrevistas y acercarse a cualquier micrófono que se le ponga a tiro, tan reacio como era él a estas inmersiones mediáticas, y hasta organizar actos electoralistas en las instalaciones del Congreso de los Diputados, con tirador de cerveza incluido para sus sedientas señorías. Y todo ello sin que todavía haya comenzado oficialmente la campaña electoral.

Bruselas arremete contra unos Presupuestos inviables mientras la descomposición del Partido Popular, aquejado del mal de la corrupción en las propias entrañas de Génova (sede nacional del partido, donde tenía despacho, secretaria y chófer  Luis Bárcenas como gerente y tesorero), provoca el “fuego amigo” de los que dejan de ser “una piña” para empezar a distanciarse y “quejarse” de la falta de liderazgo e ideas. El primero de ellos José María Aznar, expresidente del Gobierno y presidente de honor del partido, que no hace más que cuestionar la labor de su designado a dedo, Martiano Rajoy. Y detrás de él, todos los que se huelen la hecatombe y temen perder sus poltronas, como Esperanza Aguirre y los que el ministro Cristóbal Montoro señala al afirmar que “hay compañeros míos que se avergüenzan de ser del PP”.

Pero que un partido pierda apoyo popular y, por ende, abandone el poder es consustancial a la democracia y la alternancia en el Gobierno. Lo grave es cuando ese partido, con tal de afianzarse en el poder, pierde el rigor y la credibilidad a la hora de administrar los recursos públicos y las instituciones del Estado para convertirlos en instrumentos propagandísticos con fines partidistas y sectoriales. Y eso es lo que está haciendo en Partido Popular con los Presupuestos Generales del Estado, cuya aprobación por adelantado se debe a cálculos electorales antes que en beneficio del interés general, y la utilización del Congreso de los Diputados como tablao para un mitin.

Si con estas torpes y burdas iniciativas piensa el Gobierno que va a convencer a los parados, a los trabajadores en precario, a los pensionistas, a los sanitarios, a los maestros, a los del mundo de la cultura, a los estudiantes, a las mujeres que a punto estuvieron de ser condenadas por abortar, a los empleados públicos y, en general, a toda la población que ni es empresaria ni banquera, está aviado. A ninguno de ellos ha llegado la voceada recuperación de la que se vanaglorian estos gobernantes y siguen sufriendo las carencias de una política de austeridad que los ha empobrecido innecesariamente. Hacen falta algo más que bailecitos y promesas de holguras con cuentagotas para demostrar que se va a aplicar otra política más social y justa. Eso no se lo cree ya nadie. Ni Bruselas.

martes, 13 de octubre de 2015

Martes y 13

Para los supersticiosos, hoy es un día fatídico, de mal agüero, en el que lo más seguro es que algo malo pueda pasar. Martes y 13 es el colmo de la fatalidad, de la desgracia y el desatino. Hoy no es buen día ni para casarse ni embarcarse, como avisa el refranero, actividades ambas de máximo riesgo. Tomar matrimonio o emprender un viaje, da igual, son empresas desaconsejadas en este día nefasto, no por la pareja o el medio de transporte, sino porque tal y como están las cosas, sería descabellado confiar la fortuna a un día tan señalado por lo negativo. Lo más probable es que te estrelles o divorcies, o las dos cosas a la vez. Ningún martes es buen día para nada, siendo como es el día del dios romano de la guerra y, por tanto, de la sangre y la muerte. Puestos a enfermar, mejor cualquier otro día de la semana, en el que tendremos más probabilidades de resolver la papeleta y salir indemnes. Entrar un martes en quirófano sólo se lo aconsejo a mis enemigos, para que los malos augurios se ceben con ellos. Si, encima, es martes 13, es que ni me levanto de la cama. Desde la más remota antigüedad, 13 es signo de mala suerte, como la que tuvo Jesús en la Última Cena con sus trece comensales, incluido Él, el número de espíritus malignos de la Cábala judía o hasta la carta del Tarot que personifica la muerte. Hoy no es buen día ni para ir a trabajar ni para escribir tonterías como éstas. Pero como no soy supersticioso, acudo como cada día al trabajo y me entretengo en especular, precisamente en esta fecha aciaga, a costa de cosas tan infantiles como creer en supercherías. Aunque, por si las moscas, toco madera y derramo un poquito de sal. ¡Suerte a todos!

lunes, 12 de octubre de 2015

Energías inmutables

José Manuel Soria, ministro de Industria
España, un país afortunado por su clima soleado y líder en investigación y desarrollo en energía solar, parece estar empeñado en impedir el uso y consumo de las energías renovables. Es lo que se desprende del último Real Decreto, aprobado el viernes pasado por el Gobierno, que regula las condiciones del denominado “autoconsumo eléctrico”; es decir, la producción de electricidad, fundamentalmente fotovoltaica y eólica, para el propio consumo. Nadie está contento con la nueva ley, salvo la gran industria de electricidad convencional (fósil y nuclear). Y es que, en vez de favorecer el fomento de las energías renovables, el Decreto “castiga” con un “impuesto al sol” su uso.

En contra de lo que parece razonable, la nueva regulación de las renovables, a pesar de  presentarse con la intención de favorecerlas, cercena las aspiraciones de quienes pretenden producir su propia energía para ahorrarse los costos de una electricidad convencional. El Decreto contradice su propia motivación en defensa de las renovables al embarullar sobremanera su producción y consumo con registros, normas y tasas, que más que favorecer parecen desaconsejar su uso.

En principio, establece dos clases de instalaciones: las de menos de 100 kilovatios (kW) de potencia y las que superan ese límite. Las instalaciones domésticas, con potencias inferiores a los 100 kW, podrán volcar a la red el sobrante de la energía que produzcan, pero gratis, sin cobrar nada por la energía que “regalan” a la red eléctrica. Es más, tendrán que pagar por estar conectados a la red y deberán asumir un canon y los costes del sistema, los llamados “peajes” de transporte y distribución, junto a los demás conceptos que figuran en el recibo de la luz. Puede parecer lógico repartir los gastos de mantenimiento del tendido eléctrico, pero compensando a quien colabora en producir la energía que se transporta y se vende a través de él: lo comido por lo servido. La regulación española no contempla el balance cero, que compensa el vertido gratis de electricidad a la red con la que se recibe a través de ella cuando no se puede producir energía renovable (de noche o días sin sol), como se hace en países que fomentan el autoconsumo. Los pequeños productores para autoconsumo de electricidad, si están conectados a la red eléctrica, tendrán que soportar unos “gastos”, tanto si consumen energía como si la regalan a la red. Así, la gran industria de energía eléctrica podrá seguir beneficiándose del “monopolio” que explota en España, sin riesgo de que las renovables le disputen el mercado. 

La única excepción son los pequeños consumidores, con una potencia inferior a 10 kW, (para los que esta inversión no es rentable) y las instalaciones insulares (Baleares y Canarias, que si fueran autosuficientes supondría un gran ahorro en transporte de energía), a los que se les exime de estos costes.

La otra modalidad, la de las instalaciones de más de 100 kilovatios, podrán verter el exceso de energía de autoconsumo a la red y podrán venderla al precio horario que exista en ese momento. Pero, para ello, deberán previamente estar inscritas en un registro de productores de electricidad, para conocimiento de las compañías distribuidoras y garantizar, según el Ministro del ramo, la correcta utilización del sistema.

Los partidos de la oposición, las empresas de renovables, los consumidores, los ecologistas y los sindicatos critican esta regulación de las energías renovables por parte del Gobierno, por entender que no favorece el autoconsumo de energía y atender fundamentalmente los intereses de la industria energética convencional, además de menospreciar la protección del medioambiente amparando una energía eléctrica que se sigue produciendo casi en su totalidad a partir de materias fósiles (carbón, petróleo) o nuclear (residuos contaminantes, gran peligrosidad), con una dependencia del exterior cercana al 85 por ciento.
 
Si este nuevo Real Decreto de Autoconsumo representa la apuesta por un futuro limpio y sostenible en relación con las energías renovables, que venga dios y lo vea. Porque lo que consigue es un presente inmutable para las compañías eléctricas tradicionales, que seguirán controlando el sector e impidiendo que las renovables compitan en un mercado, el de la electricidad, prácticamente monopolizado. Más que energías renovables, el Decreto asegura energías inmutables.

sábado, 10 de octubre de 2015

En memoria de Andrea

En memoria de Andrea Lago, la niña gallega para la que sus padres tuvieron que suplicar y denunciar una muerte digna, y que ayer pudo al fin descansar y dejar de sufrir.

La muerte la acechó doce años,
instalada en la tristeza de sus ojos,
para arrancarle al fin la vida
dejando en un hospital los despojos
de una criatura sin niñez,
pasto de médicos y antojos
que intentaban conservar el aliento
de quien ya era presa del enojo
de una muerte obsesionada
con Andrea, la niña de mis abrojos.

jueves, 8 de octubre de 2015

Adiós Andrea, adiós


Surge otra vez el debate acerca de si se debe facilitar la muerte a una persona en estado terminal. Es un debate nunca abordado con afán de darle una solución definitiva en nuestro país, una solución necesariamente legal que evite que médicos o familiares acaben siendo acusados de un delito de inducción al suicidio. Se trata de un asunto complejo que, aparte de los aspectos penales, también contempla cuestiones morales para los familiares y deontológicos en los profesionales sanitarios. Ninguno de ellos quiere que nadie muera, pero inevitablemente la muerte es lo que aguarda a los pacientes refractarios a todo tratamiento y mantenidos en vida gracias a un soporte vital que alimenta y ventila un cuerpo que no reacciona y a un cerebro que, en el mejor de los casos, ya no es consciente de lo que le rodea ni controla apenas las funciones básicas del organismo.

Mediante alimentación enteral, respiración asistida y cobertura antibiótica contra las infecciones, estos enfermos pueden mantenerse, así, en un estado de vida prácticamente vegetativo hasta que una complicación afecta a un órgano vital y les causa la muerte. Son casos extremos en los que una enfermedad irreversible e incurable ha ido provocando un progresivo deterioro físico y psíquico del paciente y el agotamiento emocional en unos familiares que contemplan, en el límite de sus fuerzas, que ni la ciencia ni la medicina les ofrecen ninguna esperanza, salvo esperar un milagro ante un final anunciado y retardado. Es difícil ponerse en la piel de quien sufre esta situación, pero es comprensible que en ocasiones se solicite a los hospitales que no mantengan artificialmente con vida y dejen morir dignamente en paz, sin dolor ni sufrimiento, a pacientes en estado terminal que están sometidos a lo que parece una obstinación terapéutica.

Es el caso de la niña gallega de 12 años Andrea Lago, afectada por una enfermedad degenerativa e irreversible, cuyos padres reclaman para ella una muerte digna, encontrándose con la negativa de los facultativos del servicio de pediatría del hospital donde está ingresada, que se niegan a aplicar una limitación terapéutica, a pesar de las consideraciones del Comité de Ética Asistencial del centro, que recomiendan retirar la alimentación asistida. Los médicos sólo estaban dispuestos a aplicar medidas paliativas en caso de un mayor agravamiento de la enfermedad, cosa que finalmente hicieron cuando, ante la denuncia de los padres, un juez reclamó al hospital sendos informes sobre la situación actual de la niña, el tratamiento que se le está administrando y una copia del citado informe del comité de ética. Tras la intervención del juez, los facultativos accedieron a la limitación terapéutica para no alargar artificialmente la vida de Andrea.

Yo he visto padres abrazar a hijos agarrotados por la inmovilidad y ajenos del mundo por la inconsciencia de una enfermedad que les retarda el crecimiento y los conduce irremediablemente a la muerte, pero que se negaban a aceptar tal pronóstico. Estaban dispuestos a seguir cuidándolos cada día en el hospital aunque supusiera vivir entregados en cuerpo y alma a ello. También he contemplado cómo la desgraciada situación de niños en estado terminal ha servido para despertar la compasión y la atención de terceros hacia unos padres que exhiben su dolor de manera pública en las redes sociales. O adultos en fase terminal, cada vez más invadidos por sondas, catéteres y aparatos que alargan su agonía durante días y semanas. Son todas ellas situaciones extremas en las que las decisiones son difíciles de tomar, especialmente cuando afectan a niños que nos hacen recordar a nuestros propios hijos.

Preferir la muerte digna al mantenimiento de un soporte vital que alarga la situación y el sufrimiento de un paciente terminal, es una decisión comprometida. Debe venir precedida de una información exhaustiva por parte de los médicos sobre la situación en que se encuentra el paciente, el diagnóstico claro de su enfermedad y las expectativas que realmente existen, para que el paciente mismo, si está consciente, o sus familiares puedan decidir con criterio. La eutanasia o el suicidio asistido están prohibidos en España, no así los cuidados sintomáticos, la sedación paliativa y la limitación terapéutica. Pero persisten los cuestionamientos morales, tanto en pacientes/familiares como en sanitarios.

Y son esos cuestionamientos religiosos y morales los que impiden adoptar una decisión racional y objetiva. Hay pacientes y hay médicos que ponen en manos de Dios toda decisión tendente a facilitar una muerte digna, por lo que son reacios a adoptar medidas eutanásicas, aún cuando exista un testamento vital en el que quede registrado la expresa voluntad del paciente de no prolongar su agonía innecesariamente. Por parte de los sanitarios, como sucede en la práctica del aborto, son profesionales que anteponen sus creencias a la ciencia a la hora de obrar de manera profesional. Otros, en cambio, defienden el derecho de los enfermos a morir dignamente, sin sufrimiento, como el doctor Luis Montes, encausado y absuelto por practicar eutanasia en el conocido caso Leganés.

Si el paciente está en un estado en que no es competente para tomar decisiones, es la familia quien las adopta. La Ley General de Sanidad atribuye a los profesionales sanitarios la tarea de explicar a sus pacientes o familiares cuál es la situación en que se encuentran para que estos puedan decidir. Los padres de Andrea ya han tomado una decisión y prefieren que descanse de una vez a verla seguir sufriendo, consumiéndose en un estado lamentable de franco deterioro. Y lo piden como muestra suprema de amor por su hija, a la que la enfermedad, desde que nació, le ha hurtado todo futuro de vida. Alargarle la vida artificialmente, en su caso, es más un acto de crueldad que de compasión, cuando ninguna esperanza es capaz de ofrecerle la ciencia o la medicina. Ellos ya están preparados para decirle: adiós Andrea, adiós. A los demás nos corresponde respetar su decisión.

lunes, 5 de octubre de 2015

¿Qué pasa con Pemán?

Los jóvenes de hoy no es que no hayan leído a José María Pemán (Cádiz, 1897-1981), es que no saben siquiera quién es. Si acaso, algunos podrían referir haber escuchado ese nombre en boca de sus padres o de algún profesor de aquellos recalcitrantes en resaltar las “glorias” del bando victorioso de la Guerra Civil española. Otros, los menos -entre los que me encuentro-, recordarán haber leído artículos suyos en la “tercera” del diario ABC, el periódico de declarada adhesión monárquica y abigarrada lealtad al régimen que implantó una dictadura en España. A todos, en cualquier caso, les sorprenderá la pequeña trifulca que se ha montado en los últimos días a cuenta de este escritor que lleva 35 años enterrado en una tumba de la Catedral de Cádiz. Y se preguntarán, con razón, ¿qué pasa con Pemán?

Hay que decir que Pemán era un escritor andaluz que cultivaba la novela, la poesía y el teatro, además del ensayo y los artículos periodísticos, con estilo tradicionalista y siempre desde unas convicciones religiosas, católicas por supuesto, y monárquicas, de don Juan (abuelo del actual rey), también por supuesto. Era una pluma dotada para el ingenio y la “grasia” en comedias de ambiente andaluz, costumbristas y castizas, y abiertamente al servicio de la causa franquista, a la que exaltaba de manera épica y triunfalista. Se convirtió, así, en una de las figuras representativas de la intelectualidad afín al régimen dictatorial, con el que ideológicamente se alineaba, produciendo una prolífera y dilatada actividad literaria que comprendía todos los géneros. Antes de la guerra, había alcanzado un gran éxito con la obra El divino impaciente (1933), un drama histórico sobre la figura de San Francisco Javier. Más escandaloso resultó su Poema de la Bestia y el Ángel (1938), obra poética que algunos tachan sin ambages de “literatura fascista”, por su adhesión triunfal al régimen de Franco.

Tras la guerra, fue nombrado director de la Real Academia Española de la Lengua, cargo que cedió al poco tiempo. Más recientemente, obtuvo el reconocimiento de Caballero de la Orden del Toisón de Oro de manos del rey Juan Carlos I. Su fama y su ideología lo convirtieron en adalid de los sectores más reaccionarios de la derecha política y social española, que le rinde veneración. Un busto suyo, esculpido en bronce, presidía el vestíbulo del Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera, de donde ha sido retirado por acuerdo del Pleno del Ayuntamiento, con la intención de borrar nombres y símbolos del franquismo. Toda una afrenta para la “caverna”.

Y es en este contexto en el que una concejal de Izquierda Unida del Ayuntamiento jerezano, Ana Fernández de Cosa, vierte expresiones sobre el escritor, en el transcurso del Pleno que debatía la moción para la retirada del busto, que los herederos de Pemán consideraron injuriosas, por lo que presentan una demanda por calumnias. La edil comunista había afirmado que “José María Pemán y Pemartín era un fascista, un misógino y un asesino”, lo que causa gran revuelo en ámbitos no sólo políticos sino también culturales, de signo conservador, y contra la concejal, a la que exigen una rectificación en toda regla. Por su parte, los cinco hijos de Pemán presentan una demanda, previa a la formulación de querella, contra la edil jerezana por un supuesto delito de calumnias, que justifican en que los “descendientes del escritor no deben ni pueden resignarse a la calumnia, la afrenta, el denuesto y a la palabra torcida (…) de quien ya no puede defenderse”. Le piden a la edil que se retracte de la consideración de “asesino” imputada al escritor como condición para suspender la denuncia.

Los valores literarios y los juicios artísticos de José María Pemán no se ponen en cuestión, sino su significación política. Las palabras “gruesas” de la concejal subrayan la adscripción cómplice de Pemán a una dictadura que “asesinó” a miles de españoles, todavía esparcidos en fosas comunes por toda la geografía, y su alineamiento ideológico con un  régimen dictatorial y “misógino” que consideró a la mujer subordinada al hombre hasta para abrir una cuenta bancaria. El fascismo de ese régimen fue alabado por el escritor desde antes incluso de su implantación, cuando llamaba con vehemencia a la insurrección militar contra la legalidad de la República desde sus artículos en el citado diario madrileño. Un personaje totalmente identificado con un régimen sanguinario que trataba con misoginia a la mujer y actuaba de manera fascista, no puede evitar verse calificado con los mismos atributos políticos de la causa que defiende y apoya. La historia juzga el pensamiento de un autor que no dudó en poner su pluma al servicio de una dictadura abyecta, totalitaria y violenta, por mucho que ganase una guerra fraticida. Y en virtud de decisiones democráticas, que persiguen la recuperación histórica y la erradicación de cualquier apología del sectarismo, la violencia y la dictadura –como fue el franquismo-, no deberían producirse discusiones por el traslado de José María Pemán a los libros de historia y literatura.

Porque reubicar a Pemán en la literatura, donde lo podrán continuar venerando sus seguidores y lectores, y retirar los símbolos que homenajean a través de sus más fervientes lacayos a la guerra civil y la dictadura, es un acto de higiene política y democrática necesidad. Los méritos que reunió Pemán para presidir teatros y subirse a los pedestales de la gloria en mármol y bronce son más ideológicos que literarios, pues artistas como él, que cultivaron la literatura de manera brillante, fueron represaliados con el olvido o perdieron la vida por defender la legalidad de la República y mantener un compromiso por la libertad, la democracia y los humildes. Ningún busto de Federico García Lorca o Miguel Hernández, con idéntica o más elevada calidad literaria, recibe a los espectadores en un teatro español, simplemente por tener la desgracia de pertenecer al bando derrotado en la Guerra Civil. Es de justicia que ahora, cuando disfrutamos de democracia y libertad, se eliminen los “homenajes” y símbolos apologéticos del sectarismo y la sinrazón para sustituirlos por los que instan a la concordia, la paz y la igualdad. Valores que José María Pemán no representaba, por muy “gracioso” que fuera en sus comedias o filosófico con su Séneca.

domingo, 4 de octubre de 2015

Felicidad y atardeceres


Foto. Elena Guerrero
Casar a los hijos es una esperanza que los padres alimentan con el deseo de que accedan a una felicidad que tradicionalmente se consigue en pareja y creando una familia. Ello no significa que personas solas, solteras, no puedan ser felices. Conservar la soltería por decisión voluntaria es, a veces, el camino que conduce a ella. Pero lo común es compartir con otro/otra un proyecto de vida que aporta satisfacciones que se asemejan extraordinariamente a la felicidad, si no se confunden con ella. Por ello, el enlace matrimonial de un hijo culmina la larga crianza de unos padres volcados en “lo mejor” para él, como si una boda representara el certificado de plena adultez y autonomía, la puerta por la que se accede a circular por la vida por sí solo, bajo la propia y recién entrenada responsabilidad.

Todos estos sentimientos se agolpan en la garganta de unos padres cuando asisten a las bodas de sus hijos. Y fue lo que pasó ayer, precisamente. Acostumbrados en estos tiempos a que hijos sobreprotegidos decidan regresar a casa de sus padres tras un breve período de convivencia en pareja, abrumados por la responsabilidad, causa legítimo orgullo que una hija, al cabo de unos años de vida en pareja, decida hacer el camino inverso de formalizar su matrimonio, convencida de que su felicidad nace del amor que siente por su marido y de las niñas fruto del mismo. Fue un acto de confirmación, con el formalismo oficial, de una relación que subrayaba así la firme voluntad de permanecer unida y fortalecerse. Una boda civil de hijos, ya convertidos en padres, que asumen la responsabilidad de seguir compartiendo sus vidas, dando testimonio a la sociedad de ese compromiso de amor. Pero saber lo que se hace no evita las emociones. Y estas se agolparon en los contrayentes, sus familias y los amigos, enlazando a todos con lágrimas de emoción y alegría. Es lo que sucede en las bodas: por muy preparado que vayas, se te quiebra la voz. Que la felicidad, como los atardeceres, siempre culmine cada día de vuestras vidas, hijos.

viernes, 2 de octubre de 2015

Agua en Marte

Imagen coloreada de surcos de agua en Marte.
Los terrícolas, habitantes de un mundo cuya superficie está compuesta en sus dos terceras partes por agua, andan alborotados porque han hallado rastros de la existencia de ese líquido en el vecino planeta de Marte, primer y hasta la fecha único objetivo ante una hipotética necesidad de emigrar de la Tierra cuando las condiciones ambientales o la avaricia de los humanos la hagan inhabitable. Tras la Luna, nuestro satélite natural que nos alumbra por las noches, Marte es el cuerpo celeste que más miradas ha atraído desde la Tierra y con el que soñamos la posibilidad de encontrar, incluso, marcianitos verdes de cuyas intenciones desconfiaríamos eternamente. Avistar con rudimentarios telescopios lo que parecían canales sobre la superficie marciana dio pábulo, desde hace siglos, a todas las especulaciones acerca de vida en Marte. Ya modernamente, gracias a los adelantos de la ciencia y la tecnología, rusos y norteamericanos se dedicaron a estudiar con sondas automáticas el planeta. Así, las naves Mariner volaron cada vez más cerca hasta situarse en órbita del mismo tomando imágenes cuando las tormentas de arena lo permitían. Más tarde, los vehículos del programa Viking lograron aterrizar y enviar las primeras imágenes históricas desde la superficie de Marte, mostrando un paisaje pedregoso y árido, cubierto de polvo. Por último, vehículos robots han podido recorrer llanuras y cráteres de Marte (los Pathfinder, Spirit y Opportunity) tomando muestras del suelo, mediciones atmosféricas y buscando obsesivamente evidencias científicas sobre la existencia de agua en el planeta.

Ya se sabía, gracias a las imágenes de hielo sobre los casquetes polares, que aquel lugar rojizo podría albergar agua en estado sólido y que, de un pasado remoto, podrían encontrarse reminiscencias de agua líquida en lugares donde llegaría acumularse dando lugar a lagos y ríos hoy desaparecidos. Todas las misiones allí enviadas han estado buscando esos rastros de agua en un planeta más o menos próximo y el más semejante al nuestro. Han sido varias las ocasiones en que los científicos han anunciado el descubrimiento de visos de agua en Marte, bien porque han confirmado la existencia de elementos geológicos cuya formación requiere de agua, o bien porque en su atmósfera, ahora poco densa, existen las moléculas para formarla en estado gaseoso. Pero de ahí a encontrarla en estado líquido sobre su superficie dista un abismo.

Casquete con hielo en el polo norte marciano.
Y eso es, precisamente, lo que acaba de comunicar la NASA en su último anuncio. Al parecer, imágenes obtenidas con espectómetros, que trabajan en 544 canales distintos del visible al infrarrojo, han descubierto, observando la superficie del planeta desde órbita, que los surcos que se forman en la pendiente de algunos cráteres han sido formados por agua líquida con alta concentración de sales. Y que es justamente esa riqueza en sales lo que permite que el agua no se congele tan rápidamente y pueda fluir en algunos momentos sobre la superficie del planeta, aunque nunca de manera permanente. El origen de ese agua es todavía un misterio, pues no parece probable que proceda del hielo subterráneo o de acuíferos ubicados en las cimas de montañas y cráteres. Tampoco que sea suministrada por una atmósfera que es sumamente tenue. Lo que parece evidente es que en Marte se da un ciclo del agua que provoca esas marcas y que instrumentos más precisos y complejos confirman que son causados por la presencia de agua líquida.

Es decir, el planeta rojo sigue despertando la fascinación de los terrícolas por cuanto cada descubrimiento genera nuevos misterios aún más fascinantes. Poco a poco se van confirmando las sospechas de un pasado en el que albergó condiciones compatibles con la vida, tal como la conocemos, y que parece probable que aún reúna posibilidades para su investigación y exploración “in situ”. Entre otros motivos, porque hay agua en Marte.