martes, 24 de noviembre de 2009

Gregorio Verdugo, un bloguero

No sé si se trata de un amigo, aunque yo así lo considero. Supongo que mi concepto de la amistad es un tanto particular. A lo largo de mi vida he tenido pocos amigos que reúnan esa condición. El resto de personas son conocidos, más o menos cercanos, compañeros de trabajo, de afición, de rutinas. Pero amigos, amigos, de los que entran en ese rinconcito recóndito más próximo a los sentimientos que a la razón, sólo dos o tres. La mayoría de ellos vienen de antiguo, de cuando exiges menos y compartes más, curiosamente cuando no tienes nada que dar y mucho que recibir. Pero das lo que tienes, tu entrega desinteresada y el afecto, que te devuelven con una ganancia exponencial. Son gente que te acompañan a lo largo de la vida y figuran como testigos en los acontecimientos más relevantes de la misma. No necesitan compartir tus gustos, pero coinciden contigo en supeditar lo que nos une a lo que nos separa. Algunos se han ido definitivamente, por la premura asesina de esa sombra que jamás nos deja. Otros surgen de improviso, en el trance inesperado. Como Gregorio.
Jamás he tomado una copa con él ni respirado juntos el aire de la calle. Ignoro su peripecia humana y los secretos que guarda. Sólo conozco su figura quijotesca y la ambición que persigue y que nos hace compartir un aula. Lo creía un romántico más de los sueños pero resulta que los atrapa con su pluma y los encarcela en un blog. Allí desnuda su pensamiento y exhibe su talento con la etiqueta espirituosa que da beberse la vida saboreando cada trago. Ejerce lo que estudia sin necesitar el certificado, apasionado de su afición para convertirla en el oficio al que le dedicaría el resto de las horas de su vida. Yo no sabía lo que era un blog. También me creía un extraño. Ahora tengo un amigo que leo cada día y saludo bajo anonimato, queriendo emularlo, en la seguridad de que me reconoce. Me hace recordar mis viejos tiempos de whiskey, charlas y utopías de quienes íbamos a transformar el mundo en un espacio de justicia y libertad. Jack Daniels Blog es demasiado cercano como para no incorporarlo en aquel escondrijo de las querencias: periodismo, alcohol, nombre, canas, amistad. Gregorio Verdugo, un abrazo.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Grasa humana

Yo creía que ya nada del mundo me sorprendería. Me consideraba vacunado ante cualquier atrocidad que el hombre pudiera cometer porque ya las había ensayado todas. Los totalitarismos del siglo pasado apenas dejaron resquicio para alguna infamia nueva. Ni siquiera el tráfico de órganos, extirpados a desgraciados del tercer mundo para saciar el ansia de inmortalidad de los pudientes, despierta ya la más mínima culpa. No entra en la agenda de nuestras preocupaciones (éticas, al menos) y, por lo tanto, no existe. Niños en armas, hambre, sed y aniquilación, señores de la guerra jugando a piratas, colonias abandonadas a su derecho de autodeterminación tras ser escrupulosamente esquilmadas, pueblos enteros sucumbiendo a enfermadades por imperativos de la patente, continentes materialmente huyendo en pateras, emigración y "turismo" para lucro de mafias, proxenetas y economías sumergidas, conflictos geoestratégicos del imperialismo, terrorismos de todo color, fanatismos varios, etc. Para quien siga la huella del ser humano, ninguna barbarie podría asombrarle. Capaz de elevarse a las más altas cimas espirituales, no renunciaba a la exploración de las oscuras simas de la degeneración y la crueldad. Nada le estaba vetado. Todo estaba ya experimentado. Eso creía yo, hasta ayer. Todavía podemos sorprendernos con nuevas atrocidades. Nada se escapa al negocio. Ni la grasa humana. Una red asesinaba a campesinos de un país sudamericano para extraerles la grase del cuerpo y venderla a Europa donde, naturalmente, ni analizábamos ni prenguntábamos la procedencia de una materia útil para la fabricación de lubricantes y ungüentos. Campos de exterminio, mercancía humana, ¿dejará el hombre alguna vez de avergonzarnos?

viernes, 20 de noviembre de 2009

Otoño vago

Al fin asoma el otoño, vago por la pereza de un verano a las despedidas. Amanece la neblina arropando al día bajo la húmeda acaricia blanquecina. La luz se torna tenue, sorprendida por las gotitas que pretenden regar el aire. La primera brisa del frío, sonriendo alborotada, se escabulle por entre las ramas inquietas. Las hojas la persiguen en un baile dulce como un beso. El calor apaga su luminosidad deslumbrante para que los grises y ocres garabateen el paisaje. Las nubes comienzan a romper la monotonía celeste de un cielo ahora diverso. Pronto las chimeneas mandarán mensajes al viento para que los pájaros salten sobre los olores. La tierra sedienta huele el amor y lo atrapa para fertilizarlo en su vientre. Mis ojos refulgen de nuevo y la piel se eriza al sentirlo. Llega el otoño.

viernes, 13 de noviembre de 2009

El eterno retorno

La historia se repite a sí misma, vuelve a reescribir sus torcidos renglones y a tropezar mil veces en la misma piedra. Apenas avanzamos un paso cuando retrocedemos tres. Al menos, en algunos asuntos, que se incrustan en ella y perviven para, cuando aprecian debilidad, volver a las andadas. Como la religión. Su resistencia es tenaz para dejar de imponer siglos de intolerancia y rancia tutela "moral", no sólo sobre sus feligreses, sino sobre el conjunto de la sociedad. Su reino, como pregonan, no será de este mundo, pero lo custodian con un abrazo asfixiante. La menos democrática de las organizaciones humanas, a pesar de sus aspiraciones divinas, se permite no sólo aconsejar, sino amenazar sobre decisiones ciudadanas adoptadas en el Parlamento, sede de la soberanía nacional. A ella, que nadie la elige, pone en duda los acuerdos decididos por los representantes que elegimos todos. Basada simplemente en creencias (respetables a nivel individual), discute y no tiene reparos en oponerse a avances científicos y culturales. Y lo hace, no por considerarse en posesión de la verdad absoluta (que sería risible), sino para mantener un poder "terrenal" que la razón le niega. No hay nobleza en sus intenciones, sino defensa de privilegios inconcebibles en una sociedad civil y moderna. La descarada lucha de la religión católica en España contra la ley del aborto, como si fuera el único país que regula tal materia en el mundo, causaría sonrojo si no constituyera una intromisión intolerable, de consecuencias criminales, en los asuntos públicos. En vez de limitarse a sermonear a sus fieles en los templos, se arroga la facultad de lanzar anatemas contra los que favorezcan dicha ley, como solía cuando quemaba herejes. Añorante de otros tiempos, prefiere un rebaño ignorante que se deje guiar que el formado por personas que deciden por criterios propios y razonables. La iglesia católica vuelve a mostrar su rostro inquisitorial e intolerante, a descubrir su verdadera faz. El eterno retorno de la religión. ¿Hasta cuándo?

martes, 10 de noviembre de 2009

El muro de mi cabeza

La actualidad la imponen los medios de comunicación. Ellos nos ponen en bandeja los temas que vamos a comentar cual personas informadas. Incluso asumimos sus valoraciones como si fueran criterios propios. Y así, a cada rato, hablamos de una cosa y de la otra, según el periódico que leamos, la tele que veamos o la radio que escuchemos.

Ahora está momentáneamente "dormido" el caso Gürtel porque el foco está dirigido al atunero Alakrana, secuestrado por unos piratas de Somalia. Y ayer, aunque no quisieras, el asunto en exclusiva era el aniversario de la caida del muro de Berlín, suceso en el que todos aparecen como triunfadores ejecutores del derribo, hasta el presidente de Rusia, país que engendró la ideología totalitaria que sustentaron quienes lo construyeron. Y servido el tema, todos nos posicionamos a comentarla como si fuera algo surgido de nuestra preocupación personal. No nos movemos para socorrer al mendigo de la esquina, del que desconfiamos como si fuera un apestado, pero hacemos alardes discursivos sobre la vergüenza de los muros que todavía dividen la dignidad del hombre y clamamos contra su existencia. Incluso en los blogs, como éste y en este caso, tan personales y ajenos, en principio, a la agenda de los medios, seguimos como corderitos el tintineo del cencerro de la "actualidad" que nos sirven para degustarla en rebaño. Ello no es malo ni bueno si eres consciente del juego, pero a mi, personalmente, me solivianta porque ayer estaba harto de tanto muro en... mi cabeza. No me dejaba pensar.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Carril bici vs peatones y coches

La mejor intención puede verse perjudicada por el modo de materializarla. Nadie discute, a estas alturas, la necesidad de alternativas sostenibles ni en los transportes ni en ningún otro consumo energético. Todos estamos de acuerdo en preservar el mundo y sus recursos para las generaciones venideras. Son hermosas y verídicas palabras que cualquiera asume. De ahí que, en principio, la implantación de un carril bici como alternativa al uso del coche sea una medida aceptada por la mayoría de la población. Pero su imposición en contra del vehículo a motor y del propio peatón provoca el rechazo incluso de quienes favorece la medida. Por varias razones: primera, la prioridad de las aceras es siempre para el viandante, nunca para un vehículo de tracción humana, como la bicicleta, pero vehículo al fin. Se ha de reservar espacios para ambos, si se quiere, pero sin recortar los de las personas en torno a las cuales gira cualquier modelo social. Hay zonas donde el carril bici absorbe todo el espacio peatonal, dando lugar a puntos negros donde el peligro de atropellos es real y constante. Y segunda, el coche tampoco es una adquisición ilegal que deba ser eliminada de nuestras calles. Su uso es tan legítimo, o más, que la bicicleta. Borrar filas enteras de aparcamiento en calles donde los vecinos dejaban su coche es un atropello a quien paga el impuesto de circulación correspondiente. Si utilizar el coche contamina y tenerlo aparcado es imposible por la necesidad de un carril bici, prohíbase la industria del automóvil y persígase su tenencia. Así, al menos, nos ahorraríamos el gasto de su compra, nada barato por cierto, y los de su mantenimiento y del combustible. Empujar su presencia fuera de nuestras calles, por un prurito ecologista mal orientado, es una medida que se volverá en contra de quienes han confundido al enemigo, que no es el ciudadano. La mayoría de los que usan la bicicleta tienen que dejar aparcado el coche y no cuentan con un garaje para ello. Pienso que no es un problema de ingeniería urbana diseñar carriles bicis respetando el derecho de todos, peatones, automovilistas y ciclistas. Y dictar normas para la correcta armonización de todos ellos cuando se hallen enfrentados. Confío que no haya que llegar a una desobediencia civil y dejar de pagar impuestos -municipales, se entiende- para exigir el respeto de todos los derechos, sobre todo del que los paga.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Ciencia y poesía

Drogado de analgésicos fui a Osuna con la tertulia Cuadernos de Roldán para la presentación del librito nº 66 de su colección de poesía y pintura. El día amagó, como mi muela, con fastidiar la jornada pero no pudo con la voluntad de quienes estábamos decididos a compartir unas horas de versos, camaradería, museos y gastronomía. Y como en ocasiones pasadas, las expectativas fueron satisfechas colmadamente. El sol hizo relucir el acto y los paseos por la ciudad ducal y mi flemón me dieron una tregua que me permitió, incluso, participar en el coloquio. En la capilla de la Universidad de Osuna se celebró la presentación del nuevo volumen que, bajo el título Ciencia y poesía, contaba con la siguiente presentación: "A todos los que dedican su tiempo a seducir la ignorancia de los demás, y también la propia".
Y entre los poemas que aunaban ambas formas de conocimiento, esta queja:

EL TEOREMA DE GARCIA
Galileo, Arquímedes, Pitágoras,
Einstein, Franklin, Marconi o Anaxágoras...,
vidas que se han gastado en buena gana
mejorando la condición humana.
Pero yo quiero nombres conocidos.
¿La ciencia no tiene mis apellidos?
¿No sería magnífico que hubiera
una ley de un ibérico cualquiera?
¡Logaritmos de López o de Hernández,
postulados de Márquez o de Fernández!
Y... ¿qué honra española no sería
si existiera el Teorema de García?
Pero no sueñes más, que no es viable
ver nombres tuyos en la ciencia amable.
Aquí sólo destacan el corrupto
o el de algún balompédico exabrupto;
aqui sólo hay memoria del que mata
o del que descomulga a una beata.
Inviables científicos hispanos
olvidad vuestros celos ciuadadanos,
relegad a ese reino incombustible
del sueño que ya no será posible
vuestra sed insaciada de saber,
vuestra ciencia, que nunca llegó a ser.

Francisco Núñez Roldán


Expandir el alma reconforma precisamente cuando, en épocas como ésta, se cuestionan todas las certidumbres que no resultan tan sólidas. La crisis (económica, de valores, etc.) genera nuevos modelos de interpretar el mundo y resitúa nuestra posición en él. Nunca hubo mejor oportunidad para la poesía, ese misterio hermoso que se halla en el afán del hombre por conocer lo intangible e insondable. Ciencia y poesía, dos patas de la conjetura.


El flemón de Osuna

Una muela, que ya viene avisándome hace tiempo, me ha dado la noche punzándome con un dolor que recorre la encía. Con cada latido de mi rebeldía incrementaba su intensidad. Me obligó a levantarme en varias ocasiones para atiborrarme de química hasta conseguír calmarlo y quedarme, al fin, dormido. Soñé entonces que el coche de mi mujer había tenido un siniestro mientras estaba aparcado en la calle. Cosas de sueños, inquiero los datos a un jóven cercano que se hallaba junto a su vehículo y asumiendo su responsabilidad me los facilita sin remilgos. Mientras rellenábamos el parte, una chica preguntaba si me habían retirado el carnet. Ante mis evasivas, me mostró un documento borroso obtenido por internet por el que me denunciaban y quitaban la licencia. Me debatía en protestas al tiempo que comenzaba a angustiarme. No entendía la relación de una cosa con la otra cuando, incluso sin carnet, era el coche aparcado de mi mujer el embestido por el contrario. Una furia fue poderándose de mí y estaba a punto de estallar cuando... me desperté. El flemón ya era algo evidente y amenazaba también con amargarme el día. A pesar de las protestas del estómago, me tomé otro ibuprofeno y me dispuse a ir a Osuna donde Cuadernos de Roldán iba a buscar lo que la ciencia tiene de poesía o la poesía de ciencia. Era la presentación de su librito número 66, "Ciencia y Poesía", que no habría dolor en el mundo que me hiciera perder. Me llevé un par de pastillas, por si acaso.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Los bucaneros no cesan

Vuelven a la carga los piratas del Indico, los de la política, los de las finanzas. Estamos a merced de la piratería más despiadada que se haya conocido en los mares del mundo, donde todo se convierte en objetivo de su codicia. Unos te roban, otros te manipulan y los demás te chantajean. No existe puerto seguro que te abrigue de sus ataques, ni flota que pueda hacerle frente. Tampoco se someten a moral alguna salvo la que guía su propia voluntad para disponer a su antojo, sin respeto a nada ni a nadie. Pueden secuestrar, amedentrar, engañar, mentir, abusar, requisar, robar, insultar, humillar, pisotear, saquear, violar, defraudar, vigilar, incumplir, ignorar, desvalijar y hasta matar sin temor a ninguna autoridad. Es más, convierten en autoridad su desfachatez y su falta de verguenza. Toda libertad es suya sin más ley que la de saciar su insaciable apetito. Los pueblos son su botín con el que atesoran sus tesoros. Cubren sus ojos putrefactos de corrupción con un parche de eufemismos. No hay escapatoria posible. Nos tienen rodeados.

El verbo de la carne

El lenguaje es lo que nos hace humanos. Un hombre "sin palabra" no es un hombre, apunta en algún lugar Gómez Pin*. Esta facultad hace que nos elevemos sobre nuestra animalidad hacia un estadio superior donde es posible la comprensión del mundo y su modificación, nos permite escapar de las ataduras de la naturaleza. Sin lenguaje podríamos vivir, pero desconoceríamos la poesía y la ciencia. Sirve de instrumento para el deseo de conocer, esa inagotable propensión del hombre a la curiosidad y a explicar las cosas. Posibilita aquella relación única que ha acompañado a la humanidad desde las conversaciones en torno al fuego en las cavernas hasta los cuentos susurrados junto a la almohada. Es el molde en que se forja el ser humano. El lenguaje no se subordina a la vida, aunque parta de ella (la carne se hace verbo), sino que la subvierte para transformar el instinto de conservar la vida en tendencia a conservarla impregnada de palabra (el verbo se hace carne). Nos hace conscientes como seres vivientes pero nos permite sentir que la finitud material no es lo único que cuenta, permitiéndonos trascenderla con la belleza de la catedral de Chartres y los cantos de Neruda, las sinfonías de Bethoveen o los lienzos de Velázquez. El lenguaje nos singulariza como humanos dotados de razón. Una terrible herramienta que depende del uso que hagamos de ella.

*"Filosofía, interrogaciones que a todos conciernen", de Víctor Gómez Pin. Editorial Espasa Calpe, 2008. Madrid.

martes, 3 de noviembre de 2009

El cáncer de la corrupción

Vuelve la política a imponer su actualidad, o mejor dicho, vuelve el cáncer de la corrupción, que va extendiéndose en el cuerpo de la política, a aflorar en los medios de comunicación marcando la agenda de la actualidad. Aparecen como setas los casos de robo (porque en definitiva no es más que eso, robar) en muchos ayuntamientos del país, sin distinción del color político que los gobierna. Meten mano gente de la derecha y de la izquierda, coincidentes en la ideología del provecho propio en perjuicio del bien común. Sin embargo, lo más grave del asunto no es el dinero robado, por mucho que sea su cantidad (que es muchísimo), sino la imagen que van trasladando a la opinión pública sobre la inmoralidad de la política, donde todos se aprovechan en cuanto pueden, ocultando la verdadera realidad de miles de cargos y servidores políticos que ejercen su trabajo con lealtad y honradez, y que no sólo no desvían ni un céntimo, sino que muchas veces pierden dinero y tiempo (que restan a sus familias) para desvivirse por la "cosa pública". Algún interés debe haber para que, tras décadas de convivencia democrática en la que se han sucedido gobiernos conservadores y progresistas, a ninguno le haya interesado adoptar las medidas necesarias para reducir este problema a su dimensión individual de delincuencia vulgar, ajena a partidos y políticos. Y todos sabemos qué medidas son esas.