martes, 10 de noviembre de 2009

El muro de mi cabeza

La actualidad la imponen los medios de comunicación. Ellos nos ponen en bandeja los temas que vamos a comentar cual personas informadas. Incluso asumimos sus valoraciones como si fueran criterios propios. Y así, a cada rato, hablamos de una cosa y de la otra, según el periódico que leamos, la tele que veamos o la radio que escuchemos.

Ahora está momentáneamente "dormido" el caso Gürtel porque el foco está dirigido al atunero Alakrana, secuestrado por unos piratas de Somalia. Y ayer, aunque no quisieras, el asunto en exclusiva era el aniversario de la caida del muro de Berlín, suceso en el que todos aparecen como triunfadores ejecutores del derribo, hasta el presidente de Rusia, país que engendró la ideología totalitaria que sustentaron quienes lo construyeron. Y servido el tema, todos nos posicionamos a comentarla como si fuera algo surgido de nuestra preocupación personal. No nos movemos para socorrer al mendigo de la esquina, del que desconfiamos como si fuera un apestado, pero hacemos alardes discursivos sobre la vergüenza de los muros que todavía dividen la dignidad del hombre y clamamos contra su existencia. Incluso en los blogs, como éste y en este caso, tan personales y ajenos, en principio, a la agenda de los medios, seguimos como corderitos el tintineo del cencerro de la "actualidad" que nos sirven para degustarla en rebaño. Ello no es malo ni bueno si eres consciente del juego, pero a mi, personalmente, me solivianta porque ayer estaba harto de tanto muro en... mi cabeza. No me dejaba pensar.

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