lunes, 29 de marzo de 2010

Claves de comprensión

Hace pocos días leí la reseña de una revista de cultura y pensamiento que ha conseguido sobrevivir, desde su creación en el año 1990, a la batalla por un hueco en los kioscos entre las grandes protagonistas del corazón y el cotilleo. No es un triunfo menor en los momentos actuales, en los que se valora más el éxito que el prestigio, lo fácil antes que el esfuerzo. Está dirigida por dos conocidos autores españoles y en ella han colaborado las firmas más relevantes del pensamiento, la filosofía, la crítica política y la cultura de nuestro país en la actualidad.

Echo de menos revistas así. Aunque ya no soy un gran lector de publicaciones de este tipo, la añoranza tal vez proceda de una época en que era adicto a las revistas de información general, como se llamaban entonces, que mensual o semanalmente compraba con una avidez propia de un fanático. Una "afición" que nació de las revistas médicas que recibía mi padre periódicamente en casa. Cambio16, Triunfo o Cuadernos para el Diálogo estuvieron muchos años alimentando ese fervor por saber qué pasaba en la vida política, social y cultural de aquellos años en España, aunque a veces vinieran mutiladas o fueran secuestradas a causa de alguna prohibición que el régimen imponía sin rubor alguno. Incluso las de humor, como La Codorniz, Por favor o Hermano Lobo, tuvieron que enfrentarse a la censura con una imaginación sutil para abordar temas serios por la tangente de la entrelínea. En ellas descubrí a escritores que colaboraron en unas y otras y que formaron parte de mi bagaje cultural. Entre lecturas y viñetas, aquellas revistas contribuyeron a forjar en la gente la esperanza de un futuro de libertades y justicia que más tarde la transición hizo posible.

Ya apenas leo revistas de ese tipo, al menos con la antigua asiduidad.Considero que es un error pensar que ya no son necesarias. La opinión de los expertos y especialistas siempre ayudan a adoptar decisiones, precisamente cuando el mundo se ha hecho mucho más complejo y la política ha descendido al nivel del fango. Veinte años informando de ideas, libros y cultura es para congratularse y felicitar a la revista que hereda aquel espíritu de claridad. Son Claves para entender lo que pasa y para cargarnos de razones para la esperanza.

sábado, 27 de marzo de 2010

Miopes

Para quien usa gafas desde los cinco años –según me contaron mis padres aunque yo creía que había nacido con ellas-, el mundo no es tan claro. La miopía difumina los contornos. Lo que algunos distinguen con una nitidez indiscutible, para ti es un bulto borroso en el que se mezclan los colores como en un cuadro abstracto. Imaginas lo que intentas ver y te acostumbras a una realidad interpretada por tus ojos. Incluso adivinas aspectos de lo real que los demás no perciben.

Lo mismo sucede, al parecer, con los demás sentidos. Hay gente que no oye las voces de angustia de personas que nos saludan en el ascensor, ni huelen la inquietud por los problemas que trata de ocultar el aroma con el que se perfuman. Estrechamos la mano y damos besos con la candidez de un cumplido sin palpar el miedo de una piel ante el futuro incierto, ante el extraño. Así, degustamos la vida en función de los sabores que nos la hacen apetecible. Son otros tipos de miopía.

Nos creemos objetivos a pesar de que todo lo valoramos desde nuestra subjetividad. Al nombrar las cosas ya estamos siendo parciales pues el lenguaje está compuesto de símbolos que no significan lo mismo para todo el mundo. Todos los malentendidos surgen por esta causa. Con todo, pontificamos de lo divino y lo humano y elaboramos sesudos ensayos para demostrar que el universo gira a nuestro alrededor y acata nuestras leyes, que somos el centro de la creación.

Yo creía que el ciego era yo.

viernes, 26 de marzo de 2010

Oda al ignorante

No me gusta entrar al trapo: es mi manera de ser. Soy reflexivo, lento e inseguro. Carezco de agilidad verbal y mental para las discusiones, y las evito. Excepto ayer. No pude reprimir, en un periodico digital de un compañero, responder con humor a un comentario zafio de un anónimo acerca de los poetas y su, según su opinión, inútil sensiblería, propia de mujeres de un salón de té. Quise intervenir en la refriega sin valorar que no compartir códigos ni campos de experiencia hacen ininteligible el mensaje. Recibí un rebuzno. Era algo esperable, pero despertó mi vena humorística para cerrar la discusión precisamente con unos versos dedicados a la osadía del ignorante. Le pido perdón.

Entre una flor y un eructo,
el Anónimo prefiere la pestilencia,
no vaya a ser que en el bar
lo traten como a una nena.

Se piensa más macho que nadie,
mejor que las hembras,
porque desprecia lo que ignora
como si fuera de Atapuerca.

Más gordos un burro los tiene
sin dejar de ser bestia,
ya que no es cuestión de pelotas,
sino de un poco de mollera.

domingo, 21 de marzo de 2010

Racismo y xenofobia

Hoy, 21 de marzo, se celebra el Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia para luchar contra cualquier forma de discriminación motivada por la raza o la procedencia de las personas. España debería ser un país especialmente concienciado contra este tipo de prejuicios por cuanto durante una época, hace relativamente pocos años, sus nacionales tuvieron necesidad de emigrar hacia Francia y Alemania, principalmente, en busca de unas condiciones económicas en las que el trabajo permitiera una vida digna. Un país de emigrantes que, aparte de ganarse el sustento, tuvo la oportunidad de conocer otros regímenes basados en la libertad y la democracia. Hijos de aquellos jornaleros son los que, más tarde en la historia, ayudaron a que, desaparecida la dictadura por muerte natural, se instaurara un Estado democrático en nuestro país.


El exilio fue el destino de cerca del 90 % de los intelectuales que huyeron de la “limpieza” que aplicaron los vencedores. El extranjero era la patria verdadera, la que te permite vivir, que acogió a los emigrantes y exiliados durante un periodo de años que parece que hemos olvidado. Ahora son otras víctimas las que llegan a nuestras fronteras en busca de mejores condiciones de vida. Al verlas deambular perdidas por nuestras ciudades, apartadas de una ilusión que la crisis económica ha volatizado, no dejo de recordar aquellos años de nuestro éxodo, cuando el español era el obrero barato y pobre de Europa. La acogida de un emigrante nunca es plena, pues en el mejor de los casos siempre echará a faltar su tierra y su familia.

Parece que nunca fuimos emigrantes. El lenguaje que utilizamos delata la ideología con la que está cargado. Llamamos “ilegales” a personas que jamás pueden serlo, y asociamos su condición a una delincuencia que nace de nuestras fobias. Pudiera ser, tal vez, fruto de un inconsciente complejo surgido de aquel pasado que queremos sepultar en el olvido, pero evidencia el rastro de un racismo y una xenofobia que el Día de hoy pretende combatir.

sábado, 20 de marzo de 2010

Niños violados por voluntad de Dios

Soy de los que opinan que la fe es un asunto personal. Todos somos libres para adscribir cualquier creencia. Rechazo, por igual motivo, la imposición de credos y cultos a quienes no los profesan. Es mi crítica a las religiones: creyéndose en posesión de la verdad, pretenden que todos comulguen con ellas y no toleran la discrepancia ni el valor prevalente de la razón y su producto, la ciencia. Si ya es grave que estas instituciones busquen escapar del control que mediante la ley está obligada toda actividad en sociedad, peor aún es que, habiendo cometido delitos y daños, los justifiquen con argumentos que ofenden a la inteligencia de las personas, sean creyentes o no.

Ante las acusaciones que se vienen sucediendo de abusos sexuales a menores protagonizados por sacerdotes de la Iglesia católica en distintos países del mundo, un cardenal español, Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y disciplina de los Sacramentos, título que ya de por sí mueve a la sonrisa, en vez de condenarlos por incumplir las propias reglas de la organización que representa y por las cuales está obligado a mostrar un mayor celo, se defiende arguyendo que tales denuncias “son ataques” que pretenden que “no se hable de Dios”. No comprende este doctor Honoris Causa por una universidad que él mismo fundó, que esos acusados de la iglesia no sólo han caído en la indisciplina de sus propios sacramentos, sino que han cometido un delito, tipificado en el código penal, de abusos sexuales a niños. Y antes que religiosos, los sacerdotes pederastas son ciudadanos sometidos a las leyes de un Estado de Derecho que puede y debe juzgarlos. Eludir la responsabilidad de tales actos afirmando que “nosotros estamos asentados sobre la cruz de Jesucristo, que siempre es salvación y victoria”, es hacer creer que los niños fueron violados por voluntad de Dios.

Así, no me extraña que la Conferencia Episcopal española esté tan interesada en que la educación laica no prospere en nuestro país y desconfíe de medidas legislativas que, como el aborto, matrimonio homosexual, educación para la ciudadanía y otras, puedan suponer que determinadas conductas escapen de su tutela. Temen abiertamente que por esa vía no sólo se reconozcan derechos, sino que se despierten conciencias que perciban con claridad el fanatismo y la impunidad que descaradamente abogan.

jueves, 18 de marzo de 2010

Elogio del periodista

"El panorama internacional proyecta una sombra inquietante: cierre de medios, reducciones de plantillas, migración de anunciantes a la web, predicciones apocalípticas de que el periodismo escrito tiene sus días contados... La eliminación de la prensa escrita, ¿acarreará la desaparición del periodismo y de los periodistas, al menos, como se les ha conocido hasta ahora? Se equivocan quienes creen que el periodismo en la red puede prescindir de la formación, el código deontológico, el estatuto de redacción, la ética o la vergüenza torera. Con sus miserias y el pesado lastre de sus otras tres pes domésticas -paro, precariedad y presiones-, el periodismo, donde el éxito es siempre efímero y la reputación profesional discurre al borde del precipicio, cumple una función imprescindible. Según eso, el problema no estaría entre el nuevo y viejo periodismo, sino entre el bueno y el malo, en la urgencia de restablecer la relación perdida con el público. Asi que, asfixiados y desconcertados, pero no acabados, todavía. Se busca información rigurosa y honesta de lo que pasa en la calle; o sea: la receta clásica del periodismo."

José Luis Barbería. El País, 18/03/10.

Todavía, un periodista honesto es un profesional imprescindible para que nos relate lo que sucede en la realidad, independientemente de la evolución técnica del periódico como soporte. Y un lector que sepa valorarlo, también.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Tutela legal de la solidaridad (y 2)

La donación de órganos y tejidos en España está sustentada en la solidaridad altruista de los donantes. La decisión de hacer descansar la obtención de estos productos en un acto de generosidad y voluntariedad de las personas es una apuesta arriesgada, pero acertada. Es el único método que a lo largo de la historia ha demostrado la satisfacción duradera de esta problemática sanitaria, cual es la necesidad de recibir una donación para tratar una enfermedad, que afecta a toda la sociedad. Y para garantizar que así sea, una ley impide taxativamente cualquier incentivo económico que fomente las donaciones, que sólo serán posible si son fruto de un acto voluntario, desinteresado y anónimo. ¿Qué se persigue con ello? En primer lugar, alejar de la actividad comercial a la donación, para que no se halle sometida a la ley de la oferta y la demanda y, por consiguiente, mediatizada por intereses mercantilistas. De esta manera, promoviendo la solidaridad de las personas, fomentando conductas basadas en el altruismo y en un alto sentido cívico, podrán conseguirse donaciones de órganos y tejidos permanentes en el tiempo. ¿Por un afán de ahorro económico? Posiblemente, no. Posiblemente resulte mucho más costoso el mantenimiento de estrcturas de donación y de campañas para la concienciación de la población que pagar un precio por cada donación.

Es acertado el sistema de donación basado en la solidaridad porque permite solucionar el problema de forma duradera y, además, ofrece una mayor seguridad. Al no depender de situaciones económicas en los donantes, éstos continúan donando por responsabilidad cívica, convencidos de la necesidad social de su contribución. No abandonan en cuanto superan las precariedades económicas que podrían impulsarlos a "vender" su donación, a donar a cambio de una prestación material. Y al ser un acto voluntario, acuden cuando reunen las exigencias médico-legales que regulan la donación. Es decir, el sistema solidario garantiza la seguridad tanto al propio donante como al receptor, además de facilitar una respuesta satisfactoria a este problema de forma estable y permanente. La ley, en España, prohibe la donación remunerada, con lo que se cercena toda posibilidad de tráfico mercantil de órganos y tejidos. Tutela la solidaridad.

Es un sistema justo y equitativo pues está disponible para cualquier ciudadano que lo precise, en cualquier hospital del país. Es posible que no pueda cubrir todas las necesidades que surjan, en función de la escasez de donaciones. Pero en tal caso, la responsabilidad recae en los ciudadanos, cuya participación es fundamental. Eludirla por capacidad económica no sólo es injusto, sino tremendamente egoista. Y por lo que se ve, no tan seguro.

martes, 16 de marzo de 2010

Tráfico de órganos (1)

La atención sanitaria que se presta en España es afortunadamente de las más completas del mundo, cuyo coste corre a cuenta de los Presupuestos del Estado, es decir, la financian los ciudadanos con sus impuestos. Posiblemente podría ser mejorable, pero dudo de que pueda ser más justa y equitativa. Atiende por igual a cualquier persona, independientemente de su nivel económico y estrato social, ya que su cobertura es prácticamente universal. Salvo excepciones, la cualificación de sus profesionales es alta y las instalaciones están al día en cuanto a confortabilidad, modenidad y equipación. Evidentemente, se producen situaciones puntuales de saturación en algunas consultas y demoras en determinados procedimientos que podrían solucionarse, más que con mayores recursos, con una utilización racional de estos servicios por parte de los usuarios.

Una de las prestaciones más sofisticadas de la sanidad española es el trasplante de órganos y tejidos. El nivel técnico y la complejidad organizativa que requiere implantar un programa de trasplantes, que garantice la equidad entre los beneficiarios, es de tal entidad que pocos países pueden permitírselo, máxime si no persigue fines de lucro y se basa en la solidaridad de los ciudadanos. El prestigio logrado por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) traspasa nuestras fronteras por su nivel de excelencia. Su capacidad de actuación descansa en la donación altruista de órganos procedentes de personas fallecidas, previo consentimiento de sus familiares, o de donantes vivos. La sanidad sufraga todos los gastos.

Es lógico que se produzcan situaciones de angustia derivadas por la inexistencia de ningún órgano disponible y la gravedad del paciente que espera. En otros países puede aliviarse esta espera previo pago del trasplante. La sanidad privada de EE.UU dispone de un programa de esta naturaleza, que remunera al donante. El único inconveniente es que el que carezca de recursos no puede acceder a él: no es solidario ni universal. En otros, como en China, se puede comprar un órgano cuya procedencia es desconocida, posiblemente de un ejecutado que no dio su consentimiento para la donación. Aquí, el dilema que se produce, aparte del económico, es de carácter moral, ético. Pacientes ricos pueden permitirse una cirugía como última esperanza a su enfermedad gracias al infeliz que pone en peligro su salud o su vida por una migaja económica que explota aún más su condición mísera. Es lo que hizo un ciudadano español que ha sobrevivido con un hígado comprado en China.

Para preservar al sistema español de trasplantes de tentaciones mercantiles, el Gobierno prepara la inclusión en el Código Penal el delito del tráfico ilegal de órganos. Con ello, es verdad, no podrá evitar que otros países sigan comerciando con órganos ni enjuiciar al paciente que recurra a una práctica tan condenable y perversa, pero al menos garantizará la "buena salud" y la equidad de una prestación que promueve la solidaridad de todos los implicados, la sociedad en su conjunto.

viernes, 12 de marzo de 2010

Luto en la literatura española

Hoy ha muerto Miguel Delibes, un investigador de la palabra y una lectura siempre pendiente que delata mis carencias. Ya no hay justificación para evitarlo como uno de los hitos de la literatura, sino la obligación para conocerlo y admirar su obra con el recogimiento de un alumno que siempre temió la severidad del profesor. En las estanterías aguardan novelas suyas, como Los santos inocentes, El camino y Señora de rojo sobre fondo gris, relegadas a una oportunidad nunca posible para reconocer la maestría de uno de los más grandes escritores contemporáneos. Era un hombre de pueblo que rechazaba su condición de intelectual, declarándose "un cazador que escribe". Una humildad castellana que sin embargo no lograba ocultar a uno de los grandes novelistas del siglo XX, junto a Ayala, Azorín, Benavente, Unamuno, Pérez Galdós y tantos otros. Sus dotes de narrador, su capacidad para construir personajes y ambientes y un excepcional dominio del idioma son muestras deslumbrantes de su calidad literaria. Nunca abandonó su Valladolid natal, donde ejerció de periodista en El Norte de Castilla. Suma con ello encantos para quien estudia periodismo y aspìra a la escritura, a quien sueña con emular a los insaciables de conocimiento. Los periódicos reseñarán mañana la pérdida que llena de luto a la literatura española, haciendo más pesado el vacío de mi formación. Lo primero es, desgraciadamente, irremediable, pero lo segundo puede todavía subsanarse. Sirva, desde mi ignorancia, este compromiso personal como tributo a su memoria.

jueves, 11 de marzo de 2010

Invierno sin sol

Sevilla es una ciudad en la que los inviernos son suaves y luminosos, con una claridad tan fresca como la temperatura. Más que el verano, el invierno es la época propicia para recorrerla sin sudar, sin el bochorno agobiante de la canícula, dejándote llevar por lo que impresiona a los sentidos. Luz, olor y sonidos que se vuelven límpidos como el azul del cielo. Por eso no es de extrañar que este año tengamos nostalgia del Sol. Cada día, al descorrer las cortinas, hemos buscado un cielo limpio de nubarrones que no han querido alejarse. Se han encaprichado con Sevilla y nos han obligado a padecer un invierno excepcionalmente lluvioso y gris. Tan húmedos y oscuros como una pena o la congoja. Impregnaban el sentimiento. Más que pérdidas económicas, que las ha habido y cuantiosas, este invierno nos ha traido el desánimo, una tristeza que se instalaba en el corazón y apagaba el ánimo. Era por el Sol. Ha bastado con que amaneciera un día soleado para que nos echáramos a la calle a saludarlo, a dejarnos bañar con sus rayos y sentir su calor.

El blanco de la paredes encaladas ha vuelto a refulgir con ese tornasol azulino que las lagartijas pugnan por medir en sus carreritas verticales, mientras los pájaros surcan los tejados y trinan en los naranjos creyendo que la primavera anida en cada rama. Los puestos vuelven a invadir las aceras y la gente sonríe en las aglomeraciones, donde tienden a mezclarse con cualquier excusa, alegres de no cargar con paraguas ni estar pendientes de charcos o goteras. Es la vida que vuelve a adueñarse de la ciudad bendecida por el sol del invierno.

Sevilla se transforma en una copla de luz, una armonía que en invierno canta al celeste inmenso que la cubre y sobre el que perfila su paisaje de campanarios y almenas. Coronada por el sol.

miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Los ciudadanos deciden?

En democracia es lugar común admitir que los ciudadanos deciden sobre las cosas que afectan a la colectividad. No sólo cuando depositan su voto en unas elecciones, sino con el posicionamiento que expresan mediante la opinión pública. Se piensa que esta opinión es tan influyente que todos los partidos la tienen en cuenta a la hora de proponer iniciativas o adoptar acuerdos. Hay pocas cosas que se hagan en su contra y muchas en su nombre. Al menos, aparentemente. Claro que, para tener opinión, hay que conocer sobre lo que se opina. Emerge así la relevante función de los medios de comunicación. Ellos son los que exponen los asuntos sobre los que se debe opinar. La realidad que conocemos es la realidad que aparece publicada en los medios. Por tanto, dependemos de ellos para tener opinión. Puesto que nos indican sobre lo que pensar y decidir, ¿somos realmente nosotros quienes decidimos? ¿O decidimos teledirigidos?

Es fácil considerar que nadie nos obliga a tener una determinada opinión que, por otra parte, es compartida por un sector más o menos amplio de la sociedad. Pero esa opinión se basa en premisas que los medios nos plantean. ¿Hay otras? Es imposible saberlo. Sólo existe aquello que los medios nos hace visible. Creemos, por ejemplo, que en España hay dos grandes partidos políticos, junto a escasas formaciones minoritarias, aunque a la hora de votar nos encontramos papeletas de muchos más partidos de lo que imaginábamos. ¿Son minoritarios porque no los vota nadie o porque son desconocidos? ¿Habrá más?

La pluralidad de los medios nos obsequia versiones diversas y veraces de los acontecimientos. Es decir, no mienten, pero son parciales. Nos ocultan lo que no recogen en sus páginas y de esta manera nos abocan a pensar y decidir sobre lo que ellos consideran relevante. El mundo y la realidad es mucho más grande y complejo. Es importante saberlo para no sentirnos engañados.

martes, 9 de marzo de 2010

364 dias de olvido

Está bien que haya un dia para recordar, para exhibir un deseo e incluso para hacer enmienda de actitudes y comportamientos, pero luego siguen 364 días de olvido, de continuar con los mismos patrones en los hábitos y de mantener el mismo estado de relaciones subordinadas a los roles. Tal vez la pretensión de recordar la necesidad de un cambio ayude a que éste se materialice, pero se corre el riesgo de que se convierta sólo en un paréntesis simbólico, sin otro valor que el meramente estético.

El Día de la Mujer debería ser una espoleta para la reivindicación de la igualdad de derechos entre las personas, sin discriminación de ningún tipo, ni siquiera por sexo. La consideración festiva de la fecha, con su correspondiente manoseo político y tratamiento informativo, puede banalizar el objetivo necesario de una sociedad más igualitaria y justa, que no discrimine a la mujer ni le ponga obstáculos a su desarrollo.

Si ya de por sí dedicar un día es señalar una carencia (de derechos, de justicia, etc.) que no llena de orgullo a nadie, ni al beneficiado ni al resto de la sociedad que parece negar el beneficio, vaciarlo de contenido transformador de la situación es peor que el propio perjuicio que se dice combatir. Es verdad que la mujer ha podido en las últimas décadas conseguir un reconocimiento de derechos cada vez más amplio, pero no ha sido gratuito, sino a costa de una lucha tan desigual como cruenta. Escapar de la opresión, de cualquier tipo de opresión, es una batalla larga. No se cambia el discurso de autoridad dominante, claramente machista todavía, con flores, discursos y manifestaciones festivas. No es suficiente. Debe haber un empeño decidido en modificar la educación, barreras legales, conductas y estereotipos que supongan una discriminación de la mujer. Tomárselo como fiesta es una broma. Es algo muy serio que a muchas les ha costado la vida.

sábado, 6 de marzo de 2010

Ajusticiando a la justicia

Hasta no hace muchos años, la justicia en España estaba al servicio del régimen surgido de una guerra civil. Con sus leyes perseguía a las libertades para apuntalar una dictadura férrea que no dudaba en fusilar a cuántos discutieran, con hechos o con las ideas, su autoridad y cuestionaran su legitimidad. La democracia, partiendo de una reforma que no tuvo el valor de la ruptura, ha pretendido modificar las instituciones y los comportamientos sociales de aquel régimen. Muchas cosas se han modernizado hacia hábitos democráticos. Empero, existen nostálgicos del franquismo instalados en todos los estamentos del Estado que añoran aquel "ordeno y mando" que bajo pena de cárcel, exilio o muerte fomentaba serviles adhesiones inquebrantables. Incluso hay partidos políticos en la actualidad que son herederos directos de aquella ideología autoritaria, mal avenidos a la crítica, la trasparencia y el control democráticos.

La judicatura no iba a ser una excepción. Los intentos por apartar al juez Garzón de la instrucción de un sumario que afecta al principal partido de la oposición es prueba de ello. De acuerdo que es un juez que genera tantos admiradores como detractores, pero el afán por desprestigiarle, encontrar errores en sus resoluciones y presentarlo como un juez parcial no van en la dirección de perfeccionar la justicia, sino de controlarla en función de intereses partidistas,  ideológicos o espúreos. Un juez que desde la Audiencia Nacional se ha destacado por perseguir el narcotráfico, a ETA y su entorno de filiales del terrorismo callejero y financiero, a dictadores como Pinochet, a tramas de corrupción de signo diverso, no puede, al parecer, abordar presuntos delitos si su esclarecimiento perjudica a determinados sectores sociales y políticos, evidentemente muy poderosos pero completamente turbios. Una persona acostumbrada a la cautela y a las presiones del cargo, ve necesario denunciar la "cruel campaña" que sufre desde esos sectores para expulsarle de la carrera judicial y del acoso a que se ve sometido por personalidades y medios afines políticamente a los encausados por el caso Gürtel.
Si eso era bochornoso en épocas pasadas, ahora causa vergüenza, porque antes se ajusticiaba a la libertad. Ahora, además, se pretende ajusticiar a la justicia.

viernes, 5 de marzo de 2010

Y treinta y dos

A la semana siguiente, con un año de diferencia, una niña inquieta, delicada y llorosa vino a aumentar nuestras preocupaciones. Con sólo un año de diferencia, ambos hijos nos obligaron a llevar a la práctica el ejercicio de ser padres de forma acelerada. Una escuela de oficios en la que a diario tenías que superar la prueba. Si todavía estábamos embobados con el primero, la segunda vino a deslumbrarnos y, entre ambos, a someternos a una carrera de resistencia que aún perdura. Porque nunca dejas de sentirte padre y madre de tus hijos, independientemente de la edad que tengan.

Dicen que las hijas "hacen" con las madres, y los niños con los padres. Lo contrario también es cierto. Y la mezcla de ambas cosas, aunque parezca extraño, es realmente posible. A pesar de los roles sexistan en que los hacemos crecer, en sus genes atesoran características de sus progenitores que afloran enriqueciendo de matices su personalidad. Admiras la belleza de ese fruto cuando la semilla se ha convertido en un árbol que ya te hace sombra y apenas requiere de tus cuidados. Entonces olvidas los carritos y aquellos agobios para alegrarte de su compañía y de conversaciones con las que relatan vivencias percibidas con la curiosidad de unos ojitos cándidos.

Mi hija es una mujer que va de compras con su madre y mantiene aficiones de su padre. Pero, sobre todo, nos llena de orgullo verla conquistarle a la vida el sitio en el que quiere estar. Marzo es un mes lleno de gozo. Por partida doble.

Fecilidades, mi niña.

Treinta y tres

Hoy celebro una efemérides personal que delata la vorágine del tiempo. Mi hijo primogénito cumple treinta y tres años ante el asombro persistente de verlo crecer cuando aún recordamos el miedo a una paternidad para la que no nos considerábamos preparados. Ser primogénito no significa privilegio alguno, ni para él ni para los padres. El desconocimiento de éstos lo sufre aquel al inaugurarlo todo. Incertidumbres que se combaten con unas rigideces que los hermanos padecen amortiguadas por el entrenamiento y también, a qué negarlo, el cansancio. Hoy es una persona adulta que, con cada cumpleaños, nos sitúa en la marginalidad de un tiempo que se nos escapa vertiginosamente, obligándonos a aceptar nuevas etapas vitales. Pronto serán los nietos los que nos interroguen y nos hagan sucumbir al hechizo de su inocencia.

El hombre de hoy era el niño al que ayer enseñábamos lo que nosotros no pudimos ser, transmitiéndole unos ideales tamizados por nuestro propio comportamiento. Los criamos con nuestros patrones. Consiguen ser distintos, pero no pueden evitar algunos rasgos que asimilaron con cada biberón, con cada abrazo, con cada temor. Y cuando alcanzan esa edad en la que te sobrepasan, un pellizco agudo te humedece la mirada con la que adviertes que, a pesar de todo, no te has equivocado mucho.

Ahora que la vida les pertenece, aprovechamos los cumpleaños para celebrar el futuro que ellos hacen posible y agradecerles las satisfacciones que nos han dado al acunarlos en los brazos.

Felicidades, hijo.

martes, 2 de marzo de 2010

Volver a Córdoba

El río grande de Andalucía ruge vigoroso, con la violencia ocre de sus aguas inquietas, bajo los arcos milenarios del puente romano que fustiga su furia. La Mezquita apunta al cielo donde los dioses desoyen las plegarias que judíos, musulmanes y cristianos han susurrado para amansar una naturaleza que de vez en cuando se resiste a ser domeñada por el hombre. Al otro extremo, testigo de esa lid, la Torre de la Calahorra se yergue estoica como un faro luminoso que alumbra las oquedades del temor y la ignorancia. Córdoba, cuna de culturas y convivencias, surge eterna ante los ojos que retornan al asombro de su historia, donde las piedras protegen las voces de Maimónides, Averroes, Séneca, Góngora, filósofos y demás poetas que durante siglos la han glorificado. Es también la ciudad en la que anida mi memoria, la de aquel trocito de mi vida que quedó por siempre unida a unas calles, plazas, flores y olores que jalonaron mi primer trabajo y los primeros pasos de unos hijos que me enseñaron a ser padre.

En 2010, la festividad del Día de Andalucía nos conduce de nuevo a Córdoba con la tertulia de Cuadernos de Roldán. No he podido evitar retornar a mis recuerdos, en los que se funden risas, familia, niños, palomas, japutas, salmorejos y besos, días de lecturas impacientes que súbitamente reaparecen como fantasmas rebeldes, toques de trompeta y cañonazos que despiertan el alba y el susto tras los cristales, libros que tiemblan de emoción en las manos que abren sus páginas y romerías por Gondomar hasta Tendillas para recibir, como una bocanada de aire puro, el espíritu subversivo de Triunfo y Cuadernos para el Diálogo ocultos en un apartado de correos tan provisional como mi estancia en la ciudad. Paseo litúrgico que continuaba, con el carrito de los niños y las revistas custodiadas como un tesoro, por Cruz Conde y Generalísimo antes de regresar por Gran Capitán hacia la alameda de la Victoria y la avenida de Medina Azahara en busca de nuestro refugio cordobés.

Hoy continúan las mismas inquietudes, que se engrandecen con el conocimiento y con los amigos que comparten idénticas emociones. Sin ser poeta, me uno al grupo con la esperanza de quien dejó escrito en un verso: "...y no soy poeta: ¡mas nunca desespero! Viviré locamente los poemas que nunca escribiré". Sigo sintiendo aquella curiosidad de quien transita asombrado por la vida, estremecido por la suave belleza de un pétalo, el vuelo de un pájaro o la fugacidad de una caricia.

Ha sido un viaje del que he regresado con un sueño renovado: el del Garaudy* de mi adolescencia, del que me regalan en La Calahorra la vieja utopía del diálogo entre civilizaciones contenida en el libro del legado filosófico de quien contribuyó a crear mi sedimento formativo y crítico. Vuelve a materializarse, así, a través de unas páginas impresas, la evanescencia de los ideales pretéritos con la realidad insobornable de los acontecimientos. Vuelve Córdoba a afianzar sus raíces entre las fibras más profundas y sensibles de mi ser. Una relación que vuelve a renacer, décadas después, con el Guadalquivir enfebrecido de alegría.

*El testamento filosófico de Roger Garaudy, editorial CantArabia. Madrid, 1987.