miércoles, 17 de marzo de 2010

Tutela legal de la solidaridad (y 2)

La donación de órganos y tejidos en España está sustentada en la solidaridad altruista de los donantes. La decisión de hacer descansar la obtención de estos productos en un acto de generosidad y voluntariedad de las personas es una apuesta arriesgada, pero acertada. Es el único método que a lo largo de la historia ha demostrado la satisfacción duradera de esta problemática sanitaria, cual es la necesidad de recibir una donación para tratar una enfermedad, que afecta a toda la sociedad. Y para garantizar que así sea, una ley impide taxativamente cualquier incentivo económico que fomente las donaciones, que sólo serán posible si son fruto de un acto voluntario, desinteresado y anónimo. ¿Qué se persigue con ello? En primer lugar, alejar de la actividad comercial a la donación, para que no se halle sometida a la ley de la oferta y la demanda y, por consiguiente, mediatizada por intereses mercantilistas. De esta manera, promoviendo la solidaridad de las personas, fomentando conductas basadas en el altruismo y en un alto sentido cívico, podrán conseguirse donaciones de órganos y tejidos permanentes en el tiempo. ¿Por un afán de ahorro económico? Posiblemente, no. Posiblemente resulte mucho más costoso el mantenimiento de estrcturas de donación y de campañas para la concienciación de la población que pagar un precio por cada donación.

Es acertado el sistema de donación basado en la solidaridad porque permite solucionar el problema de forma duradera y, además, ofrece una mayor seguridad. Al no depender de situaciones económicas en los donantes, éstos continúan donando por responsabilidad cívica, convencidos de la necesidad social de su contribución. No abandonan en cuanto superan las precariedades económicas que podrían impulsarlos a "vender" su donación, a donar a cambio de una prestación material. Y al ser un acto voluntario, acuden cuando reunen las exigencias médico-legales que regulan la donación. Es decir, el sistema solidario garantiza la seguridad tanto al propio donante como al receptor, además de facilitar una respuesta satisfactoria a este problema de forma estable y permanente. La ley, en España, prohibe la donación remunerada, con lo que se cercena toda posibilidad de tráfico mercantil de órganos y tejidos. Tutela la solidaridad.

Es un sistema justo y equitativo pues está disponible para cualquier ciudadano que lo precise, en cualquier hospital del país. Es posible que no pueda cubrir todas las necesidades que surjan, en función de la escasez de donaciones. Pero en tal caso, la responsabilidad recae en los ciudadanos, cuya participación es fundamental. Eludirla por capacidad económica no sólo es injusto, sino tremendamente egoista. Y por lo que se ve, no tan seguro.

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