lunes, 29 de marzo de 2010

Claves de comprensión

Hace pocos días leí la reseña de una revista de cultura y pensamiento que ha conseguido sobrevivir, desde su creación en el año 1990, a la batalla por un hueco en los kioscos entre las grandes protagonistas del corazón y el cotilleo. No es un triunfo menor en los momentos actuales, en los que se valora más el éxito que el prestigio, lo fácil antes que el esfuerzo. Está dirigida por dos conocidos autores españoles y en ella han colaborado las firmas más relevantes del pensamiento, la filosofía, la crítica política y la cultura de nuestro país en la actualidad.

Echo de menos revistas así. Aunque ya no soy un gran lector de publicaciones de este tipo, la añoranza tal vez proceda de una época en que era adicto a las revistas de información general, como se llamaban entonces, que mensual o semanalmente compraba con una avidez propia de un fanático. Una "afición" que nació de las revistas médicas que recibía mi padre periódicamente en casa. Cambio16, Triunfo o Cuadernos para el Diálogo estuvieron muchos años alimentando ese fervor por saber qué pasaba en la vida política, social y cultural de aquellos años en España, aunque a veces vinieran mutiladas o fueran secuestradas a causa de alguna prohibición que el régimen imponía sin rubor alguno. Incluso las de humor, como La Codorniz, Por favor o Hermano Lobo, tuvieron que enfrentarse a la censura con una imaginación sutil para abordar temas serios por la tangente de la entrelínea. En ellas descubrí a escritores que colaboraron en unas y otras y que formaron parte de mi bagaje cultural. Entre lecturas y viñetas, aquellas revistas contribuyeron a forjar en la gente la esperanza de un futuro de libertades y justicia que más tarde la transición hizo posible.

Ya apenas leo revistas de ese tipo, al menos con la antigua asiduidad.Considero que es un error pensar que ya no son necesarias. La opinión de los expertos y especialistas siempre ayudan a adoptar decisiones, precisamente cuando el mundo se ha hecho mucho más complejo y la política ha descendido al nivel del fango. Veinte años informando de ideas, libros y cultura es para congratularse y felicitar a la revista que hereda aquel espíritu de claridad. Son Claves para entender lo que pasa y para cargarnos de razones para la esperanza.

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