domingo, 21 de marzo de 2010

Racismo y xenofobia

Hoy, 21 de marzo, se celebra el Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia para luchar contra cualquier forma de discriminación motivada por la raza o la procedencia de las personas. España debería ser un país especialmente concienciado contra este tipo de prejuicios por cuanto durante una época, hace relativamente pocos años, sus nacionales tuvieron necesidad de emigrar hacia Francia y Alemania, principalmente, en busca de unas condiciones económicas en las que el trabajo permitiera una vida digna. Un país de emigrantes que, aparte de ganarse el sustento, tuvo la oportunidad de conocer otros regímenes basados en la libertad y la democracia. Hijos de aquellos jornaleros son los que, más tarde en la historia, ayudaron a que, desaparecida la dictadura por muerte natural, se instaurara un Estado democrático en nuestro país.


El exilio fue el destino de cerca del 90 % de los intelectuales que huyeron de la “limpieza” que aplicaron los vencedores. El extranjero era la patria verdadera, la que te permite vivir, que acogió a los emigrantes y exiliados durante un periodo de años que parece que hemos olvidado. Ahora son otras víctimas las que llegan a nuestras fronteras en busca de mejores condiciones de vida. Al verlas deambular perdidas por nuestras ciudades, apartadas de una ilusión que la crisis económica ha volatizado, no dejo de recordar aquellos años de nuestro éxodo, cuando el español era el obrero barato y pobre de Europa. La acogida de un emigrante nunca es plena, pues en el mejor de los casos siempre echará a faltar su tierra y su familia.

Parece que nunca fuimos emigrantes. El lenguaje que utilizamos delata la ideología con la que está cargado. Llamamos “ilegales” a personas que jamás pueden serlo, y asociamos su condición a una delincuencia que nace de nuestras fobias. Pudiera ser, tal vez, fruto de un inconsciente complejo surgido de aquel pasado que queremos sepultar en el olvido, pero evidencia el rastro de un racismo y una xenofobia que el Día de hoy pretende combatir.

2 comentarios:

Juan Pablo Bellido dijo...

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Eduardo Galeano

Daniel Guerrero Bonet dijo...

Como siempre, excelente descripción del periodista uruguayo sobre los perdedores de todo, de los nadies del mundo, de la nada explotada, de los ningunos sin identidad, de los oprimidos.
Gracias por tu comentario, Juan Pablo.