lunes, 30 de julio de 2012
Estertores de julio
Julio agoniza entre horas perezosas y una luz que se
difumina en sombras de tardes soñolientas. Los días empiezan a declinar
levemente con el chirrío de cigarras y grillos, inquietos con el aire fresco de
unas noches que anuncian el cambio inminente del mes. La luminosidad cegadora
del verano todavía domina el horizonte hasta que el atardecer se hace más corto
y vulnerable al avance imperceptible de la oscuridad. Son los estertores de julio,
cuyas bocanadas de calor y sopor forman parte de los ritos de un estío que se
concentra en agosto, antes de agotar la estación. Para los que iniciamos un
nuevo ciclo, el verano está consumido.
domingo, 29 de julio de 2012
Gasolinas: el abuso de los precios
Comienza el período de mayor número de desplazamientos de
vehículos por carretera, debido a las vacaciones, y el precio de la gasolina
vuelve, como de costumbre, a experimentar una subida no justificada por ningún
problema de abastecimiento ni de escasez en los países suministradores de
petróleo. La única explicación para alzas instantáneas y descensos lentísimos
en los precios de los carburantes es que el Estado y las empresas del sector
aprovechan la fuerte demanda para hacer caja.
El fin de semana que enlaza julio con agosto, momento para el
retorno de muchos veraneantes y de partida para un número aun mayor de ellos, en
el que se prevén más de 40 millones de desplazamientos por carretera -según
previsiones de la Dirección General
de Tráfico (DGT)-, siempre acusa un aumento considerable del precio de las
gasolinas. En esta ocasión, la gasolina y el gasóleo han registrado subidas del
1,9 y del 2,9 por ciento, respectivamente, hasta alcanzar prácticamente máximos
históricos. Y salvo esa circunstancia de mayor consumo de energía, nada explica
las razones del incremento de los precios. Ni siquiera las oscilaciones en el
valor de compra de los barriles de crudo en origen, que se efectúa con seis
meses de antelación.
Los automovilistas se ven obligados, en una situación de
grandes dificultades económicas, a hacer mayores desembolsos para llenar los
depósitos de sus vehículos, hasta un 10 por ciento más caro el litro de
gasolina con respecto a la misma semana del año anterior, y un 7,4 por ciento
de encarecimiento el gasoil, combustible consumido por el 80 por ciento del
parque automovilístico español.
Las patronales del sector y el Gobierno arguyen que los
precios de las gasolinas en España son inferiores a la media comunitaria, un
argumento que se reitera cuando no se encuentran excusas que justifiquen el aumento
de los precios. Se trata de una comparativa parcial porque sólo ofrece valores
absolutos y no relativos, que reflejen la incidencia real de los carburantes en
el poder adquisitivo de cada país.
En España, esta subida se produce en un contexto económico
que exige grandes sacrificios a la población, como es la subida de impuestos,
el recorte de salarios, el copago de las medicinas, parálisis de la actividad
económica y unas tasas de paro nunca vistas en el país. Según la Encuesta de Población
Activa (EPA), el número total de desempleados se halla en 5.693.100 personas, lo
que eleva la tasa de paro hasta el 24,63 por ciento, el nivel más alto de la
serie histórica, evidenciando una situación de deterioro y recesión de la
economía española.
Aun así, Repsol, la mayor empresa petrolera española, hace balance de su
negocio durante el primer semestre del año, en el que obtiene una cifra de
beneficios (inferiores a los del año pasado, pero beneficios al fin y al cabo)
de 1.036 millones de euros, un 22,9 por ciento menos que el mismo período del
año anterior. Pero lo curioso es que achaca estos “malos” resultados al
descenso de los precios del petróleo -lo que no es óbice para subir las
gasolinas- y a la enajenación de su filial YPF por parte del Gobierno de
Argentina. La compañía, incluso, ha explicado que excluyendo la actividad de
YPF y descontando el efecto de inventario, habría ganado 894 millones de euros,
un 3 por ciento más que en los primeros seis meses de 2011.
Es decir, ni una mala racha del
negocio ni problemas de suministros justifican la fuerte subida del precio de
las gasolinas, sino el abuso al que se somete a unos consumidores cautivos por
la avaricia de rentabilidad de unas empresas que actúan en régimen de
oligopolio (pocos oferentes y muchos demandantes, por lo que acuerdan precios) y
el afán recaudatorio del Gobierno, (más del 50 por ciento de impuestos gravan
cada litro).
Petroleras y Gobierno forman un “cártel” que esquilma
a los ciudadanos cada vez que acuden a una gasolinera, sin importarles que
usted use su vehículo por necesidad o placer. Un abuso en toda regla.
jueves, 26 de julio de 2012
Domados para el rescate
Racionándonos liquidez y a base de latigazos de miedo, los
“mercados” donde estamos enjaulados muestran su verdadera utilidad como instrumentos
para amansar a los “salvajes” que son reacios a acatar el Sistema capitalista
como única estructura económica dominante globalmente. Es por ello que, con el pánico instalado en
un rictus en el rostro, se acepta como inevitable el rescate total de España y se
desecha cualquier otra alternativa que no pase por esa lógica ya establecida e
inducida por el “adiestrador” que nos doma.
Un pensamiento único se apodera entonces de la razón, por lo
que, narcotizados por una información dirigida y machaconamente administrada
(esas primas de riesgo y unos bonos del Tesoro en techos inauditos), ni se estiman
ni se buscan otras soluciones distintas que pudieran posibilitar no sólo
poder escapar de las ataduras de una crisis que nos paraliza absolutamente, sino también
recuperar la soberanía en las decisiones autónomas, en virtud de nuestras reales
capacidades, sin estar supeditados a intereses ajenos.
Porque, en definitiva: ¿qué es un rescate? Son exigencias de
acreedores para asegurarse el cobro de préstamos con los que financiar nuestra
economía. Se deja a su arbitrio la catalogación de nuestra solvencia y los requisitos
incluso para el gasto que debemos afrontar. Es decir, los prestamistas
califican nuestra capacidad financiera y estipulan cómo debemos administrar
nuestras finanzas. Es como si dejáramos al banco la capacidad de determinar no
sólo el uso del dinero que nos presta, sino también de obligarte a organizar
tus cuentas (obligándote a reducir gastos drásticamente) en función de sus
intereses, siguiendo unilaterales parámetros que no se pueden cuestionar,
ajenos a tu propia solvencia real. Se les otorga, así, capacidad para manipular
la situación de los clientes con tal de asegurarse el cumplimiento de sus
exigencias. De esta forma -a nivel estatal-, pueden llevar a un país, que
mantiene unas ratio razonables en sus
cuentas nacionales, a situaciones que hagan peligrar su capacidad de
endeudamiento gracias a unas presiones de los “mercados”, que elevan los
intereses a pagar por dicha deuda. En una palabra, pueden convertir en
insolvente a cualquier solvente, con ayuda de algún “beneficiado” oculto entre esta
maraña de relaciones cruzadas en que se desenvuelve la economía mundial (¿Quién
gana con una España arruinada?).
Lo más sorprendente de todo ello es que los agentes que
califican la solvencia del país son los mismos que fallaron estrepitosamente –e
incluso participaron activamente en el fraude- en la génesis de una crisis que empezó hace cinco años con la caída del
banco Lehman Brothers y la quiebra de varios fondos que invirtieron en las
famosas hipotecas subprime. Esos
mismos actores son los que ahora administran nuestras finanzas, conduciéndonos
por la senda del rescate, previa meticulosa mentalización de la población. El
ministro de Economía español, Luis de Guindos, era el delegado para España y Portugal
de Lehman Brothers, y Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, fue
director ejecutivo del Banco Mundial y delegado para Europa de Goldman Sachs, agencia
de inversión que participó en el derrumbe de Lehman Brothers y fue cómplice en
la ocultación de la deuda griega.
Ningún proyecto político, como es la creación de una zona
europea de moneda única, puede depender del empobrecimiento de los ciudadanos y
de la sustracción de sus derechos sociales más elementales, cuales son los la
educación, la salud y la confianza en un futuro mejor, no peor. Y mucho menos
por un proyecto mal elaborado y peor realizado para disponer de una moneda común
sin contar con los mecanismos e instituciones que la salvaguarden y defiendan
de los vaivenes de la especulación financiera.
La lógica del mercado no es la única lógica posible. También
existe una lógica de la finalidad social y redistributiva de la riqueza, a la
que ha de adecuarse la economía mediante las regulaciones y normas que el
Estado determine, sin que ello restringa los derechos jurídicos y legales que
protejan tanto al capital como a la colectividad. En este sentido, sería lógico
hacer tributar más caro a los pudientes, perseguir con más empeño a los
defraudadores, obligar a las entidades financieras a que ofrezcan sus bolsas de
pisos a través de la red de viviendas de protección oficial, instaurar la tasa Tobin, restaurar una legalidad más
protectora del trabajador que evite el despido indiscriminado, control estricto
de Hacienda a las grandes empresas sobre sus obligaciones fiscales, reinversión
de parte de los beneficios y seguridad laboral, transparencia y austeridad en
la gestión pública, limitación del sueldos a los grandes ejecutivos de empresas
públicas y representantes políticos, consulta a los ciudadanos de las medidas
económicas que les afecten, etc.
Nada de ello se ofrece como alternativa a la actual incertidumbre económica
que asfixia al país y que aterroriza a los ciudadanos con la pérdida del poder
adquisitivo y los derechos sociales que disfrutaban hasta que estalló esta
crisis. Se ocultan otros modos de combatir la parálisis de la actividad económica
a que nos han conducido todas y cada una de las medidas que se han adoptado
desde el Gobierno para enfrentarse a la crisis, cumpliendo con las exigencias
de los “mercados”. Se blinda el rescate del capital en detrimento de los
servicios esenciales a los ciudadanos, y se disimula la identidad de unos
actores que son cómplices en la generación de una crisis que ellos mismos administran
en claro perjuicio de la mayoría de la población. Nos lavan el cerebro con la “lógica”
mercantil que garantiza su supervivencia y su rentabilidad con un
comportamiento propio de jugador de casino que apuesta con nuestros ahorros. Y
dejamos que ello suceda sin manifestar nuestra disconformidad y rechazo,
aceptando sumisos que no hay ninguna otra salida más que el rescate de España y
el empobrecimiento de los españoles. Unos pocos se estarán frotando las manos
porque nos han hecho pensar con la lógica que les conviene. Aguardan pingües beneficios.
martes, 24 de julio de 2012
Paren que me bajo
Los últimos días han visto cómo se apeaban de la vida
algunos de los seres que dieron cierto sentido –lúdico, cultural- a muchas facetas
de nuestra existencia, dejándonos cada vez más huérfanos. Esther Tusquets ha fallecido a los 75 años, pero nos lega, en su
larga trayectoria como editora y escritora, obras tan sinceras como “Habíamos ganado una guerra” y “Confesiones de una editora poco mentirosa”.
También José Luis Uribarri ha cerrado
el micrófono definitivamente, después de convertirse en famoso presentador de
televisión y especializarse en retransmitir el Festival de Eurovisión, desde el
que desgranaba sarcásticos comentarios que nos hacían sonreír y vaticinar
predicciones sobre las votaciones del concurso. Y Paco Morán, actor cordobés de amplio recorrido artístico en cine,
teatro y televisión, cuyo rostro era una de esas caras familiares de la época
que avalaba la calidad de cualquier obra. Demasiados son los que se bajan en
esta parada.
Actualización 17:50 h.
Esta mañana ha fallecido en Asturias Gregorio Peces-Barba, uno de los "padres" de la Constitución y expresidente del Congreso de los Diputados durante la primera legisltura de Felipe González. Su nombre era una firma que yo seguía en la lejana revista de "Cuadernos para el Diálogo" y en los artículos que publicaba últimamente en el diario "El País". Jurista, profesor y exrector de la Universidad Carlos III, de Madrid, se cansó de batallar por la democracia y los derechos humanos al alcanzar los 74 años de edad.
Actualización 17:50 h.
Esta mañana ha fallecido en Asturias Gregorio Peces-Barba, uno de los "padres" de la Constitución y expresidente del Congreso de los Diputados durante la primera legisltura de Felipe González. Su nombre era una firma que yo seguía en la lejana revista de "Cuadernos para el Diálogo" y en los artículos que publicaba últimamente en el diario "El País". Jurista, profesor y exrector de la Universidad Carlos III, de Madrid, se cansó de batallar por la democracia y los derechos humanos al alcanzar los 74 años de edad.
lunes, 23 de julio de 2012
Una semana de vértigo
No hay más que alejarse de la cotidianidad para percatarse
de la velocidad con que se desenvuelve. La realidad es una frenética sucesión
de acontecimientos que, sólo alejándose de ellos, es posible vislumbrar el
dinamismo vertiginoso que les caracteriza. Es lo que me ha pasado en esta semana.
Me retiré del “mundanal ruido” con la paga de navidad
eliminada de mi salario, aunque luego el ministro “bandolero” dijo que ello no suponía
una reducción de sueldo, sino un simple “retraimiento” de una parte de mis
haberes. Desde fuera del fragor dialéctico, se veía claramente lo que había
hecho Montoro: ni elimina ni retrae la paga de navidad: me la “sustrae”
descaradamente, como haría José María el
Tempranillo: para ayudar a los pobres… ¡bancos!.
Unos bancos a los que se les va cayendo el antifaz tras el
que ocultaban su avaricia e inmoralidad. El mayor banco de Europa, el británico
HSBC, es acusado en un informe del Senado de EE UU de lavar dinero del narcotráfico
o financiar el terrorismo, ignorando y saltándose las normas y regulaciones
fijadas para detener el flujo de dinero ilegal. Por si había alguna duda de cómo
actúan estos operadores del capitalismo, aquí en España, un juzgado de Valencia
condena a BNP Paribas a pagar 44.504 euros a un cliente al que había engañado
con la venta de participaciones preferentes sin informar de las características
del producto. El refugio de pequeños ahorradores era, en realidad, una cueva de
ladrones.
Ese es el famoso mercado que anhelan los grandes empresarios
y la patronal, a los que escucha el Gobierno: sin normas ni regulaciones. A un exrepresentante
de ellos, Díaz Ferrán, que fue presidente de la CEOE (sindicato de la Patronal , de cuyos “liberados”
sindicales nada dice ninguna “reforma” de Rajoy ni manda ¡A trabajar! aquella “personalidad” de escabroso apellido y dedito
en peineta), lo acusa la policía de evadir dinero para eludir el bloqueo de sus
fondos en España con que afrontar los juicios que tiene pendiente con la Justicia por la quiebra
de sus negocios. Este “ladronzuelo” –comparado con Bankia- es claro ejemplo del
modelo que lleva a la corrupción y al fracaso de cualquier actividad económica
en el país, y no el supuesto “vivir por encima de sus posibilidades” que se achaca a unos trabajadores que piden préstamos
al mercado financiero con la solvencia de sus trabajos. Aquí lo que ha habido
es el timo del rico para hacerse más rico, con la anuencia de los Gobiernos y
la complicidad de los políticos. Simplemente.
Y luego se quejan de que los simples mortales critiquen sus exorbitados
emolumentos. Brufau, presidente de Repsol, lamenta que el Gobierno intente
limitar los astronómicos sueldos de los altos ejecutivos porque -eso dice el
prenda- contribuyen a llenar las arcas públicas al tributar al 56 por ciento en
la Declaración
de Renta. Pero no presenta ninguna copia de su declaración para demostrar tal afirmación…
¿Cree usted, amigo lector, que declara todos sus ingresos y por todos ellos
cotiza a Hacienda? Es la actitud que Paul Krugman denomina “el patetismo del plutócrata”: esa deferencia que los muy ricos esperan del resto de los bellacos
y les hace percibir cualquier crítica como un “ataque al éxito” que ellos
encarnan. ¡Pobrecitos!
La política también ha dejado su reguero de baba. El
Parlamento de Andalucía se “planta” y lidera una contestación a lo que
considera un ataque al modelo autonómico consagrado en la Constitución y al Estado
de Bienestar, aunque inmediatamente precisa que lo hará desde la legalidad y el
respeto institucional. Es decir, cumpliendo con las leyes que vengan de Madrid,
que obligan a aplicar las tijeras en los Presupuestos andaluces y a reducir el
tamaño de la
Administración regional, eliminando prestaciones y servicios
públicos. ¿Eso es plantarse?
Más política: tras innumerables cónclaves, por fin hubo
elección de nuevo presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en
la persona del juez Gonzalo Moliner, propuesto por el vocal más “apestado”, José
Manuel Gómez Benitez, cuya denuncia ante el Fiscal General determinó que Carlos
Dívar, el de los viajes de lujo y placer a Marbella, tuviera que dimitir. Parece
justicia pero es política, porque se debatía entre distintas “sensibilidades”
(políticas) a la hora de la elección, donde ha triunfado el voto de todos
contra todos, hasta que uno se ha quedado sin silla.
Y como estamos en verano, vuelven los incendios en un país
de pirómanos. En Gerona hay uno que está arrasando más de 10.000 hectáreas
de bosque y segando vidas. Hasta el Escuadrón Militar de Emergencia (EME),
iniciativa del expresidentes Zapatero que nadie se digna reconocer, da abasto
para sofocar unas llamas que carbonizan cuanto encuentran a su paso:
naturaleza, bienes y personas. Tenemos un serio problema con el fuego en España
que, hasta que no convierta en desierto todos nuestros recursos, no atenderemos
como es debido: con multas, cárcel, prohibiciones de “rentabilidad” del suelo y
maderas quemados y una cultura de respeto a nuestro entorno medioambiental.
Lo mismo sucede con el aborto: otro problema que se teje y
desteje. El ministro aparentemente más “progresista” de la derecha, Alberto Ruiz
Gallardón, acaba de proponer que las malformaciones del feto no sirvan como
supuesto contemplado de aborto. Ya sólo falta por suprimir también el riesgo de
la vida o la salud de la mujer para que no exista resquicio alguno para el
aborto en España. Para el ministro aparentemente más “progresista” de la
derecha gobernante, incluso la antigua legalidad del aborto basado en supuestos
a la que había retrocedido, al derogar la ley de plazos, era “éticamente
inconcebible” y se ha propuesto ajustarla a la legalidad de su “ética”. Y en
esa está, con la que está cayendo. La mujer no es una adulta capacitada para
discernir sobre lo que la religión del ministro tiene bien claro. Por eso
impone su “ética”.
Es lo malo de las crisis: sirven para “reformar” lo que se antoje. Y
todo en sólo una semana.
domingo, 15 de julio de 2012
Un receso
Por derecho y por necesidad, este bloguero se tomará una semana
de vacaciones antes de que sean declaradas “insostenibles” y demostración del “vivir
por encima de las posibilidades” que tanto gusta a los trabajadores holgazanes.
Será sólo una semana para procurar cambiar de paisaje y algunas rutinas, sin
desconectar del todo con lo que nos persigue allá donde vamos, como es seguir
la actualidad por la prensa y disfrutar de un buen libro. Ningún portátil, ipod
ni blueberrys estarán a mi alcance
durante este tiempo, entre otros motivos por mi declarada incapacidad para las
nuevas tecnologías, no a su repudio. El domingo próximo retornaremos a Lienzo
de Babel con la esperanza de que alguien siga interesado en las reflexiones y
temas que aborda. También ustedes merecen un descanso.
sábado, 14 de julio de 2012
Soy un puto funcionario
Cuando he de indicar cómo me gano la vida, pronuncio la
palabra funcionario con la misma aversión que una prostituta declararía la
suya. Son términos cargados de una fuerte connotación peyorativa que sirven
para higiénicas campañas de aparente decencia moral con las que el Poder disimula
sus debilidades y flaquezas. Sin embargo, la existencia de ambas “profesiones”
se debe a la necesidad de los demás, de quienes exigen sus servicios. Las putas
sobreviven porque hay clientes que pagan por saciar sus bajos instintos, y no
al revés. Y los funcionarios existen para garantizar el funcionamiento de los
mecanismos del Estado y la prestación de servicios públicos.
Ningún funcionario es responsable del volumen y dimensión de
la administración en la que trabaja. Ni siquiera de su eficacia, que depende de
una normativa que regula el desempeño de su función y de una burocracia que
establece los procedimientos. Nada de ello es caprichoso pues está orientado
hacia la objetividad y la equidad de la actividad pública. No es perfecto, pero es el sistema que menos se presta a la subjetividad y la discriminación. Los puestos de
trabajo son de pública concurrencia y se accede a ellos conforme al mérito y la
capacidad de los concursantes. Se consigue así la mayor independencia y
autonomía posible del poder político y el gobierno de turno.
Pero no evita ser objeto de campañas de desprestigio para
distraer a la población y causar la división entre los trabajadores. El
gobierno que ahora pretende contrarrestar su incapacidad para afrontar la
crisis presentando a los funcionarios como unos privilegiados frente a los
parados, era el mismo (ideológicamente) que creó la burbuja inmobiliaria de la
que muchos de esos parados se beneficiaron durante años sin que nadie, tampoco
el gobierno, procurara equiparar sus salarios al de aquellos. Los
funcionarios nunca lo exigieron entonces, como tampoco toleran que hoy se les
recorte el sueldo y derechos de forma injusta y torticeramente. Ni ellos son los culpables de
esta crisis ni representan una carga “insostenible” que la agudice.
Pero como con las rameras, el cliente no va a asumir su
responsabilidad, no va a reconocer un comportamiento inmoral, y echa la culpa a
ellas. Así, los funcionarios son culpables de un endeudamiento que al perecer
el país no puede saldar y quienes se entramparon difieren la culpa hacia los
trabajadores públicos, entre otros. Y para que nadie se solidarice con ellos,
se les cuestiona y desprestigia, retratándolos como holgazanes privilegiados.
No queda más remedio, en estos tiempos, que reconocer que
soy un puto funcionario que ha de empobrecerse y confiar en que no acabe siendo
despedido por desempeñar su trabajo.
viernes, 13 de julio de 2012
Los `sablazos´ de Rajoy
Desde que accedió al Poder, hace siete meses, con la promesa
de hacer lo que Dios manda y convencido de que con su mera presencia en el Gobierno se
arreglarían los problemas, Mariano Rajoy ha ido dando verdaderos “sablazos”, cada vez
más brutales, a los ciudadanos, a quienes ha vaciado los bolsillos tras
atemorizarlos previamente con males mayores por la gravedad de la “herencia”
recibida. En un resumen nada exhaustivo, estos son algunos de los “atracos” que Rajoy ha
cometido con sus medidas a los que le votaron como a los que no, y cuya
simple enumeración evidencia una intencionalidad que excede a la lucha contra la
crisis económica.
-Subida del IRPF.
-Subida del IBI
-Supresión de las bonificaciones al gasóleo profesional.
-Eliminación de las ayudas al alquiler (renta básica de emancipación).
-Se suspende la incorporación de nuevas categorías de beneficiarios dela Ley
de Dependencia.
-Congelación del salario de los funcionarios
-Congelación del salario mínimo interprofesional.
-Aumento de la jornada laboral en la función pública.
-Limita al 10% las vacantes a cubrir en las administraciones públicas.
-Eliminación del canon digital.
-Aplaza los Presupuestos de 2012 hasta después de las elecciones andaluzas, para favorecer a Javier Arenas y no desvelar nuevos recortes.
-Primera ley de reforma financiera (tercera, en realidad, del sector).
-Recortes adicionales en Sanidad y Educación por 10.000 millones de euros.
-Copago farmacéutico.
-Supresión de atención médica a inmigrantes, salvo urgencias.
-Aumento del número de alumnos por aula en colegios e institutos.
-Encarecimiento de las matrículas universitarias.
-Endurecimiento en la concesión de becas universitarias.
-Supresión de la asignatura de Educación parala Ciudadanía.
-Encarecimiento de las tasas judiciales.
-Reforma de la ley de aborto (retroceso a la ley de supuestos).
-Segunda reforma financiera: amnistía fiscal a los evasores.
-Ley de flexibilización para la privatización de las televisiones autonómicas y control de RTVE.
-Se condena a la desaparición la minería del carbón.
-Quita la paga de Navidad a los funcionarios.
-Suprime los días de libre disposición de los funcionarios.
-Reduce las prestaciones a los parados a partir del sexto mes.
-Reduce el número de liberados sindicales en las empresas.
-Suprime la deducción por compra de vivienda.
-Subida de impuestos al tabaco y tasas por contaminación.
-Suprime las bonificaciones por contratación.
-Vuelve a reducir las partidas presupuestarias de los ministerios.
-Reduce las ayudas a los cuidadores dela Ley de Dependencia.
-Recorta el número de concejales en los municipios.
-Tercera reforma financiera: las condiciones de Bruselas para el rescate de España.
Primer sablazo (diciembre
2011):
-Reforma laboral (abaratamiento del despido).-Subida del IRPF.
-Subida del IBI
-Supresión de las bonificaciones al gasóleo profesional.
-Eliminación de las ayudas al alquiler (renta básica de emancipación).
-Se suspende la incorporación de nuevas categorías de beneficiarios de
-Congelación del salario de los funcionarios
-Congelación del salario mínimo interprofesional.
-Aumento de la jornada laboral en la función pública.
-Limita al 10% las vacantes a cubrir en las administraciones públicas.
-Eliminación del canon digital.
-Aplaza los Presupuestos de 2012 hasta después de las elecciones andaluzas, para favorecer a Javier Arenas y no desvelar nuevos recortes.
-Primera ley de reforma financiera (tercera, en realidad, del sector).
Segundo sablazo
(abril 2012):
-Subida de la luz y el gas.-Recortes adicionales en Sanidad y Educación por 10.000 millones de euros.
-Copago farmacéutico.
-Supresión de atención médica a inmigrantes, salvo urgencias.
-Aumento del número de alumnos por aula en colegios e institutos.
-Encarecimiento de las matrículas universitarias.
-Endurecimiento en la concesión de becas universitarias.
-Supresión de la asignatura de Educación para
-Encarecimiento de las tasas judiciales.
-Reforma de la ley de aborto (retroceso a la ley de supuestos).
-Segunda reforma financiera: amnistía fiscal a los evasores.
-Ley de flexibilización para la privatización de las televisiones autonómicas y control de RTVE.
-Se condena a la desaparición la minería del carbón.
Tercer sablazo
(julio 2012):
-Subida del IVA.-Quita la paga de Navidad a los funcionarios.
-Suprime los días de libre disposición de los funcionarios.
-Reduce las prestaciones a los parados a partir del sexto mes.
-Reduce el número de liberados sindicales en las empresas.
-Suprime la deducción por compra de vivienda.
-Subida de impuestos al tabaco y tasas por contaminación.
-Suprime las bonificaciones por contratación.
-Vuelve a reducir las partidas presupuestarias de los ministerios.
-Reduce las ayudas a los cuidadores de
-Recorta el número de concejales en los municipios.
-Tercera reforma financiera: las condiciones de Bruselas para el rescate de España.
Si esto era saber lo que había qué hacer, mezclando el
aborto con los recortes económicos y la Educación para la Ciudadanía con las
ayudas a Bankia, que venga Dios y lo vea. ¿Adivina usted la intención?
jueves, 12 de julio de 2012
Nunca imaginé que fuera posible
Siempre supuse que aquí no pasaría, que España se libraría
de la humillación por la que se ha hecho pasar a Irlanda, Grecia y Portugal,
cuyas economías fueron intervenidas sin contemplaciones por la troika (FMI, BCE y Alemania) que
controla la buena salud del capitalismo
en Europa. Estaba convencido de que los desbarajustes de nuestro sistema
financiero se corregirían con la exigencia de responsabilidades al sector
bancario, auténticos culpables de todas las burbujas especulativas que nos han
llevado a la situación actual. Y que, como mucho, se “ajustarían” algunos
“gastos” que el liberalismo repudia de las políticas socialdemócratas, como son
determinados servicios sociales que trasladaría a la iniciativa privada.
Jamás sospeché que hacer “sostenible” el Estado de Bienestar
fuera en realidad un derribo en toda regla, su desmantelamiento absoluto bajo
la excusa de una crisis con la que se está barriendo en el continente cualquier
vestigio de todo lo que no sea una economía basada en el libre mercado, sin
regulaciones ni intervencionismo estatal. No creí que Europa fuera un conjunto
de países con gobiernos de tecnócratas impuestos o teledirigidos para ceder
soberanía a una Bruselas dominada por los neoliberales. Ni que sus “recomendaciones”
fueran de obligado cumplimiento, como el mismo Rajoy ha tenido que reconocer
cuando, renunciando a cualquier promesa, ha propinado el mayor hachazo de la
historia al poder adquisitivo de los trabajadores y les ha sustraído unos derechos
sociales y laborales conquistados por años de lucha.
Y todo por culpa de unos pocos, los especuladores de las
finanzas. Así, para solucionar el agujero bancario, el Gobierno del Partido
Popular contrae un acuerdo con la Unión
Europea para ajustar bruscamente el déficit nacional gracias a
un “préstamo” de 100.000 millones de euros. Y lo garantiza no con obligaciones y
compromisos de la banca, sino con aval público, transfiriendo recursos de los
ciudadanos a las finanzas; es decir, empobreciendo y esquilmando, en plena
recesión, a los trabajadores y clases medias. Ante la exigencia de mayor
“solvencia”, emprende recortes por más de 65.000 millones de euros en dos años
del dinero destinado al funcionamiento del caquéctico Estado de Bienestar que
aún teníamos. Cumpliendo todas las condiciones del rescate de Bruselas, Rajoy
acomete lo que jamás yo imaginé que pudiera hacer, sabiendo incluso que era un
representante de la derecha española: entregar el país a los depredadores
europeos para que arrasen con los escasos beneficios de la clase trabajadora:
su trabajo, su salario y sus sistemas de protección social.
De todos los recortes que Rajoy ha anunciado en sede
parlamentaria, ninguno afectará a la élite privilegiada de los más pudientes, a
quienes, por el contrario, se les concede una amnistía fiscal, sin penalización
alguna, para que retornen los capitales evadidos; ningún impuesto a las grandes
fortunas; ninguna exigencia a los bancos para que devuelvan las ayudas
concedidas para su saneamiento y capitalización; ninguna solicitud de
colaboración a las grandes empresas para que contribuyan creando empleo como
forma de repartir con la sociedad parte de sus ganancias; ninguna supresión de
exenciones a una Iglesia acostumbrada a los privilegios; ninguna referencia a
la austeridad de la Casa Real y
a un comportamiento menos bochornoso; ninguna mención de ahorro a los
militares; ninguna autocrítica a la clase política para que sea solidaria con
el pueblo al que desvalija, salvo algunas medidas anecdóticas para quienes disponen
de altos y múltiples emolumentos; nada al capital ni a los poderosos. Como en
las viejas sociedades estamentales, son intocables los de noble cuna.
Todos los sacrificios, en cambio, se dirigen hacia los
trabajadores: para ellos es la subida del IVA, la eliminación de la paga de
Navidad de los funcionarios y empleados públicos, recortes drásticos en la Ley de Dependencia y en las ayudas
a los cuidadores, de quienes se desconfía abiertamente hasta amenazar con
espiarlos, según Ana Mato, la peor ministra de Sanidad; supresión de la deducción por la compra de nueva vivienda,
cuando se acababa de reinstaurar: reducción de las percepciones del paro y de
las bonificaciones a la contratación, subida de impuestos al tabaco y en las
cargas medioambientales, nuevo recorte al presupuesto ministerial, ajuste del
número de liberados sindicales, supresión de los días de libre disposición en
la función pública, etc.
Jamás creí que llegríamos a estos extremos. No creí posible
que España fuera intervenida, y menos de esta forma: con engaños, mentiras y
amenazas; primero, negando decisiones que después se tomarían sin dudar, y
luego, mintiendo sobre las causas que excusan el empobrecimiento de la
población. Es descorazonador haber errado tanto en las posibilidades del país
para acabar siendo tratados como holgazanes. Pero lo más doloroso ha sido ver
el jolgorio y los aplausos con que la bancada popular recibía cada una de estas
duras medidas de Rajoy. Se alegraban de lo que va a producir más sufrimiento a
los desfavorecidos, del despojo de sus exiguos derechos. La consideración por
parte de la derecha política que sustenta al Gobierno sobre derechos laborales
quedaba resumida en el grito que emitió un ilustre parlamentario del Partido
Popular cuando desde la tribuna se desgranó la reducción de los liberados
sindicales: “¡A trabajar”!, profirió quien considera que los representantes de
los trabajadores en las empresas es un “lujo” innecesario e insostenible. ¡Ahora
me explico por qué Rajoy hace lo que hace!
miércoles, 11 de julio de 2012
El carbón lo tiene negro
Hoy concluyen en Madrid las diversas marchas de mineros que,
desde Asturias, Aragón, León y Andalucía, se han convocado para expresar así su
protesta por el recorte de cerca de un 64 por ciento en las ayudas a la minería
del carbón. El ministro de Industria, José Manuel Soria, ya ha advertido que es
obligado cumplir con la reducción de
subvenciones al sector impuesta por la Unión Europea , sobre todo este
año en que hay que ajustar el déficit a lo acordado con Bruselas. Este recorte
del 64 por ciento en las partidas destinadas, en los Presupuestos Generales del
Estado, a la producción de carbón, es lo que ha encendido la mecha de las
protestas, encierros, manifestaciones, enfrentamientos, altercados, paro
indefinido y las marchas de unos trabajadores que ven que el Gobierno, con esta
medida, los condena al paro y al cierre de las cuencas mineras. Según el
secretario de Industrias Extractivas del sindicato Comisiones Obreras, Juan Carlos Álvarez
Liébana, ello conlleva “la condena del
sector y el cierre de la actividad”.
La industria minera del carbón genera en España 10.000
empleos directos y 30.000 indirectos, y su producción se destina casi
exclusivamente a la generación de electricidad en centrales térmicas. No es un
problema nuevo, sino que siempre ha sido una actividad que ha necesitado
aranceles para ser rentable y competitiva. Su consideración como servicio
público por el problema social que afectaría a regiones sin otra alternativa
productiva, ha motivado que los distintos Gobiernos hayan extendido las ayudas
al sector hasta el último plazo en 2018 autorizado por Europa, cuya Directiva
que regula el funcionamiento del mercado de la electricidad permitía a los
Estados miembros instaurar este tipo de obligaciones de servicio público por
razones de seguridad en el abastecimiento.
Ese compromiso de reducción progresiva de las subvenciones
al carbón, por motivos medioambientales dada la contaminación por gases de
efecto invernadero que genera, es lo que ahora ha incumplido el Gobierno del
Partido Popular, acortando los plazos y aplicando recortes de mayor cuantía a
causa de la crisis económica y la necesidad de reducir el déficit en las
cuentas nacionales.
A ello se añade que las vetas de carbón están prácticamente
agotadas y el precio de producción es más caro que el de otros países. Además,
la sobreexplotación de los recursos, la contaminación atmosférica, de aguas y
suelos, y las alteraciones paisajísticas, todo en su conjunto determina que el
futuro del carbón autóctono es más negro que el propio mineral.
Sin embargo, no sólo con recortes se aborda un problema del que son
ajenos los trabajadores. Los mineros son víctimas de una mala política energética,
de una deplorable gestión de las ayudas y subvenciones y de una carente
capacidad gubernamental para generar alternativas de economía productiva en las
regiones de las cuencas afectadas por la reconversión de la minería del carbón.
Reconducir la situación es lo que exigen al Gobierno los mineros que llegan
tras días de marcha a Madrid. Deploran el certificado de defunción que el
ministro les quiere aplicar y, con su presencia en la capital y las caras
tiznadas, pretenden presionar para que se les prometa un plan viable de
reconversión y reubicación que garantice el trabajo. No quieren subvenciones,
pero tampoco recortes: aspiran a tener trabajo. Y aunque el carbón sólo
representa el 7 por ciento de la energía eléctrica, y ésta es mucho más barata
quemando carbón importado del exterior, los mineros son españoles a los que el
Gobierno no puede abandonar a su suerte sin preocuparse por buscar soluciones y
alternativas. Es su obligación y así se lo demandan los ciudadanos, sean
mineros o no.
martes, 10 de julio de 2012
¿Nos informan?
Me refiero a los medios de comunicación (prensa, radio,
televisión e internet), a través de los cuales procuramos conocer lo que sucede
en cualquier rincón del mundo, incluyendo nuestro pueblo. Esos medios, en
cualquier soporte, nos transmiten información sobre hechos acaecidos en cada ámbito
de su influencia, parcelada según temática (nacional, internacional, economía,
sociedad, etc.) Responden al esquema básico del paradigma de la comunicación:
E-M-R, un emisor, un mensaje y un receptor.
Sin embargo, nada es tan sencillo, y menos en comunicación.
El principio de la comunicación se complica al existir una fuente de información,
un codificador, un canal de transmisión, el ruido que distorsiona el mensaje y el
contexto en que todo ello se produce y lo carga de sentido. Y estamos hablando
sólo de la teoría, partiendo de Aristóteles (orador, discurso, audiencia) para
citar los modelos de Jakopson y Shannon, de entre tantos existentes.
Todo en comunicación es mucho más complejo. Los medios,
incluso sin ánimo de hacerlo, nos ofrecen una información sesgada y parcial. Elaboran
la información para hacérnosla comprensible y asequible, procurando atender nuestras
preferencias y sus intereses. Por ello, seleccionan las noticias, nos cuentan
una porción minúscula de lo que ha ocurrido en cualquier entorno a los que
prestan atención. Ahí se produce la primera manipulación, involuntaria o no, de
la información: determinan qué es lo importante y lo que nos debe preocupar,
creyendo que así responden a nuestras inquietudes o conforman nuestra atención.
Los lectores estamos atrapados (y muchas veces
influenciados) por la interpretación de la realidad que nos brindan los medios
de comunicación, especialmente si accedemos a una única vía de información. Ello
es fácil de discernir al escuchar la opinión de los consumidores de El Mundo, ABC, El País o Intereconomía: la mayoría de sus
consumidores coincide con el punto de vista del periódico o el medio del que
son habituales. ¿Responde el medio al gusto de sus clientes o éstos se acomodan
a la visión que les ofrece el medio? Aun conociendo que la relación entre medio
y cliente no es recíproca, la respuesta no es clara ni determinante.
Cada medio de comunicación pertenece a una empresa mercantil
que busca lograr beneficios económicos de su actividad. Es decir, tiene
intereses legítimos que defender, que se insertan en un entramado de relaciones
sociales, políticas y económicas, que condicionan, aunque sea indirectamente,
su producto mediático. Refiriéndose a los informativos de las cadenas de
televisión, Angeles Barceló opina: “Los
informativos de la televisiones privadas no dan información, es otra cosa”.
Y es otra cosa porque deben mantener una audiencia que los haga rentables, su
razón de ser. En cambio, los medios públicos, que en principio no están
condicionados por la rentabilidad aunque sí por la audiencia, podrían ofrecer
una información más plural. Pero están sujetos al control político, como ha
demostrado Rajoy, presidente del Gobierno, al cambiar el modelo de elección del
presidente de Radiotelevisón Española (RTVE) para colocar a una persona de su
confianza (política, se entiende).
Si no nos podemos fiar ni de lo que hablamos, ¿cómo confiar de
los medios de comunicación? La única manera de hacerlo es abriendo el abanico
de nuestras fuentes de información, procurando conocer las opiniones a favor y
en contra de cualquier asunto de nuestro interés, leyendo las versiones que
ofrecen unos y otros, para intentar completar el mosaico de interpretaciones en
que cualquier hecho se descompone. Con ello es posible que no logremos alcanzar
el conocimiento exacto de la realidad, pero al menos evitaremos que se nos
inculque una sola versión unificadora y sin contrastar, incluso desde la precaución que nos
aconseja Gervasio Sánchez: “Estamos
saturados de mala información”. Ello también nos ayudará huir de ese fenómeno
social que denuncia con franqueza Javier Marías: “El enorgullecimiento de la ignorancia”.
Y para responder al titular: los medios no informan, pero
dan pistas para que lo hagamos. Depende de nosotros, también de usted, amigo lector.
lunes, 9 de julio de 2012
La lapidación de la mujer
Aunque la noticia es la suspensión de la condena que pesaba
sobre Intisar Sharif Abdallah, una
mujer (incluso se sospecha que sea menor de edad) condenada a morir por
lapidación en Sudán al haber sido encontrada culpable de zina o mantener relaciones sexuales ilícitas, según la ley
islámica, el hecho que motiva este comentario es que la mujer sea, todavía,
objeto de castigo mortal por asuntos morales o religiosos. Afortunadamente, en
este caso, la víctima ha conseguido quedar libre tras el sobreseimiento del
mismo por falta de pruebas. Y vuelve a producirse la circunstancia de que ha sido la propia familia la que ha reiterado
la denuncia contra Abdallah, con paliza incluida impunemente por parte de un
hermano, para lavar la afrenta al honor familiar.
Ya en otra ocasión, también mereció un post en este blog un suceso similar, acaecido en la persona de
Sakineh Ashtiani, otra mujer sentenciada a muerte en Irán por idéntico
“delito”: ser mujer en un país islámico que no soporta la igualdad de género ni
la libertad en casi nada, mucho menos en cuestiones sexuales. Como estos,
todavía son siete los países del mundo que contemplan la muerte por lapidación
en el castigo de penas por conductas ilícitas o inmorales. Y la inmensa
mayoría de tales condenas, por no decir su totalidad, recae sobre mujeres que,
culturalmente en esas sociedades, son consideradas focos de pecado y seres a
los que no se les reconoce su
equiparación con el hombre, por lo que se ven relegados a una condición
subordinada, en derechos y libertades, al masculino, único intérprete de leyes, costumbres y normas civiles.
Causa estupor que, en un mundo globalizado que comparte
tecnologías y negocios, aún permanezcan y se toleren estos arcaicos
comportamientos más propios de sociedades feudales y machistas, que se valen de argumentos
religiosos y morales para someter y degradar a la mujer, escamoteándoles el
reconocimiento de derechos que posibiliten su liberalización y la plena asunción
de su dignidad como persona. Para ellas, la Declaración de Derechos
Humanos no es compatible con su pertenencia a regímenes islámicos que dictaminan
hasta las prendas que han de vestir (velos, etc.) y el sometimiento de sus
vidas a las leyes de la sharía, ley islámica tradicional. Por
suerte para Intisar S. Abdallah, el progreso debido a Internet ha logrado que cerca de 80.000 personas
pidiesen a las autoridades sudanesas la suspensión de una condena que habría de
avergonzar a la Humanidad
en su conjunto. Pero no en todos los casos se consigue detener la ejecución de
condenas que nos retrotraen a épocas en que se consideraba a la mujer como
ciudadano de segunda clase y carente de alma. No es algo definitivamente erradicado siquiera
en sociedades presuntamente civilizadas, pues en Argentina acaban de condenar
al dictador Jorge Rafael Videla a 50 años de cárcel por el robo sistemático de
bebés durante la última dictadura militar (1973-1983), el cual se defendió arguyendo
que las madres eran “militantes activas
en las maquinarias del terrorismo y muchas de ellas usaron a sus hijos
embrionarios como escudos humanos al momento de ser combatientes”.
Si en Occidente se pueden producir tales atrocidades, ¿qué nos
puede sorprender del mundo islámico? Nos indigna que en ambos mundos la mujer
sea considerada un objeto manipulable y provechoso para el control y
sometimiento de la sociedad a causa de una imperante mentalidad machista que niega su
dignidad como ser humano. Da asco.
domingo, 8 de julio de 2012
No hago otra cosa
No puedo dormir. Tu imagen desaloja el sueño de una
cabeza cuyos pensamientos continuamente te convocan. Mi mente se empeña en
renunciar al olvido de lo que ya forma parte del pasado. La memoria te
inmortaliza en el recuerdo para abstraerse con lo que quiso ser eterno cuando
nada puede serlo. Se aferra a una ilusión que la voluntad no es capaz de hacer
desvanecer. Y te busca en cada rincón de la existencia a pesar de que ya no estás.
Pero no puedo hacer otra cosa porque sigues en mi -dijo antes de quedarse dormido.
sábado, 7 de julio de 2012
El desprestigio como estrategia
“En España no hay patriotas. Desde que empezó la crisis, los
de abajo han sufrido paro, saqueo salarial, restricciones sin cuento de
servicios. Sin embargo, no se han aprobado medidas que obliguen a los de
arriba, a los que se envuelven en la bandera rojigualda, a poner un solo euro
sobre el tapete. Todo lo contrario: se han reducido sus aportaciones fiscales,
se les ha abaratado el coste del despido y se les ha premiado con una amnistía
fiscal que es un cruel sarcasmo para el contribuyente. (…) Viven en una burbuja
protegidos por la cobardía de nuestros políticos.”
Leer más en: Concha Caballero, “El desprestigio como estrategia”, El País
Andalucía, 7 de julio de 2012.
viernes, 6 de julio de 2012
Los viernes en vacaciones
Los viernes, durante las vacaciones, dejan de ser la
excepcionalidad que eran, la singularidad que hacía frontera entre la semana de
trabajo y el apéndice de ocio y relax. En vacaciones, los viernes se convierten
en un día igual a cualquier otro, que en nada se diferencia del anterior y
posterior porque todos te ofrecen el mismo proyecto vital de apurar las horas
sin ninguna programación obligatoria ni previa. No existe una separación entre
actividades distintas, entre las que deseas y las que asumes por obligación. Si
acaso, los viernes en verano marcan el
inevitable fin del período de ociosidad, el próximo final del aburrimiento
divertido y festivo que te permite no hacer nada por estar de vacaciones, salvo
la cotidianeidad de la expectación, el aguardar a los acontecimientos imprevistos
que alteran la rutina del descanso, tan necesario. Por eso, hoy, no sabía ni
que era viernes hasta que abrí el periódico. Un viernes sin encanto porque algo
malo debían de tener las vacaciones: la uniformidad de sus días.
jueves, 5 de julio de 2012
Por encima de nuestras posibilidades
Cuantas más reformas se emprenden, más se recorta el gasto, más
empleo se destruye y la actividad económica permanece en estado catatónico, los
ciudadanos siguen viviendo por encima de sus posibilidades, lo que, a juicio de
los que adoptan todas estas decisiones empobrecedoras, fue la causa de la interminable
y profunda crisis que padecemos. Cuanto más se limita la capacidad de consumo
de la gente, ésta se sigue endeudando, menos que antes pero se endeuda, seguramente
porque no renuncia a seguir viviendo y confía en que algún día esas “vacas
gordas” que otros nunca dejan de acariciar también se acuerden de los
maltratados por los gestores de la política económica, es decir, la única política
en realidad.
Resulta que, por primera vez en los últimos doce años -desde
al menos el año 2000-, el consumo superó a las rentas, lo que significa que se
gasta más de lo que se gana y, por tanto, no sólo no se ahorra (¿quién puede
ahorrar en estos tiempos?), sino que se echa mano de los créditos o de los
ahorrillos escondidos bajo el colchón. Una conducta comprensible por cuanto las
familias podrán viajar menos, pero tienen que sobrevivir a las penurias de la
actualidad gracias al endeudamiento que todavía les es posible. No es de
extrañar, en esta situación, que los que tenían posibilidad de ahorro, ahorren
menos, pero los que tiraban para adelante con deudas, sigan endeudándose aún más,
a pesar de lo cual el poder de compra de los ciudadanos, en su conjunto, ha descendido
un 1,3 por ciento en un año.
Vivir por encima de las posibilidades es la única manera de
vivir para una mayoría de la población que, con sueldos escasos o nulos, han de
afrontar la adquisición de cualquier bien de consumo. Desde una hipoteca hasta
la letra de un televisor son deudas que se financian con ahorros o créditos que
brinda el mercado financiero. Pero culpabilizar al endeudado de los abusos
cometidos por el prestamista, quien no sólo ofertó créditos con excesiva
generosidad y benevolencia (incluso a insolventes), sino que además engañó a
clientes (hipotecas subprime, tasaciones por encima de su valor e inversiones
en preferentes) y a sus cuates y autoridades (véase el escándalo de Barclays y
Banco de Inglaterra en Reino Unido por la manipulación de datos en el crédito
interbancario), es hacer recaer la responsabilidad de una crisis en los damnificados
por ella, en una maniobra perfectamente diseñada para proteger a los verdaderos
culpables (agentes, agencias y gobiernos) de un capitalismo desenfrenado por
falta de regulación, justo lo que sigue exigiendo –más desregulación-, en
nombre de esos todopoderosos mercados, los políticos adscritos al liberalismo
económico más inhumano.
En este contexto, produce grima escuchar al ministro Guindos anunciar “esfuerzos
adicionales”, y al presidente Rajoy decir que apretará el acelerador de unas “reformas”
que –léanse bien: recortes, bajadas de sueldos y más impuestos- no son para
socorrer a los ciudadanos, sino por ayudar a esa banca para la que se ha
solicitado el millonario rescate a Bruselas. Y para justificar esta dura política
de “austeridad”, se sigue aduciendo el vivir por encima de las posibilidades de
los españoles, a quienes se les recortan rentas y se le eliminan derechos conquistados
con sangre, sudor y lágrimas, aunque, por lo que desvelan las estadísticas, de
manera inútil: seguimos viviendo por encima de nuestras posibilidades. ¿Qué
querrán, que nos dejemos morir de inanición?
martes, 3 de julio de 2012
El circo de La Roja
Justo cuando peor estamos, cuando nos engulle sin
misericordia una crisis que nos conduce cuarenta años atrás, a los tiempos sin
derechos pero cargados de obligaciones serviles, donde el cacique era el señorito
feudal de haciendas y vidas gracias al cual se podían ambicionar unas migajas
de trabajo en régimen de explotación, y la autoridad era indiscutida, temida y
arbitraria, laxa para los ricos pero sumamente estricta para un pueblo sumido
en la miseria material y moral, surge entonces el futbol liberalizador de
tensiones contenidas, de válvula de escape para las presiones insoportables de
una sociedad que no halla satisfacciones más que en los colores de unos equipos
que encauzan su descontento, sus ansias de expresión y su afán por disfrutar de
la libertad.
El Poder sabe que debe dejar alguna espita que libere la
presión con que gobierna, exprime
voluntades y llena las arcas en beneficio de los detentadores de su autoridad.
La iglesia era, en otros momentos históricos, ese “opio” que adormecía las
conciencias, confortándolas con un paraíso de justicia ubicado más allá de la
muerte y actuando con una complicidad criminal que aconsejaba el sometimiento
paciente y sufriente como pasaporte a la gloria celestial.
Luego fue el deporte, con el advenimiento de una democracia
que tiñó de banderas las regiones y las saturó de instituciones burocráticas y de
cargos políticos que multiplican el coste de una Administración ruinosa, el
deporte como fiesta para el desahogo y el patrioterismo más simplón y ramplante
de cuantas emociones se pueden inducir para cegar inquietudes y desviar
preocupaciones colectivas. Ninguna invasión militar extranjera poblaría de
enseñas patrias los balcones de nuestras ciudades como las que hoy contemplamos
con el triunfo de la selección española en la Eurocopa : una histeria
alimentada por los medios de comunicación que, de forma monográfica y asfixiante,
se dedicaron por todas las cadenas de televisión, públicas y privadas -salvo alguna excepción-,
a retransmitir el ritual de una celebración multitudinaria en medio de las
calles, sin que las fuerzas del orden público ni ninguna autoridad
gubernamental lo reprimiera como suele cuando son jóvenes los que protestan por
recortes en la educación.
Aborrezco estas expresiones jaleadas desde el Poder, ese que encarna un
presidente de Gobierno parco en dar explicaciones sobre las medidas que impulsa
para empobrecernos, pero que dispone de tiempo y ánimo para arrimarse a los
vencedores de gestas tan inútiles para la prosperidad y el progreso de la gente
como las del futbol y, en general, las del deporte. Aborrezco ese tratamiento
que nos aborrega en una masa uniforme y vociferante, que se disfraza con presuntos colores patrios
para clamar a unos héroes nada altruistas con los problemas que asolan al país.
Un espectáculo de la extraordinaria capacidad sumisa de quienes, así, pueden
desahogarse con tan poco, facilitando un imponente rendimiento mediático y
sociológico que explotan los que salen en la foto. Véanlos y apláudanlos.
lunes, 2 de julio de 2012
Empleadas y empresarios domésticos
Se agotó el plazo (30 de junio) para convertir el trabajo
doméstico -generalmente oculto a la
Hacienda pública- en actividad que cotiza al sistema general
de la Seguridad Social ,
lo que obligaba a los contratantes de las empleadas domésticas, las antiguas
limpiadoras de casas, a declararse empresarios de unas trabajadoras a tiempo reducido.
Al parecer, la medida no ha surtido los efectos deseados por cuanto el número de
altas en la Seguridad Social
-151.000 modificaciones- no se corresponde con las estimaciones que cifraban en
decenas de miles las mujeres que se dedican irregularmente a esta actividad. Y
ahí, probablemente, radique el exiguo éxito de la medida.
Porque resulta que la iniciativa desprende un “aroma”
exclusivamente recaudatorio, al obligar a las mujeres a tramitar y cotizar por
cada domicilio que sirven, y simultáneamente convierte a los hogares en empresas
que deben asimismo declarar y abonar la cuota empresarial de la empleada,
independientemente del número de horas de sus servicios, encareciendo el mismo.
Tanto para una parte como para la otra, el trámite resultaba complicado y lesivo
a sus mutuos intereses.
Por parte de las empleadas del hogar, porque una gran
mayoría desarrolla esta labor de forma subsidiaria a otras dedicaciones que, en
caso de declararse, resultaban incompatibles. Son remuneraciones extras que se
obtienen para completar un subsidio, una paga del paro o un sueldo escaso de otro
trabajo que, en principio, les impediría legalmente compatibilizarlo. Un número
elevado de ellas ha preferido seguir limpiando de forma opaca a Hacienda, a
pesar de los beneficios que, según el Gobierno, reportaría normalizar la relación
laboral que establecen con cada hogar.
Y por parte de los contratantes, porque resulta excesivo
considerarse empresario por solicitar los servicios de una limpiadora dos o
tres horas a la semana, con el papeleo y los certificados que ello conlleva,
las estipulaciones del contrato y las cotizaciones que han de abonarse a Hacienda.
En realidad, más que ocultar al fisco esta actividad, lo que ha impedido su
plena implantación es la complejidad burocrática y recaudatoria de la medida,
que va en contra de los intereses de ambas partes.
Posiblemente, hubiera sido más consecuente con la realidad
arbitrar opciones legales para que, a quien le conviniera, pudiera convertirse
en trabajador autónomo que presta servicios de limpieza a domicilio, cuyas cargas
(licencias, seguridad social, cotización por módulo, etc.) se repercutirían en precios
por hora estipulados.
Tal tratamiento fiscal solventaría las reticencias de muchos
hogares que simplemente solicitan un servicio de pocas semanales a una persona
a la que no consideran una empleada,
sino una prestataria de los mismos. Ellas, a su vez, podrían así compatibilizar
este trabajo con aquellos otros que pudieran realizar paralelamente.
En cualquier caso, es necesario que el empleo doméstico
tenga idéntica protección que cualquier trabajo, reconociéndosele los mismos derechos
que las leyes otorgan a cualquier trabajador, ya sea por cuenta propia o ajena
(pagas extras, vacaciones, bajas por enfermedad, horarios, paro, etc.). Si esa era
la finalidad de la iniciativa legal, su reforma para simplificarla es
obligada para extender y completar su aplicación. Pero si la finalidad era
meramente recaudatoria, me temo que el trabajo doméstico seguirá siendo “negro”
a efectos fiscales y sus condiciones no mejorarán.
domingo, 1 de julio de 2012
Cuestión de educación
Ahora que se inician las vacaciones, cuando el curso escolar
concluye con los aprobados y suspensos correspondientes, parece buen momento
para una reflexión serena sobre la educación. La coyuntura actual, con las
profundas modificaciones que está introduciendo el Gobierno conservador en la
enseñanza, a todos los niveles, propicia este debate, partiendo de una constatación
previa: el futuro de nuestros hijos y, por ende, el del país no debe estar sometido
a los vaivenes políticos respecto a la educación. La arquitectura troncal de la
enseñanza tendría que ser ajena a la diatriba partidista, ya que de su
estabilidad y solidez depende la preparación durante años de las nuevas
generaciones.
Hay en ciernes otra “reforma” educativa que pretende ser una
revolución que trastocará todo el sistema educativo, desde Primaria y
Secundaria hasta Bachillerato y las Universidades. Se trata de la nueva Ley
Orgánica para la Mejora
de la Calidad Educativa
(LOMCE), que viene a sumarse a todas las emprendidas hasta la fecha en
democracia (LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE, etc.), sin solución de continuidad. Ninguna
de ellas, por una razón u otra, ha fructificado como se esperaba, reduciendo el
fracaso escolar y el abandono temprano. Pero todas han supuesto, con cada
cambio legal, un freno en la dinámica funcional de los centros, los cuales han
tenido que adaptarse a temarios, materias y pedagogías supuestamente
innovadoras, cuando la intención siempre ha sido la misma: la “educación” como subproducto
de la enseñanza, en el sentido de adoctrinar incluso sobre valores cívicos, en
vez impartir saberes. Todas las reformas olvidan que la escuela está para
enseñar, instruir, no para educar, aunque no pueda disociarse una cosa de
otra.
Cada vez de manera más notoria, el sistema educativo adquiere
perfiles instrumentales, como medio para el acceso al mercado del trabajo o la
satisfacción de las necesidades de mano de obra de la actividad económica. Ya
no se aspira a la educación para combatir las desigualdades debidas a la cuna o
la riqueza, ni siquiera como instancia para la socialización. Hoy la escuela
prepara los trabajadores que requiere el mercado, con una fragmentación del
conocimiento adecuada a la formación específica que demanda cada sector
laboral.
Creo que se traiciona con cada reforma el objetivo último
de la enseñanza que es el ayudar a los alumnos a descubrir y desarrollar sus
capacidades. Convendría, por tanto, dejar de manipular el sistema educativo
cada vez que cambia el gobierno de la Nación y alejarse de la tentación de
utilizar la escuela como centros productores de los “recursos humanos” de que
se servirá el mundo del trabajo. Porque, como dice el profesor Julio Carabaña*: “Las
escuelas, en fin, no son fábricas. Los alumnos no son objetos que se producen;
ni siquiera son animales a los que se entrena; son personas que se forman, sirviéndose
de, entre otros muchos medios, lo que van aprendiendo en la escuela.”
Es improbable que el Poder deje de servirse de la educación como mecanismo
útil para el sometimiento de la población, pero deberíamos aspirar, al menos, que
mantenga su capacidad de transmitir saberes que algunos podrían ayudar para
la emancipación.
________
Nota: Julio Carabaña: Las escuelas del futuro, revista Claves de Razón Práctica, nº 222, págs. 9 a 19. Madrid, Mayo/Junio 2012.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)