miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Los ciudadanos deciden?

En democracia es lugar común admitir que los ciudadanos deciden sobre las cosas que afectan a la colectividad. No sólo cuando depositan su voto en unas elecciones, sino con el posicionamiento que expresan mediante la opinión pública. Se piensa que esta opinión es tan influyente que todos los partidos la tienen en cuenta a la hora de proponer iniciativas o adoptar acuerdos. Hay pocas cosas que se hagan en su contra y muchas en su nombre. Al menos, aparentemente. Claro que, para tener opinión, hay que conocer sobre lo que se opina. Emerge así la relevante función de los medios de comunicación. Ellos son los que exponen los asuntos sobre los que se debe opinar. La realidad que conocemos es la realidad que aparece publicada en los medios. Por tanto, dependemos de ellos para tener opinión. Puesto que nos indican sobre lo que pensar y decidir, ¿somos realmente nosotros quienes decidimos? ¿O decidimos teledirigidos?

Es fácil considerar que nadie nos obliga a tener una determinada opinión que, por otra parte, es compartida por un sector más o menos amplio de la sociedad. Pero esa opinión se basa en premisas que los medios nos plantean. ¿Hay otras? Es imposible saberlo. Sólo existe aquello que los medios nos hace visible. Creemos, por ejemplo, que en España hay dos grandes partidos políticos, junto a escasas formaciones minoritarias, aunque a la hora de votar nos encontramos papeletas de muchos más partidos de lo que imaginábamos. ¿Son minoritarios porque no los vota nadie o porque son desconocidos? ¿Habrá más?

La pluralidad de los medios nos obsequia versiones diversas y veraces de los acontecimientos. Es decir, no mienten, pero son parciales. Nos ocultan lo que no recogen en sus páginas y de esta manera nos abocan a pensar y decidir sobre lo que ellos consideran relevante. El mundo y la realidad es mucho más grande y complejo. Es importante saberlo para no sentirnos engañados.

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