sábado, 20 de marzo de 2010

Niños violados por voluntad de Dios

Soy de los que opinan que la fe es un asunto personal. Todos somos libres para adscribir cualquier creencia. Rechazo, por igual motivo, la imposición de credos y cultos a quienes no los profesan. Es mi crítica a las religiones: creyéndose en posesión de la verdad, pretenden que todos comulguen con ellas y no toleran la discrepancia ni el valor prevalente de la razón y su producto, la ciencia. Si ya es grave que estas instituciones busquen escapar del control que mediante la ley está obligada toda actividad en sociedad, peor aún es que, habiendo cometido delitos y daños, los justifiquen con argumentos que ofenden a la inteligencia de las personas, sean creyentes o no.

Ante las acusaciones que se vienen sucediendo de abusos sexuales a menores protagonizados por sacerdotes de la Iglesia católica en distintos países del mundo, un cardenal español, Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y disciplina de los Sacramentos, título que ya de por sí mueve a la sonrisa, en vez de condenarlos por incumplir las propias reglas de la organización que representa y por las cuales está obligado a mostrar un mayor celo, se defiende arguyendo que tales denuncias “son ataques” que pretenden que “no se hable de Dios”. No comprende este doctor Honoris Causa por una universidad que él mismo fundó, que esos acusados de la iglesia no sólo han caído en la indisciplina de sus propios sacramentos, sino que han cometido un delito, tipificado en el código penal, de abusos sexuales a niños. Y antes que religiosos, los sacerdotes pederastas son ciudadanos sometidos a las leyes de un Estado de Derecho que puede y debe juzgarlos. Eludir la responsabilidad de tales actos afirmando que “nosotros estamos asentados sobre la cruz de Jesucristo, que siempre es salvación y victoria”, es hacer creer que los niños fueron violados por voluntad de Dios.

Así, no me extraña que la Conferencia Episcopal española esté tan interesada en que la educación laica no prospere en nuestro país y desconfíe de medidas legislativas que, como el aborto, matrimonio homosexual, educación para la ciudadanía y otras, puedan suponer que determinadas conductas escapen de su tutela. Temen abiertamente que por esa vía no sólo se reconozcan derechos, sino que se despierten conciencias que perciban con claridad el fanatismo y la impunidad que descaradamente abogan.

2 comentarios:

Juan Pablo Bellido dijo...

Magnífico artículo. Al respecto, amigo Daniel, te recomiendo este artículo del periodista catalán Pepe Rodríguez, experto en sectas.

http://www.moceop.net/spip.php?article16

Daniel Guerrero Bonet dijo...

El estudio de Pepe Rodríguez sobre la religión es conocido y, efectivamente, añade datos de una realidad que se pretende negar.