martes, 3 de noviembre de 2009

El cáncer de la corrupción

Vuelve la política a imponer su actualidad, o mejor dicho, vuelve el cáncer de la corrupción, que va extendiéndose en el cuerpo de la política, a aflorar en los medios de comunicación marcando la agenda de la actualidad. Aparecen como setas los casos de robo (porque en definitiva no es más que eso, robar) en muchos ayuntamientos del país, sin distinción del color político que los gobierna. Meten mano gente de la derecha y de la izquierda, coincidentes en la ideología del provecho propio en perjuicio del bien común. Sin embargo, lo más grave del asunto no es el dinero robado, por mucho que sea su cantidad (que es muchísimo), sino la imagen que van trasladando a la opinión pública sobre la inmoralidad de la política, donde todos se aprovechan en cuanto pueden, ocultando la verdadera realidad de miles de cargos y servidores políticos que ejercen su trabajo con lealtad y honradez, y que no sólo no desvían ni un céntimo, sino que muchas veces pierden dinero y tiempo (que restan a sus familias) para desvivirse por la "cosa pública". Algún interés debe haber para que, tras décadas de convivencia democrática en la que se han sucedido gobiernos conservadores y progresistas, a ninguno le haya interesado adoptar las medidas necesarias para reducir este problema a su dimensión individual de delincuencia vulgar, ajena a partidos y políticos. Y todos sabemos qué medidas son esas.

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