viernes, 20 de noviembre de 2009

Otoño vago

Al fin asoma el otoño, vago por la pereza de un verano a las despedidas. Amanece la neblina arropando al día bajo la húmeda acaricia blanquecina. La luz se torna tenue, sorprendida por las gotitas que pretenden regar el aire. La primera brisa del frío, sonriendo alborotada, se escabulle por entre las ramas inquietas. Las hojas la persiguen en un baile dulce como un beso. El calor apaga su luminosidad deslumbrante para que los grises y ocres garabateen el paisaje. Las nubes comienzan a romper la monotonía celeste de un cielo ahora diverso. Pronto las chimeneas mandarán mensajes al viento para que los pájaros salten sobre los olores. La tierra sedienta huele el amor y lo atrapa para fertilizarlo en su vientre. Mis ojos refulgen de nuevo y la piel se eriza al sentirlo. Llega el otoño.

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