Jornada de reflexión para sopesar en quién depositar nuestra confianza, para convencerse de que esta vez nos escucharán y atenderán, tras los continuos desengaños, lo expresado en las urnas, de calibrar la importancia de un trozo de papel como arma de soberanía. Jornada para la pausa de una campaña anodina y vociferante, insulsa y llena de insultos, banal hasta en las promesas, ritual y publicitaria. Jornada para escapar y desconectar de lo ya decidido, reflexión sobre nada que no estuviera de antemano pensado y establecido, simulacro de democracia para actuar ante el gran espectáculo del pueblo con la intención de que nada cambie salvo los rostros inmutables de los perennes. Jornada para dejarte atrapar por la melodía transparente de lo exquisito. Sábado de reflexión con George Winston.
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