A pesar de que el comercio sea lo que nos obligue a pensar en vosotras: gracias, madres, por parirnos y amamantarnos con vuestra generosidad y entrega. No hay Día de la Madre que os haga justicia más que en el corazón ingrato de vuestros hijos, para quienes sois modelos de amor y vida, aunque los 364 días restantes del año parezca olvidársenos. Siempre permanecéis en el recuerdo cuando os necesitamos. El egoísmo o el marketing nos permiten manifestar el sentimiento que os profesamos por no desfallecer jamás de considerarnos vuestros hijos. Es algo imposible de corresponder. Incluso cayendo en el cumplido: gracias, madres. ¡Felicidades hoy, mañana y siempre!
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