martes, 21 de septiembre de 2010

La ficción

No podemos vivir la vida sin un horizonte de fantasía, sin el relato de la ficción. Es hacia esa utopía donde dirigimos nuestros anhelos que nos sirven para confrontar la realidad e intentar modificarla. Sin lo imaginado sería imposible moldear lo real ni planificar el futuro. La imaginación nos permite, no sólo escapar de las ataduras del presente, sino construirnos como personas y como sociedades. Los cuentos nos ayudan a conocer las claves de nuestra organización, de nuestros temores y de nuestras ilusiones. Decía John Gardner* que “el asunto primordial de la ficción ha sido, es y será siempre la emoción humana, las creencias y los valores de los seres humanos (...) que el valor de la ficción está en su moralidad” porque “nos ayuda a saber en qué creemos, aparte de reforzar nuestras cualidades más nobles y conducirnos a sentir ciertas inquietudes ante nuestras faltas y limitaciones”.


Tales declaraciones pueden ser ciertas o no, pero las comparto plenamente. Todos tenemos preocupaciones, nos comportamos en función de una serie de valores y cumplimos con unas normas convenidas en sociedad. Como escritor y como lector escribimos y leemos aquello que nos interesa, nos preocupa o nos satisface. De ahí que, como afirma ese autor, “no sea posible lograr algo que tenga interés para el lector si antes no supuso una preocupación para el autor”. Es la comunión de compartir el mismo mundo y padecer la misma sensación de fragilidad como seres humanos. Poseemos limitadas certidumbres de lo que creemos real y el lenguaje es el único instrumento con el que podemos dominar ese mundo lleno de apariencias en el que vivimos. Por eso toda ficción “amenaza directa o indirectamente a una y la misma emoción: nuestro amor por las personas y por el mundo, nuestras aspiraciones y nuestros temores. Los personajes, acciones y escenarios en concreto son meros ejemplos, variaciones sobre un único tema universal”.

Sin esos relatos a la luz de la lumbre en las lejanas cavernas de la prehistoria o en las páginas más nobles de nuestra literatura, nuestra existencia no hubiera sido tal y como la conocemos. La compañía de la ficción hace humano al hombre y al mundo. Este mundo sería imposible sin los cuentos. Desde que, guarecidos con la luz de las llamas, nos conjurábamos para combatir los miedos a una naturaleza desconocida, la ficción nos ha acompañado siempre en nuestro recorrido nómada por la Tierra.

* El arte de la ficción, de John Gardner. Ediciones y talleres de escritura creativa Fuentetaja. Madrid, 2001.

No hay comentarios: