miércoles, 15 de septiembre de 2010
El buscador
Nunca dejó de buscar, de observar las estrellas hasta comprender su movimiento ingrávido en la absoluta oscuridad del espacio estelar. Buscó en la materia, hasta explicar la aparición súbita de átomos y demás partículas aún más invisibles que alteran la composición de lo fragmentario. Buscó claves de un Universo incomprensible y caótico que no le dejaba de ofrecer posibilidades de búsquedas cada vez más complejas y ramificadas. De tanto buscar se olvidó de buscar en él, de buscar por qué buscaba sin cesar. Y comprendió que se buscaba a sí mismo, donde su singularidad correspondía con el todo. No entendió nada, pero dejó de buscar y se dispuso a dejarse encontrar. Nunca lo hallaron.
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