jueves, 22 de abril de 2010

(In)solitarios

Andaba ciego a lo que veía, sordo a lo que oía y ajeno a lo que le rodeaba, pero no era un solitario. Estaba absorto en sus preocupaciones y no podía dejar de pensar en buscar soluciones a los problemas que le aquejaban. Cuando decidió pedir ayuda, nadie le escuchó. Los demás también tenían otros asuntos que atender. No eran solitarios, todavía. Sólo insolidarios.

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