viernes, 23 de abril de 2010

El arte de la gamberrada

Siempre me pareció síntoma de peligrosidad ver en las viejas películas americanas aquellos vagones del metro cubiertos de pintadas y garabatos. Eran la muestra evidente de la falta de educación y respeto por parte de pandillas de cuasi delincuentes que estropeaban todo lo que se les pusiera por delante, incluido el único medio de transporte que podían permitirse. Entrar en un metro así significaba, en aquellos años, una alta posibilidad de que te robaran o agredieran.

Desgraciadamente, la “moda” no se ha limitado sólo al tren, sino que se ha ido extendiendo por todas las ciudades, no sólo americanas, hasta el extremo de que ya no hay una pared virgen que dure dos segundos sin que un “artista” venga a pintorrearla. Es el fenómeno del graffiti, una plaga a erradicar para algunos, una forma de arte para otros. Estoy de acuerdo que hay pinturas y pinturas, es decir, que se mezclan simples actos de vandalismo con auténticas obras de gran perfección bajo la consideración de graffiti. Pero no sé hasta qué punto deben permitirse que unas y otras proliferen sin control sobre los paramentos de los edificios de la ciudad. Porque, aunque al mismísimo Kandinsky le diera por pintar las paredes de la Catedral –por comparar el arte abstracto con el graffiti, lo que para mí es mucho comparar- habría que poner coto a semejante expansión arbitraria de un “arte” que no se para a respetar a ninguna otra forma de expresión artística, como es la monumental o arquitectónica.

A los graffiteros les sobra gamberrismo y les falta educación. Algunos de ellos están dotados de un talento para el dibujo que desperdician ensuciando las paredes. Si en vez de gastar dinero en sprays lo invirtieran matriculándose en las facultades o escuelas de Bellas Artes, posiblemente lograrían vivir de ello. Pero mientras no entiendan que, por mucho arte que digan atesorar, lo único que consiguen pintando en cualquier pared es hacer una gamberrada. Tal vez sea lo que pretenden: ejercer el arte de la gamberrada.

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