Los huérfanos de toda esperanza, náufragos en las frías aguas del desamparo, se aferran a la miseria como única pertenencia que les es asequible y con la que combaten el rechazo de quienes les ignoran, condenándolos a la más sucia de las soledades, la que carga con el desprecio de todos los verdugos que en el mundo somos.
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