jueves, 22 de diciembre de 2011

Nuevo Gobierno de España

En España tenemos un nuevo Gobierno, tras las elecciones generales de noviembre, del partido conservador que engloba a toda la derecha ideológica, desde la moderada hasta la ultra o extrema. Los ministros, en un ejercicio de secretismo absoluto, fueron nombrados ayer por el nuevo Presidente después de comunicárselo previamente al Rey. Y como había advertido por activa y por pasiva el propio Rajoy, la elección de las personas que se harán cargo de los distintos ministerios, ahora reducidos en dos carteras, son las predecibles y previstas en función de su lealtad y méritos para con líder del Partido Popular.




En los asuntos “técnicos”, figuran liberales que hacen uso de la “puerta giratoria” que comunica la actividad privada con la gestión pública, tan en línea con el modelo practicado, fundamentalmente, por los conservadores de Estados Unidos. “Tecnócratas” que ayer dirigían empresas y que hoy se sentarán en el Consejo de Ministros para tratar las mismas materias en las que hacían negocio. Es cierto que, al ocupar el cargo gubernamental, renuncian a sus puestos privados, pero aquellos intereses, relaciones y mercados siguen existiendo tras los ventanales ministeriales y volverán a ser el destino de un retorno mucho más seguro que su gestión gubernamental. Una ley de incompatibilidades prevé unos conflictos que quedan resueltos a la hora de los emolumentos a percibir, pero son de difícil separación cuando se comparten objetivos, intenciones y actitudes del campo empresarial del que se procede. Vamos, que si queríamos alejar a los mercados de la política, lo que hemos hecho es meterlos de lleno a dirigirla a través de sus representantes más hábiles en traspasar esa puerta giratoria.

En lo “político”, nada impredecible, como aseguraba Rajoy: sus leales más cercanos, aquellos que no lo abandonaron durante la “travesía del desierto”, no sólo en la oposición parlamentaria, sino en el interior de su propia formación. Están los previstos y las caras que siempre ocupaban el segundo plano tras su líder. No son técnicos, sino políticos que señalan el camino que hay que seguir en la gestión de cada ministerio y a quienes no les dolerán prendas en aplicar las medidas que consideren oportunas para el cumplimiento de los objetivos de “austeridad” y “redimensionamiento” que tienen encomendados para la función pública, ese “adelgazamiento” de la Administración que llevan reclamando de antiguo, conforme a su ideario de “menos Estado".

Después de un mes de un traspaso modélico de poderes y un juego de absoluta discreción para evitar filtraciones a la prensa que desbarate la estructura dibujada en una libreta, ya sabemos, al fin, quiénes son; ahora falta enjuiciar sus actos, tan predecibles como sus rostros, aunque aún no hayan celebrado siquiera el primer Consejo de Ministros. Tendremos toda la legislatura para hacerlo. No hace falta precipitarse, sin avergonzarnos de aplaudir aciertos, pero sin reprimirnos en denunciar errores. ¡Ojalá prime más lo primero que lo segundo, en beneficio del país!

No hay comentarios: