lunes, 21 de noviembre de 2011

Los milagros no existen

Los milagros no existen. Todos los presagios advertían de la imposibilidad de contener la marea azul que finalmente ha inundado España, salvo dos islotes testimoniales en Sevilla y Barcelona, que afloran aislados del inmenso poder acumulado tras las elecciones de ayer por el Partido Popular. Si enorme ha sido el triunfo de la derecha con su mayoría absoluta para gobernar en solitario los destinos del país, mayor ha sido el desplome y derrota de los socialistas, que han perdido casi tantos votos como parados registran las oficinas de empleo de España. Un “cambio” que ya había sido anunciado por los cinco países cuyos gobiernos fueron relevados en Europa desde mayo de 2010 a causa de la crisis económica mundial, sin contar con las sustituciones tecnócratas de Grecia e Italia. Imposible escapar del destino que barre el Continente como un vendaval a causa del descontento de los que pagan el ajuste y la austeridad que imponen unos mercados sin rostro, pero con autoridad para doblegar gobiernos y políticas. Comienza otra Era, la era del liberalismo económico y del conservadurismo social y moral que los que despechan las ideologías no sabrán reconocer. La alternancia en el poder ha funcionado como válvula de escape a la frustración de una población angustiada por los problemas del presente. Ahora sólo falta que sirva también para dar respuesta a las expectativas de futuro de los ciudadanos. Nunca antes ningún partido había recibido un respaldo tan formidable para acometer una tarea que imposibilita los milagros, como el que ha recibido el Partido Popular. Confiemos en esa sensatez de la que tanto han presumido y hagan las cosas como Dios manda; es decir, procuren satisfacer las demandas de quienes les han votado masivamente y hallen solución a los problemas que nos aquejan en la actualidad. Para empezar -y no es poco-, no han de preocuparse por el problema del terrorismo etarra. Algo es algo.

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