sábado, 16 de noviembre de 2013

Volver a correr

Hubo un tiempo en que una canción despertaba emociones irrefrenables, revelaba tus pensamientos más ocultos o te sumergía en instantes inolvidables, ya remotos. Era cuando una melodía te podía trasladar a épocas juveniles en las que asumías la vida sin matices, blanco o negro, convencido de que la verdad era verdad y la mentira, mentira; que el amor era puro y el odio impuro. Una edad en la que sentías admiración por poetas urbanos que trovaban mensajes cantados porque coincidían con tus sentimientos y te hacían creer que tú también habías nacido para correr y enamorarte de wendys que arrebatan corazones inocentes, tiernos. Nunca dejas de ser ese joven que persigue utopías y al que canciones como ésta le reconfortan de las pérdidas que ocasiona la madurez y los desengaños encadenados de la experiencia. Es entonces cuando te entran deseos de volver a correr pues en tu interior sigues sintiendo que naciste para ello: para vivir y sentir. Que siempre es tiempo de correr.

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