miércoles, 6 de noviembre de 2013

La psicología pierde al profesor Pinillos

Guardo una especial admiración por el profesor José Luís Pinillos, aunque nunca podría considerarme alumno suyo porque jamás estuve matriculado en sus clases. Sin embargo, una obra suya ha ocupado siempre un lugar destacado en mi biblioteca como libro de referencia de psicología, hasta el punto de haberlo comprado en dos ocasiones por haber regalado a una hermana el primer ejemplar que adquirí cuando iniciaba mis estudios universitarios. Desde entonces, Principios de psicología, editado por Alianza Editorial en 1975 y que alcanza ya la 24º edición en 2010, ha permanecido en la mesita de noche como lo que es: un manual que aborda de manera sistemática la materia, desde sus bases biológicas, contempladas desde una perspectiva filogenética, hasta los procesos psicológicos que explican la conducta humana y la relación del individuo en sociedad.

El profesor Pinillos explicaría con erudita claridad la tristeza que me produce conocer su desaparición el pasado día 4 en Madrid, donde murió a los 94 años de edad. Era profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid y Premio Príncipe de Asturias. Había iniciado sus estudios en Filosofía, en Zaragoza, antes de completar su formación en Psicología en Alemania e Inglaterra. Obtiene la cátedra de Psicología en la Complutense de Madrid en 1968, donde había desarrollado la mayor parte de su carrera docente, y comienza una exitosa producción de divulgación de la psicología, tanto en libros como colaborador en revistas de ciencia y pensamiento. Destacan como hitos editoriales el manual arriba citado y La mente humana, publicado en la colección RTVE, editada por Salvat.

Tengo que reconocer que la impresión que me produjo la lectura de Principios de psicología me impulsó a mantener un seguimiento, como fiel lector, de este psicólogo humanista que estaba pertrechado de una sabiduría filosófica y literaria, además de científica, que lo convertiría en un divulgador ameno y sumamente atractivo. Fue tanta la seducción que me despertó aquel manual que, tras las reiteradas referencias que hacía de un segundo volumen que completaría el desarrollo de algunos temas, remití a través del diario El País, donde colaboraba, una consulta al profesor Pinillos sobre la fecha prevista de su publicación, contestándome que lamentaba no haber podido acabar tal proyecto.
 
Con su desaparición física se trunca definitivamente la esperanza de una continuación de aquella obra que de joven me había inoculado el interés por la psicología, especialidad académica que debe al profesor Pinillos “su inserción en la vida universitaria y su ascendiente social”, como glosa Rafael Fraguas en la necrológica que publica en El País. La psicología española pierde un gran profesor y a uno de sus más afamados y prestigiosos divulgadores, al profesor José Luis Pinillos. Descanse en paz.

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