sábado, 9 de octubre de 2010
El "compi"
Apenas durmió por el nerviosismo con que afrontaba cualquier alteración en su rutina. Llegó temprano al edificio y tomó el primer café escrutando, entre sorbo y sorbo, el ambiente. Nada era igual a lo que había conocido hace años. Se sentía extraño e invisible entre una multitud que parecía no notar su presencia. Fue el primero en acceder a un aula todavía vacía y escogió un lugar de las primeras filas. Por fin había decidido realizar la carrera que no pudo estudiar en su juventud y estaba expectante del primer día de clase. Los compañeros lo confundieron al principio con el profesor, saludándolo y guardando silencio mientras abarrotaban la estancia. Pronto se acostumbraron a su presencia canosa en medio del bullicio juvenil. Al final de curso había entablado amistad con muchos de aquellos muchachos más jóvenes que sus propios hijos. Aunque no aprobó, un sarampión de rebeldía había vuelto a brotar en su mirada del mundo. Se había convertido en un “compi” entre los universitarios. Fue lo que más satisfacción le produjo. Por eso no dudó en volver a matricularse el año siguiente. Estaba dispuesto a rejuvenecer.
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2 comentarios:
Curiosamente, mi mejor compi es canoso.
Eso es que nos distingues entre ficción y realidad, je,je.
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