martes, 19 de octubre de 2010

El ánimo del premio

No se hacen las cosas para recibir el reconocimiento de los demás, sino por el hecho de cumplir con tus obligaciones con honestidad y el mejor desempeño posible. Y eso, precisamente, es lo que a veces valoran quienes descubren tu trabajo: la dedicación con la que intentas hacer lo correcto. No se trata de conseguir la perfección, que es imposible, sino esforzarse como si se pudiera alcanzar. Y esa pretensión es lo que premian los demás al reconocer tu trabajo con algún galardón, siempre inmerecido. Sin embargo, más que el premio entre compañeros, lo halagador es el espaldarazo simbólico que un fallo así te insufla para continuar desempeñando tu tarea con una ilusión renovada. Es como el abrazo que te anima a seguir trabajando como lo vienes haciendo: con honestidad y el mejor desempeño posible. Y aunque no era necesario para cumplir con tu obligación, queda el agradecimiento sincero a los que se han detenido a valorar lo que haces. Muchas gracias.

2 comentarios:

J.P.B. dijo...

Enhorabuena. El premio no sólo reconoce tu gran labor sino que reconforta y enorgullece a tus amigos.

Daniel Guerrero Bonet dijo...

Precisamente, es lo más gratificante: descubrir el aprecio de los amigos. Gracias, JPB.