Y como no podía ser de otra forma, la convocatoria atrajo a
un numeroso público que completó el aforo del salón de actos de la institución
provincial. Antonio Cerrato y Antonio Molina Flores se encargaron de
la presentación del Almanaque, cuya portada reproduce una obra de Carmen Mogollo que representa, en
estilo figurativo, los reflejos azulados y rojizos del agua removida al paso de
una embarcación. En palabras de su autora, “intenta
expresar cierta alegría en estos tiempos tristes de crisis”.
También, como novedad, se ha cuidado en esta ocasión la
claridad y la maquetación del Calendario, utilizando unos tipos para las cifras de
mayor tamaño y una tipografía más apropiada al uso habitual del mismo, de tal
manera que hasta los aquejados de presbicia puedan consultarlo. El resultado es
un almanaque de bella estampa que contiene, para cada mes del año, un poema y
una reproducción pictórica que impiden poder determinar, dada la calidad de
todos ellos, cuál sería objetivamente mejor. Cada lámina y cada poesía encierran
un abanico de interpretaciones capaz de estimular la sensibilidad subjetiva del
lector, en ese afán hermoso por intentar atrapar, parafraseando uno de los
versos, “el espíritu del tiempo”. El poema del mes de Febrero así lo pone de manifiesto:
Las tardes tórridas del verano
nos abrasaron con llamaradasde primas de riesgo que calcinaron
inmensos bosques de almas.
Las huracanadas mañanas de otoño
despertaron cíclopes gigantesque devoraron derechos sociales
nacidos tras siglos de luchas.
De nuevo, las manos de mis gentes
horadan, en el monte, cuevecillaspara mitigar la soledad de los desahucios
de este invierno desmaterializado y cruel.
Ahora, me siento en la ladera de los meses,
y grito al eco de mi conciencia,y golpeo, con furia, las espirales de luz
que febrero confunde en sus atardeceres gentiles.
Isabel Mª González Muñoz
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