Cuanto más vulnerables nos sentimos, mejor apreciamos la
vulnerabilidad de los débiles, de los indefensos, de los inocentes que ignoran,
en su inocencia infantil, los riesgos a los que están expuestos, los peligros a
los que se enfrentan, la maldad que les acecha en cualquier lugar o en el
momento más inesperado. Al envejecer, asumimos con pesar que las fuerzas
fallan, las defensas aflojan y que la seguridad se pierde, por eso nos conmueve
hasta las lágrimas, en esta edad abyecta, reconocer esa fragilidad en los niños
incluso cuando derrochan energía y rebosan salud, pero más aún cuando un
padecimiento, por benigno que sea, trastoca tanta vitalidad y hace aflorar la
tristeza a los ojos. Un niño enfermo es una traición de la vida y un abismo en
la normalidad que ha de guiar toda existencia hasta su final. Es insoportable
la mirada de un niño triste porque nos interroga sobre lo que injustamente le
pasa, lo que padece inmerecidamente y no sabemos afrontar más que con compasión
e impotencia. Máxime, si ese niño es un familiar, un milagro que nos reconcilia
y premia con su presencia el tránsito que hacemos por este mundo. Quien no
sucumba ante la mirada triste de un niño, quien no se estremezca ante unos ojos
húmedos de pesar, no alberga un corazón en el pecho sino una piedra, ni
sentimientos que le hagan merecedor de la Humanidad a la que se cree pertenecer, sino instintos bestiales. La mirada triste de un niño es una plegaria que no podemos responder más que con amor.
jueves, 30 de noviembre de 2017
miércoles, 29 de noviembre de 2017
Un `mondadientes´ sideral
Un
asteroide (A/2017/U1, llamado coloquialmente “Oumuamua”, en hawaiano “mensajero
lejano que llega primero”) ha pasado por nuestro Sistema Solar (entre el Sol y
Mercurio) llamando poderosamente la atención de los astrónomos por la
peculiaridad de su forma, parecido a un palillo. No es que sea el primer
asteroide que se haya contemplado nunca, ya que estos peñascos siderales
abundan en el Universo, pero es el primero que presenta dos características
únicas: tener una forma muy alargada, como la de un mondadientes, y carecer por
completo de atmósfera, lo que indica que está formado, de forma maciza, por
roca y metal. Su tamaño oscila entre los 400 metros de largo por 80 metros de ancho. No se
conoce ningún astro con esa forma. Se aparta, así, de las formas esféricas u
oblongas de este tipo de cuerpos, lo que le confiere un interés especial.
Además, por su procedencia.
Estos objetos rocosos o metálicos orbitan alrededor del Sol,
generalmente entre los planetas Marte y Júpiter, aunque algunos tienen órbitas
más allá de Saturno y otros se acercan más al Sol, como Òumuamua´. Se les
considera “planetas menores o enanos” en función de su tamaño, como Ceres, un
asteroide de más de 1.000 kms. de diámetro y en cuya superficie se aprecian
cráteres, criovolcanes, depósitos de hielo y sales, grietas y montañas, algunas
de hasta cinco kilómetros de altura (Ahuna Mons). Otros, en cambio, son
pequeños y en ocasiones se estrellan contra la atmósfera de la Tierra , encendiéndose y
transformándose en meteoritos. Sin embargo, también pueden estallar, como el
que, en febrero de 2013, chocó contra la atmósfera y explotó sobre la ciudad
rusa de Cheliábinsk, provocando un gran susto a sus habitantes a causa del
ruido que produjo su desintegración.
Ahora, Oumuamua se aleja de nosotros a más de 30 kilómetros por
segundo y se perderá en los confines del Universo, en dirección a la
constelación de Pegaso. Durante el poco tiempo que estuvo al alcance de los
telescopios se ha podido observar, de manera indirecta y midiendo la curva de
luz, su tamaño, forma y color, presentando unos tonos rojizos, habituales en
los cuerpos procedentes del cinturón de Kuiper, en el exterior del Sistema
Solar. Por el cálculo de su trayectoria, se cree que este asteroide es una
esquirla que procede de otro sistema solar, por lo que su estudio podría aportar
datos fundamentales sobre la formación planetaria del exterior de nuestro
Sistema Solar. Incluso hay quienes proponen enviar una sonda para investigarlo
de cerca (Proyecto Lira, una iniciativa de una organización británica para el
estudio interestelar), aunque desgraciadamente no se dispone de tiempo ni
tecnología para dar persecución a un objeto que se aleja hacia las
profundidades del espacio exterior. Pero sí se podría estar preparado para
interceptar nuevos objetos cósmicos que se acerquen en el futuro a nuestro
Sistema Solar interno, midiendo la frecuencia de sus apariciones. Aunque es la
primera vez que se detecta la presencia de un cuerpo procedente de otro sistema
solar, se estima que, tras la visita de Oumuamua, estos objetos relativamente
grandes podrían aparecer una vez cada década, según conclusiones estadísticas.
Esta vez se nos ha escapado el primer objeto interestelar
que ha tenido oportunidad de conocer la Humanidad , pero con seguridad no será la última.
Es cuestión de continuar escrutando las estrellas, como siempre ha hecho el ser
humano desde los tiempos de las cavernas.
martes, 28 de noviembre de 2017
El año de `Spiriman´
Se cumple, por estas fechas, un año de las movilizaciones
producidas en Andalucía contra la gestión sanitaria del Gobierno autonómico,
promovidas por un personaje que se ha hecho famoso agitando a las masas: el
médico granadino Jesús Candel (Granada, 1976), más conocido como “Spiriman”.
Las quejas por la política de “fusión” de hospitales con que la consejería de
Salud pretendía unificar las unidades de gestión clínica de los centros
sanitarios existentes en cada área sanitaria, con la intención de ahorrar
duplicidades en servicios, personal y costos, junto a la precariedad a que obligaban
los recortes presupuestarios impuestos por el Gobierno de la Nación que han afectando a las inversiones en sanidad y a la calidad de las prestaciones sanitarias, fueron eficazmente utilizados por este activista “youtuber” para organizar unas movilizaciones multitudinarias que, etiquetadas enseguida como “mareas blancas”, lograron paralizar dichas fusiones y forzar la destitución de los responsables que las promovieron y aplicaron.
Ese poder de convocatoria por medio de las redes sociales,
que comenzó reuniendo a más de 40.000 personas que reclamaban que se mantengan
dos hospitales completos en Granada, se extendió rápidamente a otras
provincias, como Málaga, Huelva y Sevilla, aglutinando la indignación ciudadana
contra las “fusiones” hospitalarias y contra lo que tachaban de “nefasta”
gestión de la Sanidad
pública en Andalucía. Todas aquellas “mareas blancas” fueron, durante el
transcurso de este año, promovidas o secundadas por el infatigable agitador
granadino, quien no dudaría en asumir la autoría y el protagonismo de un
movimiento “popular” que lo consideraba un héroe y que desde el Gobierno
andaluz era percibido con sorpresa y temor.
Sorpresa por la capacidad de aglutinar, al margen de las organizaciones
representativas (sindicatos, asociaciones profesionales, etc.), el descontento
social por una gestión sanitaria que no era peor ni mejor que la de cualquier
otra autonomía; y temor por la habilidad de enfrentar ese descontento, como si
de un adversario político se tratase, a los gestores de la política sanitaria
del Gobierno andaluz. La “espontánea” emergencia de este líder, hábil en movilizar
a las masas a través de las redes sociales, causaba, más que extrañeza, recelo,
por cuanto no se limitaba a reclamar medidas laborales o profesionales, sino a
cuestionar toda la política sanitaria de la Junta de Andalucía. De hecho, sus vídeos están
trufados de denuncias de despotismo contra el Gobierno andaluz, al que acusa de
nombrar a dedo a sus consejeros, quienes, a su vez, de manera “clientelar” eligen
a unos gerentes hospitalarios sumisos y poco
válidos porque apenas han ejercido la medicina en su vida, según “Spiriman”.
Con semejantes manifestaciones en su cuenta de Facebook, logra atraer miles de
seguidores dispuestos a ratificar y secundar sus protestas e iniciativas. Afirma
combatir la precariedad financiera, el deterioro de la calidad sanitaria y la
política de fusiones hospitalarias porque persigue una Sanidad “digna”, pero
sin aportar alternativas que sean viables y sostenibles. Y es que detrás de sus
acusaciones generalizadas y peticiones insostenibles existe una intencionalidad
ideológica y política, como correspondería a cualquier adversario político en
un Parlamento o una tribuna partidista. Maneja una mezcla verdades y mentiras
en un cóctel populista que resulta sumamente eficaz para seducir a una
población descontenta con los recortes y la austeridad que se han cebado con el
sector público. De ahí su éxito a la hora de convocar a las multitudes y de recibir el apoyo que le brindan los ambientes
(sociales, mediáticos, políticos) enfrentados con el Gobierno andaluz.
Pero no se nos malinterprete. En este blog fuimos de los
primeros en denunciar las fusiones hospitalarias como iniciativa nacida de la
austeridad económica más que de la eficacia asistencial. Sin embargo, siempre
hemos considerado que alguna racionalización era posible si se efectúa con
criterios profesionales y no sólo económicos. Dejábamos un resquicio para que
se nos convenciera de la bondad de aquellas fusiones, ya que no disponíamos de
todos los datos para valorarlas con rigor. Y porque estamos seguros que la
gestión de los recursos sanitarios no se hace contra nadie, sino con voluntad
de sacar el mayor provecho de los siempre escasos presupuestos para obtener los
máximos beneficios asistenciales, estableciendo prioridades. Es decir, que ninguna
Administración actúa de oficio con mala fe o ligereza, aunque puede
equivocarse. Y que los críticos tampoco se mueven siempre con un desinteresado
propósito de conseguir mejoras para los ciudadanos. A veces, tienen intenciones
ocultas y estrategias espurias para manipular. Por ello, en las actuaciones del
médico activista granadino se exhala un tufo sospechoso, dada su intransigencia
y la generalización de sus acusaciones.
Sin aportar ningún estudio sobre los beneficios o perjuicios
que podrían ocarrear las fusiones hospitalarias y demás políticas sanitarias,
“Spiriman” las rechazaba y obligaba derogarlas con el argumento de que
perjudicaban la atención sanitaria de la población, no ayudaban a eliminar las
listas de espera y servían para reducir personal de los hospitales, cuyas
plantillas ya sufrían los efectos de los recortes presupuestarios por la
imposibilidad de sustituir bajas y jubilaciones, no por despedir a
trabajadores, como hicieron en otras comunidades. No era de extrañar, pues, que
esas demandas fueran seguidas no sólo por los usuarios de la sanidad pública,
sino también por muchos trabajadores de los centros hospitalarios. Las calles,
como cabía esperar, se llenaron de batas blancas que exigían más inversión, la
parálisis de las fusiones y el cese de los responsables y gestores sanitarios. Todo
ello dirigido y controlado a través de Internet por “Spiriman”, el “supermán”
de los sufridos indignados con la sanidad andaluza.
Sin embargo, a este médico que trabaja a media jornada en
las Urgencias del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, pero con recursos
para poseer empresas y dirigir una fundación, empiezan a lloverle las críticas,
fundamentalmente por su incontinencia verbal. Habituado a ser seguido y
aplaudido, no tolera que se le lleve la contraria. Profiere insultos y
descalificaciones hacia todo el que no piense como él, como hace contra los
responsables sanitarios del Gobierno andaluz en sus vídeos. No admite la
discrepancia y arremete contra compañeros sanitarios, políticos, taxistas o
periodistas. Nadie se libra de ser objeto de sus arrebatos verbales. Por tal
motivo, en el hospital donde trabaja han elevado un escrito a la Comisión de Igualdad en
el que le acusan de “ataques machistas y acoso psicológico”. Al parecer, sus
compañeras femeninas de profesión que difieren de sus opiniones están hartas de
aguantar sus insultos, en los que comete presuntos delitos de odio, contra el
honor y contra la discriminación e igualdad entre hombres y mujeres. Incluso
han solicitado al Colegio de Médicos que intervenga para frenar la escalada de
insultos y descalificaciones personales que prodiga Jesús Candel, alias
“Spiriman”, cuando se le rebate.
Hasta el Colegio de Periodistas de Andalucía ha tenido que
intervenir, por las amenazas que ha lanzado este líder a profesionales de la
información, haciendo pública una nota en la que considera inaceptable la
defensa de cualquier causa, por justa que sea, mediante descalificaciones
personales, insultos y amenazas. Y aprovecha para recordar que la libertad de
expresión no ampara este tipo de recursos.
Pero nada de ello frena el empeño de rebeldía de “Spiriman”,
el médico generalista convertido en el activista más popular de la sanidad y
líder autoelegido de unas “mareas blancas” que han doblegado el brazo a la Junta de Andalucía y
paralizado algunas de sus políticas sanitarias. Al contrario, se siente
perseguido y víctima de una campaña de desprestigio por sus críticas
“políticas” y movilizaciones ciudadanas. Y ello le anima a seguir batallando en
nombre de todos y bajo mandato de nadie por “su” idea de una Sanidad pública
“digna”, aunque la Historia
demuestre que los seres providenciales, que se creen en posesión de la razón y
los demás equivocados, acaban hundiendo lo que intentan salvar o estrellándose
contra la realidad. Este ha sido el primer año de “Spiriman”, todo un
personaje.
viernes, 24 de noviembre de 2017
Viernes negro
Seguimos siendo auténticos en esa actitud tan española de despreciar lo propio y abrazar lo ajeno, como catetos. Seguimos copiando modas del consumismo voraz que se irradia desde EE UU y que, con cualquier reclamo ocurrente, despierta el apetito insaciable de los que no se reconocen consumidores. Sumisos, nos disponemos a participar de otro día grande para el comercio, previo al dispendio de las Navidades. Hasta las farmacias sacan al mostrador, con la etiqueta del Black Friday, potingues que acumulaban polvo en los cajones. Y es que somos así: elementales, manipulables y confiados con las tretas de un mercado que nos tiene prisioneros con sus estrategias de “marketing” y nos induce a comportarnos como auténticos devoradores de gangas. Y todo, para no ser menos. Ante tal tesitura, el único tonto es el que no aprovecha la oportunidad para venderte la última inutilidad con el señuelo de un supuesto ahorro. Pero más tonto aún es el que la compra. Corra. Corra, que se acaba. Hoy es Black Friday como ayer fue Halloween y mañana será lo que ellos quieran. Para eso nos colonizan y nos imponen sus costumbres, sus modas, su cultura y su comercio. Para sacarnos las perras, ya que el cerebro nos lo han secado. Hoy es un viernes negro, sin remedio. A disfrutarlo despacito, totalmente rendidos.
jueves, 23 de noviembre de 2017
21D: ganará el Estado de Derecho
Todos los citados anteriormente, salvo el expresidente
Puigdemont y los consejeros que le acompañan en su autoexilio de Bruselas, han manifestado
de manera explícita su acatamiento al Artículo 155 de la Constitución por el
que el Gobierno suspendió de sus funciones a los miembros de aquel Govern y disolvió el Parlament catalán para convocar
seguidamente comicios en la Comunidad
Autónoma. Es verdad que los que aseguran acatar la norma
constitucional que los suspendió de sus cargos lo hacen para que la Justicia les reconozca
beneficios penitenciarios y les conceda la libertad condicional. Por igual
motivo, afirman ahora que la declaración de independencia que promovieron tenía
un carácter más simbólico que jurídico, por lo que, de alguna manera, parecen decididos
a respetar la legalidad, aunque sea por temor a las consecuencias penales en
las que podrían incurrir, máxime si suponen la reincidencia en delitos por los
que actualmente son juzgados. En cualquier caso, y sea por lo que fuere, los
independentistas nuevamente elegidos no podrán actuar con la desfachatez y la
osadía con que lo hicieron en la anterior legislatura y que les condujo a la
cárcel o al destierro como prófugos. Gracias a la lenta pero firme actuación
de la Justicia ,
el escenario que se presenta el próximo 21D es totalmente nuevo, puesto que preserva
la vigencia del Estado de Derecho, que es el único ganador de esas elecciones.
Ante la inseguridad que despertaba un resultado que fuera
favorable a los partidos independentistas en esas elecciones de diciembre, emerge
con fuerza la eventualidad de provocar un cambio de actitud en los dirigentes
de esas formaciones, conocedores ahora de las consecuencias penales de quebrantar
la ley, ignorar las resoluciones del Tribunal Constitucional, no respetar la
legalidad y el marco del Estado de Derecho e incurrir en responsabilidades por
la posible malversación de fondos públicos para iniciativas ilícitas. Cabe, en
fin, la esperanza de recuperar el diálogo y la negociación, ahora sí, para
alcanzar soluciones políticas a un problema territorial de índole político, a
fin de restaurar la grave quiebra de la convivencia entre los ciudadanos de
Cataluña, atajar la fuga de empresas y dar respuesta, desde la ley y la
democracia, a los deseos de ese 39,2 por ciento de catalanes que, según un
sondeo reciente de la Cadena Ser ,
aspira a la independencia.
Y ello es así porque, dentro del marco del Estado de Derecho que establece
martes, 21 de noviembre de 2017
¿Beatles o Rolling?
Esta disyuntiva siempre se ha planteado entre los amantes de la música moderna, entendiendo como música moderna al rock y el pop, especialmente la producida desde los años 60 del pasado siglo hasta la actualidad. Sólo plantear la cuestión da a entender que esos dos grupos británicos estaban considerados los mejores de su tiempo pero excluyentes en sus estilos, como si no se pudiera ser seguidor de ambos a la vez. Todavía hoy hay quien establece distinciones entre los de Liverpool y los de Londres, asumiendo, en cualquier caso, que las dos eran bandas míticas y de una calidad excepcional hasta el punto de que algunas de sus canciones forman parte de las obras “clásicas” más representativas de la música amplificada. Es decir, que ambas bandas marcaron un antes y un después en la cultura musical moderna. Pero antes de seguir, he de confesar que yo prefería a los Stones, más por sus actitudes provocadoras y gamberras, tanto en la estética de sus componentes como en las letras de sus canciones, y menos por tipo de música, que también. Pero reconozco que los Beatles componían melodías que eran imposible criticar por quienquiera que se considere melómano. Es por ello que poseo vinilos de ambos grupos que todavía me alegran los oídos y rejuvenecen el espíritu, dependiendo del estado de ánimo con que los escuche.
¿Y quiénes fueron los primeros? Aparecieron casi al mismo
tiempo, aunque los Beatles alcanzaron el éxito tempranamente, alrededor de 1962,
cuando lanzaron su primer sencillo: Love
me do. En 1967 redundaron
su fama mundial con St. Pepper´s lonely
hearts club band. Los Rolling Stones tardaron algo más en arrancar e
incluso necesitaron que Lennon y McCartney les cedieran un tema, I Wanna be your man, para conseguir
también el éxito del público. Pero en 1965 rubicaron su éxito con el
insuperable I can´t get no (Satisfaction).
Procedían de diversas formaciones previas y algunos de sus componentes
iniciales acabaron siendo sustituidos, pero durante esos primeros años de la
década de los 60 del siglo pasado ambas bandas quedaron definitivamente consolidadas
bajo los liderazgos de Paul McCartney y John Lennon, en The Beatles, y Mick
Jagger y Keith Richard, en los Rolling Stones. A partir de ese momento,
comienza a engendrarse el mito de una rivalidad entre ambos grupos que en
realidad no existió más que como estrategia comercial y mediática.
Sin embargo, si no rivalidad, sí gustos musicales, estéticas personales y formas de cantar dividían a sus seguidores en dos grandes bandos: los que preferían a los Beatles por sus armonías aparentemente simples, voces limpias y pulcras interpretaciones, su aspecto formal de niños “buenos” con corbata (al menos hasta que sucumbieron a la psicodelia) y ese característico corte del peinado con flequillo. Y los seguidores de los Stones, que preferían la voz “sucia” de Jagger, el maquillaje que endurecía sus rostros, la cuidada rebeldía a la hora de vestir, en las actitudes provocativas en la interpretación y en temas “políticamente incorrectos”, para la época, de algunas de sus canciones. Incluso, por unas melodías más rockeras, de rock más duro que el de los Beatles. Aunque ambos grupos nacieron influenciados por el Blues, tomaron en su desarrollo caminos distintos con los que forjaron sus respectivas personalidades: uno, hacia el pop y rock psicodélico; y el otro, hacia el rhythm and blues y rock fuerte. Eran dos formas de entender la música, quizás antitéticas en el modo y en la forma de tocar y cantar, que hicieron disfrutar –y continúan haciéndolo- a legiones de seguidores. Y ambos fenómenos, también, emergieron como productos de esa cultura underground de los años sesenta que hizo que la archicultura pop se extendiera por el mundo entero como una nueva forma musical de comunicación, convertida ya en la música popular que propaga el mercado sin descanso.
Los Beatles son ya leyenda por la disolución de la banda y
la trágica muerte de John Lennon. Una leyenda que deja piezas memorables, como
aquel lejano She loves you o el testamental, con el que casi se despìdieron, Let it be, sin olvidar esa obra maestra
de The long and winding road que pone
los pelos de punta.
Los Rolling Stones, en cambio, son leyenda viva, siguen en
activo en edad de asilo, amenazando aún con el último concierto, tras más de 50
años juntos, que continúa abarrotando salas y estadios. Y también dejan una
huella indeleble de calidad musical, como la prehistórica She´s a rainbow, de increíble acompañamiento orquestal, o la
clásica Honky tonk women , de ritmo
firme, y la almibarada Angie. Entre
los dos grupos dieron vida a canciones que marcaron nuestras vidas y
trascienden en el tiempo. Por eso, puestos a elegir entre Beatles o Rolling
Stones, yo me quedo con los dos, ya que ambos forman parte de mi bagaje musical y sentimental.
viernes, 17 de noviembre de 2017
La “hazaña” de La Manada
![]() |
No a las agresiones sexistas. |
Hoy los cinco son juzgados por la supuesta “hazaña” y se justifican
en que la víctima la consintió sin oponer resistencia. No caen en la cuenta,
como machos que son y no varones sensibles, que ni siquiera así es admisible un
comportamiento tan mezquino y bajo que aprovecha la euforia de una chica, que
tal vez no sabía ni lo que hacía, para de manera colectiva, como una jauría
embriagada de lujuria, satisfacer un deseo que en ningún caso se comparte en
manada, sino en compañía de quien lo hace germinar hasta superar la simple
atracción física. Pero ninguno se interesó por la chica, ni por su deseo, sino
que consumaron su apetito con la urgencia y la inhumana voracidad de una hiena,
de una alimaña que tiene la fortuna de encontrar carroña. Tampoco caen en la
cuenta de que, si aquella orgía hubiera sido consentida como arguyen, lo más
lógico es que hubieran acompañado a la chica hasta donde se alojaba e
intentaran conservar el contacto con ella. Sin embargo, la dejan abandonada y
humillada en aquel portal donde cometen su “hazaña” hasta que la policía la
rescata en medio de un estado de shock y cubierta en lágrimas. Embebidos en su
triunfo, se vanaglorian de él y distribuyeron la “hazaña” a través del móvil, sin
pensar siquiera que ni a las putas está permitido violarlas de ninguna manera. Para
colmo, un guardia civil y un miembro del Ejército forman parte de esa manada
hambrienta de sexo, demostrando el nivel ético y la calidad humana de quienes
tendrían que velar por nuestros derechos y valores cívicos. Hasta tal punto
alcanza su “hazaña”, hasta denigrar los uniformes que, si el juez no lo remedia,
podrían vestir y la dignidad de las mujeres a las que ataquen o relacionen. Una
“hazaña” propia de una manada de animales.
miércoles, 15 de noviembre de 2017
Cuatrocientos años de Murillo en Sevilla
![]() |
Bartolomé Esteban Murillo |
Una tarea ingente sobre un artista universal que con sus
obras revolucionó la pintura barroca de su tiempo para convertirse en precursor
de la pintura moderna. Y es que hablar de Murillo es hablar de Sevilla, ya que
el pintor estuvo vinculado durante toda su vida a esta ciudad, centro
administrativo del comercio con Indias en el siglo XVII y símbolo de una gran
metrópolis, en la que su obra concitó el interés de instituciones,
fundamentalmente eclesiásticas, y
particulares. En ella comenzó a pintar obras costumbristas, de corte tenebrista
y luz uniforme, en las que aborda el retrato (Justino de Neve, Don Andrés
de Andrade, etc.), escenas de la vida cotidiana de la sociedad de su tiempo
(Niños comiendo melón y uvas, Vieja espulgando a un niño, etc.), y las
imprescindibles iconografías religiosas, para posteriormente evolucionar hacia
las transparencias, los contraluces y un colorido fluido con los que ejecutaría
esas bellas y delicadas inmaculadas, en las que se especializó, realizando más
de veinte cuadros de inmaculadas (Concepción
Grande, Inmaculada Concepción de El Escorial, Inmaculada Concepción de Santa María la Blanca , etc.) en su
vida de pintor. La calidad y la excelente factura de su pincelada, con las que
creó un estilo propio, pronto le granjearon un merecido reconocimiento que se
tradujo en los numerosos encargos que recibió por parte, fundamentalmente, de
clientes religiosos (iglesias, fundaciones, conventos, etc.) que lo convirtieron
en el pintor más importante y popular de Sevilla. En la actualidad, templos, palacios,
hospitales, fundaciones y museos cuelgan en sus paredes parte destacada del
patrimonio artístico de Murillo que se ha podido conservar en la ciudad que lo
vio nacer, aunque otra parte, no menos importante, o bien fue saqueada durante
la invasión napoleónica o repartida por la Desamortización de
Mendizábal (la ciudad se quedó sólo con 47 lienzos de los 400 Murillos que
tenía antes del saqueo, según el catedrático de la Universidad de Sevilla
Enrique Valdivieso), o bien ha ido a parar a instituciones o coleccionistas extranjeros.
La práctica totalidad de la producción pictórica de Murillo -que
se estima en más de mil obras, de las que se conservan poco más de 400- se elaboró
en Sevilla, la ciudad natal del pintor y en la que falleció en 1682. Ya de niño
manifestaba aptitudes para el dibujo, razón por la que, a los 14 años, ingresó
en una de las cuatro escuelas de pintura que había por aquel entonces en la
ciudad, la de su pariente Juan del Castillo, donde no tardó en destacar. A los
22 años establece su propio taller de pintura que le permite ganarse la vida
pintando cuadros que vende en ferias de los pueblos o a encargos para el Nuevo
Mundo. Conoce copias de cuadros de Van Dyck y la pintura flamenca y veneciana, lo
que le motiva a perfeccionar su estilo. Para ello marcha a Madrid y consigue trabajar
en el estudio de Velázquez, el otro gran pintor sevillano afincado en la Corte , quien le abre las
puertas de los palacios reales de Madrid, Toledo y el Monasterio de El
Escorial, dándole oportunidad de conocer y admirar, incluso copiar, obras de
diferentes y grandes maestros, como Zurbarán, Ribera, Rubens, Tiziano,
Caravaggio o el mismo Velázquez, el pintor interesado por los misterios de la
luz. Tras este período, de apenas dos años, Murillo regresa a Sevilla, donde se
consagra como un reputado pintor y funda una Academia de Dibujo, de la que es
el primer presidente y cuya dirección comparte con Francisco de Herrera el
Mozo. Al poco tiempo, tras el fallecimiento de su mujer, deja el cargo y es
sustituido por Juan Valdés Leal, y comienza su época de más fecunda actividad,
recibiendo numerosos encargos que hacen que sus pinturas sean disputadas por
diversas instituciones religiosas.
Es la época en la que pinta lienzos para el Claustro del
Convento de San Francisco y para el de San Francisco el Grande (La cocina de los ángeles), ambos de
Sevilla. También es requerido para pintar el retablo de los Capuchinos de Cádiz
y, en Sevilla, lienzos para la Iglesia Santa
María la Blanca ,
pinturas para el retablo mayor y capillas laterales de la Iglesia de los Capuchinos,
el Monasterio de San Agustín, el Hospital de la Caridad e, incluso, para la Sala Capitular de la Catedral hispalense.
Aunque a Murillo se le conoce fundamentalmente por sus obras
religiosas, en las que destacan sus vírgenes e inmaculadas, también sobresale
por expresar con gran realismo la vida de los niños pobres y mendigos de la
calle (Niños comiendo fruta, Niños jugando a los dados, etc.), hasta
el punto de que Hegel, en su Estética, lo considera el primer artista moderno
por sus cuadros de temática infantil, en los que refleja, con gran dignidad, la
sociedad que le toco vivir.
Bartolomé Esteban Murillo es el pintor sevillano, junto a
Diego Velázquez, más importante de España y el artista español que mayor
reconocimiento tuvo en la
Europa de su tiempo. Sus obras se exhiben en el Museo del
Prado de Madrid, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, el Louvre de París, el
Leningrado de Rusia, y en galerías y palacios de buena parte del continente
europeo, sin olvidar las iglesias, conventos y capillas de Sevilla, Cádiz y
otras ciudades.
Ahora, con ocasión del IV centenario de su nacimiento, se
podrá conocer y admirar en Sevilla una amplia muestra de las obras de Murillo, con
60 originales y más de 100 reproducciones en alta resolución, recorriendo un
itinerario cultural y turístico casi rectilíneo por los lugares y espacios más
representativos de su vida y su arte. Un itinerario que enlaza, por una punta,
el Museo de Bellas Artes, que contará con cerca de treinta cuadros originales y
dos reproducciones; pasando por la
Iglesia de la
Magdalena (zona en la que nació y fue bautizado), la Catedral de Sevilla,
donde se expondrán una veintena de obras en la Sacristía Mayor ,
el Trascoro, la
Capilla Bautismal , la Sala Capitular y
anexos; el Hospital de la
Caridad , la entidad privada con más Murillos del mundo, y
acaba, por la otra punta, con el Real Alcázar, el Hospital de los Venerables y la Iglesia de Santa María la Blanca. Otros sitios
por donde discurrirá el itinerario lo conforman el Ayuntamiento de la capital
andaluza, el Palacio Arzobispal, el Archivo de Indias, la Casa
Murillo , la
Casa de los Pinelo, el Palacio de las Dueñas, el Convento de
San Leandro, el Convento de los Padres Capuchinos, la Capilla de la Expiración de la Hermandad del Museo, el Monasterio de San Clemente y el Convento del Carmen (actual
conservatorio de música), todos ellos con obras del pintor sevillano.
Una oferta cultural y una ocasión única para descubrir y
conocer una de las figuras más representativas del patrimonio artístico de
Sevilla, la ciudad de Murillo.
lunes, 13 de noviembre de 2017
La imagen del independentismo catalán
Tras años y meses de acaparar por sí solo la recurrente
actualidad española y de representar, al mismo tiempo, la mayor preocupación de
los españoles durante todo este tiempo, más aún que el paro y la corrupción, lo
que queda para el recuerdo del problema del independentismo catalán es una
imagen que, en su miscelánea, refleja el sinsentido y la estulticia de una
aventura política que ha transmutado en opereta bufa. Podrán escribirse tochos
de cientos de páginas para intentar explicar, con racionalidad histórica, lo acaecido en una comunidad autónoma por empeño de unos políticos soberanistas que optaron por la ilegalidad, la movilización emocional de masas y la violación del orden democrático y constitucional con tal de declarar unilateralmente la independencia de Cataluña con respecto de España, pero serán unas simples imágenes las que mejor resuman la inutilidad de lo ocurrido.
Unas imágenes que captan la manipulación de un pueblo con mentiras y burlas; la huida cobarde a Bélgica de la máxima autoridad regional, el presidente Puigdemont, en cuanto advirtió el fracaso del despropósito que lideraba; el destino carcelario de la mitad de los miembros abandonados de su gobierno sedicioso que permanecieron en España; la renuncia ante el juez a cuánto había inducido contumazmente, desde instancias civiles e institucionales, la presidenta de aquel parlamento, Carme Forcadell, una de las activistas “nucleares” más señaladas de la rebelión: las rejas que silenciaron la agitación civil de desobediencia y enfrentamientos dirigida por los “jordis”, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, líderes dela Asamblea Nacional
Catalalana y de Òmnium Cultural, respectivamente; la miserable actitud de Artur
Mas, quien reclama, como hiciera en su tiempo una folklórica por sus deudas con
Hacienda, la contribución de los votantes engañados para que le ayuden a
afrontar las responsabilidades económicas de su conducta delictiva de
malversación; y, en fin, el reconocimiento internacional a la democracia española
y al Estado de Derecho cuando ha hecho
frente legalmente, mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución , al absurdo
atentado a la ley del independentismo catalán. Hasta organizaciones de Derechos
Humanos, como Amnistía Internacional, han salido al paso para recordar que en España
no hay presos políticos, sino políticos arrestados por la comisión de delitos y
violar la ley.
Este puzzle gráfico es, en sí mismo, más contundente y aclaratorio que mil palabras sobre el fracaso del independentismo catalán y la afrenta a la legalidad democrática y constitucional que supuso su intento de declaración unilateral y a la fuerza, despreciando las leyes, la soberanía nacional y hasta el propio Estatuto de Autonomía de Cataluña. Es la imagen de un independentismo que no fue ni podrá ser, menos aún a las bravas, en contra de la historia, la razón, la democracia y la legalidad. ¿Aprenderemos la lección? El día 21 de diciembre sabremos la respuesta.
Unas imágenes que captan la manipulación de un pueblo con mentiras y burlas; la huida cobarde a Bélgica de la máxima autoridad regional, el presidente Puigdemont, en cuanto advirtió el fracaso del despropósito que lideraba; el destino carcelario de la mitad de los miembros abandonados de su gobierno sedicioso que permanecieron en España; la renuncia ante el juez a cuánto había inducido contumazmente, desde instancias civiles e institucionales, la presidenta de aquel parlamento, Carme Forcadell, una de las activistas “nucleares” más señaladas de la rebelión: las rejas que silenciaron la agitación civil de desobediencia y enfrentamientos dirigida por los “jordis”, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, líderes de
Este puzzle gráfico es, en sí mismo, más contundente y aclaratorio que mil palabras sobre el fracaso del independentismo catalán y la afrenta a la legalidad democrática y constitucional que supuso su intento de declaración unilateral y a la fuerza, despreciando las leyes, la soberanía nacional y hasta el propio Estatuto de Autonomía de Cataluña. Es la imagen de un independentismo que no fue ni podrá ser, menos aún a las bravas, en contra de la historia, la razón, la democracia y la legalidad. ¿Aprenderemos la lección? El día 21 de diciembre sabremos la respuesta.
sábado, 11 de noviembre de 2017
Dolor crepuscular
No puede remediarlo: le duele una enormidad que le lleven la contraria. Cuando se enfurece es incapaz de controlar la viperina y reacciona lanzando escupitajos agresivos y desmadrados por cualquier crítica o comentario que toma como una agresión a su intelecto. En tales ocasiones, cada vez más frecuentes, siente un dolor punzante, como de puñal candente clavado en el pecho, semejante a la opresión precordial que él registraba a las órdenes de sus necios superiores, nunca tan brillantes como él, que se encargaban de traducirla en diagnósticos y tratamientos. Es un dolor insoportable para un ególatra nada acostumbrado al disenso ni a la exigencia de precisión de sus inflamadas retóricas vacuas, pero extensas cual sermones bíblicos. Una quemazón de rencor y frustración que vienen de antiguo y le mueven a lamer el culo del último emperador que humilla al mundo con su bota y flequillo relucientes, y que ahora, en plena apoptosis neuronal de la senectud, le hacen descubrir al metastásico Israel como pueblo tocado por la divinidad para que haga lo que le salga de los tirabuzones, inclusive masacrar a sus vecinos, tras muros y alambradas, en reciprocidad con lo que hicieron a los judíos en los campos de exterminio en un pasado vergonzoso y repugnante.
Es su manera de ser. Por eso estalla sin contención, sucumbiendo a un nuevo arrebato, en expresiones de rabia y soberbia hacia el viejo amigo respondón que hoy le resulta cretino e ignorante a sus ojos enrojecidos de ira, contra un antiguo compañero de fatigas y experimentos literarios que prudentemente se apartó de su lado para no ensordecer de locura, no a causa de cráneo tan privilegiado, sino por sus ínfulas de aventajado discípulo visionario que aspira dictar normas a los demás, especialmente estéticas y artísticas, según sus irrebatibles y autodidactas criterios dogmáticos, con los que emula a un Benjamín de pacotilla. Ni su familia pudo soportarlo bajo el techo de su morada en el extrarradio de la periferia, pero el rechazo de sus plañideras no le impidió continuar creyéndose el sumo sacerdote de la modernidad, la literatura y, ahora, cuando entona su última nota crepuscular impregnada en dolor, también del columnismo periodístico en las acogedoras páginas de un libelo de la oposición arraigada en Miami, cuna de la libertad y el progresismo, como todo el mundo sabe, incluidos los patriotas que aman su tierra pero mucho más a su dinero, y los macarras y chulos de toda ralea. Culmina así, padeciendo una empanada mental cada vez más confusa, un viaje en el que acomete un giro ideológico de 180 grados, desde el prehistórico comunismo radical de
A falta de títulos académicos y amigos, aunque guste regodearse de citas cultísimas y de relaciones con altísimos dignatarios sumamente brillantes del Pentágono, el Kremlin y hasta del Vaticano, no guarda reparos en presentarse como un diplomático “free lance”, tocado con pajarita y sombrero, y atributos para acceder a todos los archivos del poder y capacidad para desenmascarar sus ignominiosas y ocultas vergüenzas. Un genio, en fin, del cuento y la palabrarería que, aparte de guiones y otros relatos de los que presume vivir espléndidamente soñando bacanales con vírgenes bellezas, les sirven para creérselos él mismo y comportarse como si fuera el protagonista más listo y hábil de todos ellos, aunque siempre acabe rodeado de ignorantes, mequetrefes y cortos de entendimiento. Todos los que lo conocen temen y, al mismo tiempo, se divierten con un cascarrabias así, que se yergue profeta en sus delirios pero, a la postre, humilde en la miseria que comparte con sus coetáneos. No deja de producir cierta compasión porque, al fin y al cabo, todos estamos predestinados a convertirnos en simples restos, residuos de una decadencia no sólo física sino también psíquica, que a algunos les afecta la moral. Y es que no hay peor tara que ser un tullido mental. Una pena, la verdad. Una pena porque él ni siquiera es consciente de que chochea y se orina en los pantalones, como cualquiera con la próstata hecha ciscos, mientras parlotea sin cesar hazañas imaginarias o reales. Aunque, a estas alturas de su amargada vida, todo da igual y lo mejor es dejarlo que continúe vociferando o garabateando exabruptos, si eso lo hace feliz.
viernes, 10 de noviembre de 2017
Trump: un año calamitoso
Se cumple un año del ascenso a la presidencia de Estados
Unidos, contra todo pronóstico, del empresario multimillonario metido en
política, Donald Trump. Su campaña electoral, frente a Hillary Clinton –la gran
favorita-, se había basado en denostar a todo el “establishment” de Washington,
esa cloaca política, y prometer sencillas medidas radicales para resolver, de
un plumazo, los complejos problemas que aquejaban y aquejan a los
norteamericanos. El eslogan con el que sintetizó su ideario político hizo
fortuna entre el electorado: “America first”, una idea “revolucionaria” en un
mundo y un tiempo caracterizados por la globalización y las interrelaciones
nacionales. Ha pasado un año desde que el presidente más impredecible de la
historia se sentara en la Casa Blanca y ya puede valorarse lo conseguido por su Administración en este corto plazo de tiempo. Se resume en una palabra: calamitoso.
El primer año de Trump es, sin duda alguna, una calamidad para
las pretensiones del ínclito presidente. Ninguna de sus grandes medidas,
aquellas iniciativas estrellas con las que consiguió atraer el voto de los
desengañados por una modernidad (tecnológica, industrial, comercial y cultural)
que los dejaba tirados en la orilla, ha podido materializarse como estaba
previsto, ni siquiera contando a su favor con mayoría republicana, el partido
al que pertenece el propio Trump, en las dos Cámaras legislativas y en la Judicatura. Cada
vez que intentaba implementar una de ellas, tropezaba con unos jueces que se la
paralizaban o con sus correligionarios congresistas que la consideraban
insuficiente o mal elaborada. Demostraba, de este modo, una mediocridad e
inexperiencia que resultaban patéticas frente a los procedimientos legislativos
y los acuerdos parlamentarios que no se pueden soslayar, confiando sólo en la
simple voluntad, si se pretende que las iniciativas presidenciales puedan
prosperar y beneficiar a la mayoría de los ciudadanos, no agradar sólo a los
votantes más identificados con el presidente. Es por ello que del
incumplimiento de sus principales promesas sólo puede concluirse que el vacío ha
sido el resultado de este primer año de la “era” Trump, un vacío tan absoluto y
preocupante como su inteligencia política o el contenido de sus mensajes y discursos,
construidos a base de lugares comunes, eslóganes y propaganda.
Para empezar, el proyecto de aquel muro a lo largo de la
frontera con México, con el que pensaba resolver los problemas de la migración
y el tráfico de drogas, reposa en el cajón de las ocurrencias inabordables e
ingenuas. Aunque todavía insiste demagógicamente en su construcción y que su
costo se endosará al país vecino, la realidad es que el Congreso no aprueba los
fondos para acometer tan faraónica obra ni acaba de convencerse de su utilidad.
Y es que ningún muro puede contener los flujos humanos hacia la seguridad, la
supervivencia, la oportunidad y la prosperidad. Tampoco evitan la delincuencia,
el tráfico de estupefacientes, el contrabando o los ataques terroristas. Tales
problemas de una complejidad enorme sólo pueden abordarse con soluciones
igualmente complejas, que incluyen diálogo, negociación, medidas preventivas
para atajar las causas que los generan, comprensión y reciprocidad con los
interlocutores, sin imposiciones ni amenazas, máxime si se trata de un país con
el que se mantiene una estrecha relación de vecindad, amistad y comercial. Las
medidas unilaterales y fantasiosas sólo sirven para alimentar la imaginación de
quienes las propugnan, no para solucionar nada. La realidad se encarga de
rebatirlas, como ese muro que obsesiona a Trump.
Tampoco sirve para nada la criminalización del extranjero,
en este caso musulmán, como sospechoso de terrorismo, tal como hacen desde el
miedo los ignorantes y los simplistas. Donald Trump, pecando de lo mismo, también
ha intentado, durante este año escaso de su mandato, vetar varias veces la
entrada a EE UU de determinados nacionales de países que profesan la religión
islámica, pero la Justicia
le anulaba la medida por discriminatoria. Finalmente, logró elaborar una norma,
acorde con las órdenes del Tribunal Supremo, que prohíbe durante 90 días la
entrada de extranjeros procedentes de Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia, Yemen
e Irak, convencido de que, como pretende con el muro con México, aislarse es la
mejor defensa contra los peligros del exterior, aunque ello suponga tratar a
todos los turistas de esos países como sospechosos de terrorismo islámico
radical. La medida podría mantenerse más tiempo con aquellos países que no
entreguen la información requerida por los servicios de control de EE UU. Sin
embargo, llama la atención que entre los países vetados no figure Arabia Saudí,
de donde procedieron 15 de los 19 terroristas que atentaron contra las Torres
Gemelas en septiembre de 2001 (el mayor atentado terrorista producido nunca en
suelo norteamericano), ni los Emiratos Árabes Unidos y Egipto, de donde procedían
los restantes. Se desprende con ello que la arbitrariedad y los prejuicios obsesivos
vuelven a caracterizar las iniciativas de un presidente que no sabe afrontar los desafíos a los que se enfrenta su país más que con ocurrencias
estrambóticas. Por ello, como ejemplo de una gestión calamitosa, este veto
migratorio significa sólo un triunfo parcial de Donald Trump, puesto que está condicionado
por el Tribunal Supremo a que la prohibición no se imponga a “nacionales
extranjeros que declaren una relación de buena fe con alguna persona o entidad
en los EE UU”. Y es que no todo el mundo
puede ser sospechoso de terrorista, por mucho que así lo crea el presidente
norteamericano.
Pero la gran obsesión que quita el sueño a Donald Trump es
derogar el Obamacare, el sistema
médico creado por Barack Obama para asegurar atención sanitaria a personas sin
recursos que no pueden costearse una póliza médica. Y como sucediera con sus demás
iniciativas, el Congreso le rechazaba todos sus proyectos para reemplazarlo al
considerarlos inapropiados o incompletos. No conseguía que aceptaran ninguna de
sus contrarreformas sanitarias. Todos sus intentos por liquidar la ley
sanitaria de Obama fueron derrotados por el voto en contra no sólo de los
demócratas sino también de muchos republicanos, incluido el senador McClain,
quien, convaleciente de unas pruebas con las que le detectaron un cáncer de
cerebro, acudió expresamente al Congreso para votar contra la derogación del Obamacare. Aquello constituía una
humillación tras otra. Y lo único que ha podido hacer Trump, ante la
imposibilidad de contar con el respaldo del Congreso, es acabar de un plumazo con
los subsidios que la Casa
Blanca concedía a las aseguradoras para abaratar los costes
de las pólizas a personas con bajos recursos. De paso, en venganza, trasladaba
el problema a los legisladores, quienes tendrán ahora que aprobar una nueva ley
para librar los fondos necesarios o el programa, que posibilitó ofrecer
cobertura sanitaria a 20 millones de personas, quedará definitivamente
cancelado. Otro “triunfo” de Trump en su primer año calamitoso. Pese a todo,
cinco Estados liderados por California han emprendido acciones para recurrir
esta iniciativa presidencial con la que no están de acuerdo, simplemente porque
prefieren proteger a su población, no satisfacer las obsesiones enfermizas del
inquilino de la Casa
Blanca.
El procedimiento empleado para empezar a desmontar el Obamacare es el mismo con el que Donald
Trump truncó con anterioridad el sueño de los “dreamers”, jóvenes
indocumentados que entraron con sus padres ilegalmente en el país cuando eran
niños, y que podían impedir la deportación, obtener un permiso temporal de
trabajo y hasta licencias para conducir si reunían los requisitos exigidos por
el programa DACA, promulgado por Obama en 2012. Mala cosa. Como con las demás
medidas del legado del exmandatario demócrata, Trump había prometido acabar también
con ella porque la consideraba compasiva y excesivamente generosa con los inmigrantes,
a los que tiene ojeriza. Afecta a cerca de 800.000 personas que, cuando no puedan
renovar sus autorizaciones, dejarán de ser “soñadores” para convertirse en
“ilegales”, si el Congreso no elabora una ley que sustituya la de Obama y
regularice la situación de estos “dreamers” que no tienen culpa de residir en
el país al que los condujeron sus padres y que muchos de ellos consideran su
patria, puesto que no han conocido otra. Otro motivo más para considerar calamitoso
el año Trump.
Pero sus “éxitos” no se limitan sólo al ámbito doméstico,
sino también al internacional, donde lo observan como un advenedizo
irresponsable y extremadamente peligroso para un mundo tejido por la globalización
y el respeto recíproco entre los Estados, que se tratan entre sí como iguales.
En este ámbito exterior es en el que se manifiestan con más claridad los
excesos retrógrados y simplistas de las iniciativas del presidente
norteamericano, empeñado en “rescatar” a su país de acuerdos y organizaciones
que cree que perjudican a su nación porque persiguen unas relaciones
comerciales en condiciones de reciprocidad o corregir desequilibrios
ambientales, motivados por la actividad humana, como el cambio climático. Para
Donald Trump, todo esto es inútil, falso o perjudicial para EE UU. Y así se
comporta. Como elefante en una cacharrería, dando físicamente empujones a sus
homólogos en reuniones o encuentros para colocarse el primero en la foto, como hizo
en la cumbre de la OTAN
en Bruselas en mayo pasado, no para destacar por sus propuestas y aportaciones en
nombre del país más importante del mundo. Un cargo que, por lo que se ve hasta
la fecha, le viene grande, ya que piensa que gobernar es mandar sin más, para
lo cual es suficiente con ser “listillo”, egoísta y ambicioso, no inteligente,
como suele en sus negocios. Por eso admira los liderazgos fuertes, los
ejercidos con autoritarismo más que con autoridad, como el de Putin, su gran
“favorecedor”, y, ahora que visita China, el de Xi Junping, ante quien se
desvive en elogios y lisonjas, obviando, él tan locuaz, cualquier mención a las
violaciones de derechos humanos o las críticas por Corea del Norte. Así es el veleidoso
e insustancial Trump, más pragmático que ideólogo, en el peor sentido de ambos
términos.
Su pragmatismo empresarial le lleva a decidir que, ante la
posibilidad de negocio y rentabilidad para la economía de EE UU, es preferible abandonar
el Acuerdo de París contra el cambio climático y seguir contaminando la
atmósfera con el humo de las industrias norteamericanas sin restricción, o
permitir la construcción de un oleoducto desde Alaska a EE UU aunque atraviese
bosques y espacios de especial protección natural, sin estar sujetos a medidas
que eviten el impacto.ambiental y los peligros contaminantes en caso de fugas. Está
convencido que las medidas ecológicas, como ese acuerdo, son debilitantes,
desventajosas e injustas para los intereses nacionales de EE UU, según su parecer
economicista radical.
Y por idéntico motivo ha rechazado el Acuerdo del Pacífico
(TPP) y el Tratado de Libre Comercio que mantenía con México y Canadá por
considerar que favorecen las deslocalizaciones industriales en perjuicio de la
economía de EE UU, aunque sean las grandes compañías norteamericanas las que
colonizan el mundo y las que obtienen
ingentes beneficios de él. Con ello atiende otra de sus promesas populistas electorales
en contra de la globalización y a favor del proteccionismo comercial y el
aislacionismo social de esa “América, primero”, a la que intenta convencer
de que el nacionalismo y el proteccionismo que él propugna servirán
para “make América great again”. Una ceguera aislacionista que induce al presidente a
sacar a su país de la Unesco
y retirarse de los organismos y acuerdos de carácter multilateral. Todo un
triunfo sin parangón del año calamitoso de Donald Trump. ¡Y todavía restan
otros tres!
lunes, 6 de noviembre de 2017
Lo que la actualidad oculta
Apenas se habla, por ejemplo, de la persistencia de la
austeridad salarial y la precariedad laboral en la economía española, a pesar
de los signos de recuperación que ofrecen las grandes cifras macroeconómicas.
El equilibrio de las cuentas realizado a partir de la contención del gasto ha conllevado
el recorte presupuestario drástico en partidas de fuerte impacto social, como
son las de educación y sanidad, que, junto al frenazo de la inversión pública y
la congelación de facto de las pensiones, han provocado el empobrecimiento de
amplias capas de la población. Sin embargo, ninguna iniciativa política del
Gobierno se ocupa actualmente de compensar o corregir el deterioro de una
redistribución de la riqueza que ha castigado sobremanera a los más débiles
económicamente y vulnerables frente a la desigualdad. Ofuscados ante el desafío
del nacionalismo independentista catalán, hemos olvidado las injusticias de una
política económica que ha beneficiado al capital en perjuicio de los
trabajadores, asalariados y dependientes del auxilio público. Y que, cuando
llegan las “vacas gordas” de la supuesta recuperación, no se suavizan esos sacrificios
impuestos a una de las partes, sino que se mantienen para seguir eximiendo de los
mismos a la otra parte más afortunada y pudiente. ¿Hasta cuándo, pues, se
deberá obviar que el peso de la crisis sigue cayendo fundamentalmente sobre los
trabajadores y clases medias, a los que ninguna ayuda es posible en estos
momentos? ¿Todavía no es hora, acaso, de reclamar la máxima atención sobre una
injusticia que afecta a decenas de millones de españoles, de todas las regiones
del país, un número de damnificados muy superior al de esos independentistas
que concitan el interés exclusivo de la opinión pública? ¿Por qué un asunto
eclipsa al otro? Aún reconociendo la gravedad del desafío soberanista catalán, el
deterioro al que se ha condenado a la clase trabajadora con la escusa de la
crisis económica, también lo es. Incluso en mayor medida.
De igual modo, los avatares de los múltiples casos de
corrupción que se están ventilando en los juzgados, en los que el partido en el
Gobierno está aquejado y acusado de participar en tramas que desfalcan
sistemáticamente las arcas públicas, están pasando prácticamente desapercibidos
para los medios y el público en general. Así, el caso Gürtel, un entramado constituido para delinquir en
comunidades donde gobernaba el Partido Popular (Madrid y Valencia), mediante
adjudicaciones irregulares de contratos a cambio de comisiones que se
embolsaban los corruptos, va camino de quedar visto para sentencia tras los
informes finales de la
Fiscalía , que considera probada la existencia de una caja “b”
en esa formación política destinada a efectuar sobornos a cargos públicos a
cambio de contrataciones. Y que tanto el PP como la exministra de Sanidad Ana
Mato son considerados “partícipes a título lucrativo” por haberse beneficiado
de esos sobornos, bien para su enriquecimiento personal, bien para la
financiación irregular del partido. No olvidemos que se trata del partido de
los que nos gobiernan en la actualidad y que se desgañita en reclamar el
respeto a la ley y lealtad institucional a los también delincuentes catalanes
independentistas, quienes, a su vez, andan interesados en engordar el problema
secesionista para no dar explicaciones por la corrupción que acompañó durante
toda su existencia al partido que hegemónicamente ha gobernado aquella región
bajo la tutela de Jordi Pujol y familia. Tan corroído estaba por la corrupción
que se han vistos obligados a disolver la vieja CiU y transmutarla en el nuevo
PDeCAT para constituir Junt pel sí, una coalición con los independentistas que ha hecho
de sus dirigentes unos conversos irredentos al independentismo, de tal forma
que Puigdemont y Artur Más resultan hoy día más radicales que los históricos de
Esquerra Republicana de Catalunya, pero no tanto como las CUP o las entidades
Ómnium Cultural y ANC, de donde procede, precisamente, la presidenta de aquel Parlament, ahora disuelto, pero de
persistente actualidad informativa.
Claro que, a nivel mundial, las noticias surgen con idéntica
intencionalidad acaparadora y excluyente, tanto que ya no se percibe a Donald
Trump como el mayor peligro de EE UU, sino los diversos frentes en los que se
ha metido y no sabe cómo resolver, salvo con amenazas y descalificaciones vía Twitter,
como suelen los bocazas. La realidad se le vuelve en contra de su idílica
capacidad resolutiva y hasta los yihadistas le crecen en sus barbas y cometen
las mismas masacres contra indefensos ciudadanos que tanto ha criticado en Londres,
París o Bruselas por sus políticas permisivas con los inmigrantes y refugiados.
Y es que, por muchos muros que levante y todas las prohibiciones de entrada de
extranjeros musulmanes al país que decrete, los energúmenos radicalizados
atentan en su Nueva York natal contra confiados viandantes mediante el mismo
procedimiento del camión como arma letal que hizo estragos en Niza o Barcelona.
O que la consecuencia de esa nefasta manía de no regular la posesión de armas
de fuego, como derecho irrenunciable, siga provocando un reguero de sangre
inocente entre los propios norteamericanos, tan alarmante o más que los
atentados terroristas que el presidente más inútil de la historia dice combatir
infructuosamente con bombas y criminalizando a los inmigrantes. Todo ello queda
oculto por ese viaje publicitario a través de Asia con el que el mandatario
yanqui busca resarcir su deteriorada imagen de comandante en jefe del ejército
más poderoso del mundo, pero incapaz de evitar las pesquisas que ya señalan a
personas de su entorno más cercano como conspiradores en la trama rusa de
injerencia en las elecciones que lo sentaron en la Casa Blanca. Ya se sabía que las
soflamas bélicas siempre han sido eficaces para desviar la atención de las
debilidades propias y las incapacidades internas, todas ellas personificadas hoy
bajo un solo nombre: Donald Trump.
No cabe duda que la actualidad pone el foco en asuntos que
ni siquiera son los más graves y preocupantes de cuantos existen al mismo
tiempo en cualquier lugar, haciéndonos desdeñar a los no iluminados con su
atención. Nos obliga a centrarnos en políticos catalanes encarcelados o huidos
a Bélgica cuando en España, por ejemplo, continúa imparable la violencia
machista contra la mujer, con cerca de cincuenta féminas asesinadas, hasta la
fecha, a manos de sus parejas o exparejas. En esa agenda de la actualidad, aparece
más importante la desfachatez de los independentistas que las mujeres vilmente muertas
por sus compañeros sentimentales. Una agenda que nos oculta problemas y asuntos
de máxima gravedad y enorme trascendencia. Ya es hora, pues, de atender lo que
la actualidad oculta.
jueves, 2 de noviembre de 2017
El `Govern´, en la cárcel
miércoles, 1 de noviembre de 2017
Puigdemon vs. Tarradellas
1) Josep Tarradellas
se exilió en 1939 tras el triunfo del general Franco en la Guerra Civil y la consiguiente
depuración (vía juicios sumarísimos y fusilamientos) de cuantos eran
considerados enemigos de la “cruzada” franquista: comunistas, republicanos,
demócratas en general e ilustrados o progresistas en particular.
Carles Puigdemont
huye a Bélgica tras su destitución y la de los miembros de su gobierno por los
delitos cometidos contra la
Constitución y el Estatuto de Cataluña, desobedeciendo la
legalidad vigente y haciendo caso omiso de las sentencias del Tribunal
Constitucional, sin respetar el marco legal de un Estado de Derecho, en su afán
por declarar unilateralmente la independencia de Cataluña.
2) En tiempos de Tarradellas, la dictadura implantada por el
general Franco abolió definitivamente la Generalitat en 1939.
En los de Puigdemont, el Gobierno español no anula la Generalitat , sino que
continúa vigente como institución para el autogobierno, aunque sus consejerías pasan
a estar dirigidas provisionalmente por los responsables ministeriales de Madrid,
hasta que se celebren elecciones autonómicas, ya convocadas para diciembre
próximo, de las que deberá surgir un nuevo gobierno, respetuoso con la
legalidad de un Estado de Derecho, Social y Democrático.
![]() |
Carles Puigdemont |
3) Entre 1939 y 1941, Tarradellas fue detenido varias veces
por la Gestapo
y estuvo preso en Aix-en-Provence y en campos de concentración nazis,
librándose de ser extraditado a España, desde donde lo reclamaban, si no fuera
por la oposición de otras naciones, como la legación de México, que exigieron
su liberación.
Puigdemont, en cambio, se aloja en confortables hoteles en
su autoexilio de Bruselas, a la espera de que se le reconozca la condición de
refugiado político y se le conceda asilo.
4) Tarradellas
asume, en 1954, la presidencia de la Generalitat para mantener intacta la dignidad de
la institución, pero renuncia a formar gobierno en el exilio.
Puigdemont pretende, según declaraciones de un diputado de
su formación, formar un gobierno en el exilio de Bruselas para no reconocer su
destitución ni la legalidad de la medida.
5) Tarradellas fue uno de los fundadores, junto a Francesc Macià
–primer presidente de la
Generalitat- y Companys, de Esquerra Republicana de Catalunya
(ERC), en la que durante 21 años ocupó el cargo de secretario general. Antes de
ser nombrado presidente, había sido diputado y consejero.
Puigdemont fue militante de Convergéncia Democrática de
Catalunya (CDC) y posteriormente diputado por Convergéncia i Unió (CiU) por
Gerona, ciudad en la que llegó a ser alcalde tras sustituir a la alcaldesa Anna
Pagans, en 2011, interrumpiendo más de 32 años de gobiernos municipales
socialistas en la localidad. Fue elegido presidente de la Generalitat a causa
del veto que la CUP
impuso a la continuidad de Artur Mas como presidente.
![]() |
Josep Tarradellas |
6) Tras la restauración de la democracia, el Gobierno de
Adolfo Suárez reconoce la legitimidad de Tarradellas y lo nombra presidente del
gobierno preautonómico de Cataluña, adonde volvió para proferir una frase que
ha pasado a la historia: “¡Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!”.
De Puigdemont no se sabe si regresará en cualquier momento a
España ni si se presentará a las elecciones anunciadas para diciembre próximo.
Tampoco se le conoce ninguna frase digna de ser recordada ni por los catalanes,
ni por los españoles, ni por la historia.
7) El propósito de Tarradellas no era la independencia, sino
el de una “Cataluña (…) que propulse el progreso (…) del Estado español”.
La única idea de Puigdemont es la de proclamar la
independencia de Cataluña, aún de manera unilateral y despreciando la legalidad
del Estado del que era representante en la Comunidad. Para
“legitimizar” tal propósito con un apaño pseudodemocrático, organizó un referéndum fraudulento e ilegal que
ninguna instancia, nacional o internacional, consideró válido.
8) Tarradellas no se fiaba de los representantes de “un
catalanismo de senyera y sotana”, sentía aversión por los turbios manejos de la Banca Catalana de
Jordi Pujol y desconfiaba de las “incomprensibles” actividades de Omniun
Cultural, como de otras entidades no
electas como la ANC ,
enfocadas, a su juicio, a crear estados pasionales entre los catalanes.
Puigdemont, en cambio, no tuvo reparos en formar gobierno
con el sostén de los antisistemas de la
CUP y los apoyos de Omniun y la ANC , cuya presidenta, Carme Forcadell,
consiguió ser presidenta del Parlament y mano derecha de Puigdemont a la hora de
tramitar leyes que no eran respetuosas con la normativa parlamentaria ni la legalidad del
Estado.
9) Tarradellas, por su entereza moral y política, es un
ejemplo de sensatez, pragmatismo, sentido de unidad civil y lealtad
institucional, que es recordado y admirado por haber defendido la dignidad de
las instituciones catalanas y haber restaurado el gobierno de la Generalitat de
Cataluña.
Puigdemont es modelo de político oportunista, cuya
mediocridad le impedía estar a la altura del momento histórico que le tocó
vivir y del que no ha sabido asumir sus responsabilidades. Su recuerdo quedará
asociado al ridículo de su comportamiento, más que el de su cabellera.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)