viernes, 25 de septiembre de 2015

Otoño en el ánimo


Primer fin de semana de otoño, primeras horas libres para aguardar que la estación se infiltre, además del calendario, en el aire, en los árboles y en el ánimo de quienes la reciben con alboroto. Será cuestión de días para que el calor residual del verano deje paso al fresco húmedo de atardeceres adelantados y mañanitas de niebla. Y que las hojas comiencen a emanciparse en su empeño por besar la tierra, tiñendo los caminos con el color seco que ellas visten para la ocasión. Y de que el amor haga bramar a los venados ocultos en bosques y montañas con la pasión desenfrenada que envidiamos al oírlos berrear en la lejanía. Pronto las lluvias bendecirán campos y ciudades para que el aire se purifique y se vuelva límpido y fresco, libre de la polvareda del estío. Las chimeneas garabatearán los cielos con sus enigmáticos mensajes de humo y las setas dejarán sus refugios bajo tierra para entablar con las hojas cuchicheos silentes de sus cosas. Toda la añoranza del otoño se ve al fin satisfecha con el simple anuncio de su llegada y desde el primer fin de semana bajo su égida. Sólo queda disfrutarlo con el ánimo renovado de quien se extasía con los paisajes ocres y los ruidos del silencio, inundado de tranquilidad y paz.

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