miércoles, 17 de abril de 2019

Fe pública


Como manda la tradición y el fervor religioso, la Semana Santa acapara las calles y plazas de la ciudad con procesiones de cofradías y nazarenos, acompañadas o no con bandas de música, escolta policial de la Guardia Civil y representación de la Autoridad municipal, con sus correspondientes uniformes de gala y trajes oscuros con corbata negra, sobre los que cuelgan galones, medallones e insignias que demuestran el mérito de cada cual. Es una liturgia solemne de exhibición de una fe pública, a la vista de todos, sean creyentes o ateos, que cada año me despierta el mismo estupor, fruto de mi incapacidad para comprender tanta trascendencia sobrenatural. No puedo evitar, siendo tan maduro como soy y tener este blog la antigüedad que tiene, repetir los mismos argumentos que, con todo respeto, me llevan a no participar de la irracionalidad colectiva que se pasea por la vía pública durante esta semana, aunque la tolere a la fuerza. ¡Qué le vamos a hacer: resignación cristiana!   



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