Hoy es un día triste, de nefasto recuerdo por el atentado
que segó la vida, tal día como hoy del año 2004, a decenas de personas
en cuatro trenes del metro de Madrid, muertos inocentes a manos del fanatismo más
rastrero, el que mata por una idea, por una creencia, por una intolerancia y por
la cobardía y la debilidad de no poder mantener un criterio con el soporte de
la razón, incapaz de convencer con argumentos e intentar imponerse sólo por la
fuerza asesina, la barbarie y el terror. Los fanáticos, cegando decenas de
almas, creyeron conseguir una victoria y alcanzaron la derrota más aplastante,
la que niega toda justificación a los actos, la que invalida cualquier explicación
de la locura, la que convierte en inútil una masacre dejándola plenamente sin
sentido. Hoy es un día triste por la memoria de los atentados de Arocha, 191
víctimas de las bombas y de la sinrazón, de la bestialidad del hombre cuando se
conduce como no lo hace un animal. Y cerca de dos mil heridos que aun sufren
cada vez que se utiliza su dolor para cualquier cosa menos para condenar a los
verdugos y negar la consideración y el respeto que se merecen las víctimas y
sus familias, sin distinciones entre víctimas y víctimas: todos son muertos
innecesarios e injustos. Casi una década y la tristeza sigue invadiendo una
fecha que todavía duele a las personas honradas y humildes de este país, las
que son sacrificadas a manos de fanatismos crueles y miserables que no dudan
en asesinar. Hoy es un día triste en España por el recuerdo del atentado yihadista
de Atocha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario