martes, 18 de septiembre de 2018

Ratonera existencial


Foto: Elena Guerrero
La vida, para algunos, es una ratonera. Te atrapa en el sinsentido de su existencia, sin darte más alternativa que sobrevivir cómo puedas. La mayoría se amolda a lo dado, a las condiciones de esta cárcel que es vivir y hasta presume de sacar provecho y triunfar porque se somete a traficar con las miserias humanas. Otros, en cambio, cobardes para sublevarse, expresan su frustración con lamentos inútiles y un pesimismo existencial proclive al aislamiento y los hospitales. Sin embargo, todos estamos encerrados en un callejón, sin salida ni entrada, y sin otra oportunidad que esperar la nada. La luz del día o los colores de la primavera no logran disipar la pegajosa oscuridad de un ambiente insalubre para la esperanza, en el que hasta los sueños remiten a jaulas de opresión o túneles en el campo, y en los que el despertar es volver a sufrir el ahogo de una asfixia vital. Son sensaciones que, en algunos, les lleva a creer que están atrapados en una ratonera existencial. Como conejos en un coto de caza.

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