viernes, 15 de enero de 2016

Días tímidos

Los días de este aprendiz de invierno son tímidos, indecisos de las inclemencias con las que suelen venir acompañados y vergonzosos de cubrirse con el manto blanco con el que todos los identifican. Apenas se han atrevido a despertar las torrenteras de los arroyos ni a obsequiar copos de nieve a las cumbres que charlan con las nubes. De tan templados y secos, parecen días atrasados del otoño o adelantados a la primavera que se divierten confundiendo la floración de las plantas y el celo de los animales. Pétalos prematuros y amores a destiempo son los signos de una súbita vitalidad que los seres agradecen y aprovechan, sin buscar refugio de los chaparrones ni abrigo de los fríos, en una exhibición impúdica de sus instintos. Cuando estos días dejen de sentirse timoratos, sorprenderán a todos desprevenidos y confiados en que el invierno había renunciado a sus ventiscas y temporales con las que predispone el renacer de las pasiones. Ese es su cometido y encanto.

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