jueves, 1 de noviembre de 2012

Todos los Santos

Habrán de ser pocos, porque santos, como dios manda, escasean tanto en el cielo como en la Tierra. La mayoría de los reconocidos lo son por morir abrazados y, a veces, abrasados, a dogmas que perjudicaron en cualquier momento al poder político. O se entregaron a “evangelizar” caritativamente a los pisoteados del Tercer Mundo, esa mayoría que permite la existencia de una minoría acomodada, después de que el Imperio saqueara sus recursos y riquezas. Yo prefiero los santos humildes de hoy, sin dogmas ni iglesias, que profesan la honradez en vida y la entrega a la honestidad. Son padres, abuelas e hijos que conducen sus vidas guiados por la ética del respeto, la tolerancia y la libertad, bajo un único mandamiento: la responsabilidad. Hoy debería ser el día de los todos los santos que sufren la desigualdad y la opresión de estructuras injustas, ya sean religiosas –que bendicen la propiedad privada-, económicas –que empobrecen a los trabajadores-, políticas –que suprimen derechos a los débiles- y sociales –que distinguen a las personas según intereses-, y que permiten la permanencia de privilegios y clases sociales, de ricos entre pobres sin que se les caiga la cara de vergüenza. Hoy es el día, si no fuera una farsa, de todos los santos desposeídos y desfavorecidos por cualquier poder, incluido el más hipócrita de ellos, el que te promete la vida eterna.

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