domingo, 16 de marzo de 2014

El `ratón´ de la reforma fiscal

Los `sabios´ han hablado: bajar los impuestos directos y subir los indirectos. A grandes rasgos, esa es la reforma fiscal que proponen los sabios a los que ha consultado el Gobierno. Y quitar competencias fiscales a las autonomías. En una palabra: centralizar (aún más) la capacidad tributaria del Estado y aplicar una rebaja en lo que se paga por impuestos directos (IRPF) para recaudar más a través de lo que se paga vía IVA y demás tasas variopintas. Evidentemente, los que más ganan salen beneficiados porque su poder adquisitivo queda indemne mientras consiguen un ahorro importante con la reducción del 52 al 50 y hasta el 45 por ciento de su tributación de renta. Para compensar, quedan exentos de hacer declaración los que ganen menos de 14.000 euros al año. Se supone que ya participan con Hacienda cada vez que compran en el supermercado y echan gasolina al coche. Por eso, el IVA se “modifica” para que productos que cotizaban al 10 % lo hagan al 21 %. Así se les obliga a pagar más. Eso sí, se deja reducido el impuesto que deben pagar los hoteles y los restaurantes, no vaya a ser que los ricos dejen de viajar y el turismo se resienta.

Para este “parto” de nueve meses de sesudo trabajo no se necesitaban estas alforjas tan iluminadas. Porque lo que se parió fue un “ratón” de reforma fiscal que incide en la doctrina recaudatoria más ortodoxa, aquella que no contempla “particularidades” que amortiguen desigualdades y se limita a extraer recursos de forma ciega, es decir, vía impuestos indirectos, especialmente. La aparente “progresividad” del impuesto sobre la renta del trabajo (IRPF), el que se paga en función de los ingresos salariales, queda anulado con las exenciones fiscales en renta y patrimonio que disfrutan las grandes fortunas, y toda una panoplia de impuestos indirectos que deben satisfacer todos los consumidores por igual, independientemente de su nivel de renta. Rebajar cosméticamente los primeros para mantener o subir de forma importante los segundos, es el truco más ramplón que hasta Montoro puede ingeniar para engordar las arcas del Estado. No hacía falta el parto tan largo de unos “sabios” tan previsibles como los que acaban de entregar su informe-ratón al Gobierno.

Son tan “listos” que proponen que hasta la vivienda habitual grave como renta y se eliminen (de hecho, ya se han eliminado) las bonificaciones fiscales que favorecían la compra de un techo donde vivir. Para tranquilizar a los ciudadanos, la vicepresidenta Soraya de Santamaría ha tenido que salir de inmediato a decir que esta posibilidad no se contempla en los planes del Gobierno y que las propuestas de los sabios son consultivas, no vinculantes. ¡Menos mal! Ya respiro tranquilo hasta que el Gobierno lleve al Parlamento su prevista reforma fiscal…

Porque conociendo cómo piensan, qué ideas les mueven, qué iniciativas han tomado y a quiénes benefician todas sus “reformas”, traducidas en recortes a los ciudadanos y “ayudas” a los poderosos, pocas modificaciones contendrá la reforma fiscal del Gobierno sobre el contenido de las propuestas de los “sabiondos” hacendísticos.  Al final, como siempre, tocará pagar más a los que menos tienen, y menos a los acaudalados. ¿Van a tirarse piedras sobre su propio tejado?

Y es que yo, en esto de Hacienda, no puedo ser “neutral”, porque no comprendo que un señor con una simple nómina soporte una presión fiscal alrededor del 25 por ciento, más toda la retahíla de impuestos indirectos y tasas municipales en vigor, mientras un ricachón con fincas pueda desgravar hasta el coche de lujo que utiliza por declarar como una sociedad todos sus ingresos e invertir en una sicav*, al 1 por ciento. Y si lo cogen con la “pasta” en Suiza, le premian con una “amnistía” fiscal para que “regularice” su dinero en España. Si esta es la clase social que influye y participa en las decisiones políticas y económicas del país, hay que temer lo peor de la próxima reforma fiscal que anuncia el Gobierno. ¿No es para ponerse a temblar?
 
* Sociedad de inversión colectiva de capital variable.

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