lunes, 9 de enero de 2012

Prematuro

Decía que había sido precoz en todo porque había nacido antes de tiempo y tuvo que adelantar etapas para compensar la premura en aflorar a la vida. Decía que la adolescencia no le había dejado disfrutar de una infancia inocente porque se precipitó en su cerebro antes que la pelusilla en el bigote. Y que la madurez le había sobrevenido si haber sido siquiera llamado a filas, ensombreciéndole el carácter y las ojeras. Decía que había sido viudo sin haberse casado nunca porque, cuando los demás comienzan a perseguir novias, él siempre tuvo negadas unas relaciones con quienes le rehuían como a un apestado. Por eso, cuando le descubrieron un cáncer de pulmón, no dudó de que la muerte también se adelantaba a pesar de su edad legal. Decía que sería prematuro en todo, incluso para morirse. Que no era el tabaco sino el destino lo que marcaba su vida, decía. Y que no sobreviviría a los cincuenta años. Pero se equivocó. Sólo la demencia había sido precoz en el anciano más joven del asilo que no paraba de decir cosas.

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