sábado, 24 de marzo de 2012

Simpatías por el malo

Hoy es jornada de reflexión para las votaciones políticas en la región de mañana: habrá que decidir entre lo malo y lo peor. Casi siempre he sentido predilección por los perdedores, por los condenados a no alcanzar jamás ni los sueños ni las glorias, carentes de toda cualidad que amortigüe la maldad a la que están predestinados por el infortunio y los arrebatos de la vida. La estética del mal es para los mortales más poderosa que la de la bondad por lo supone de rebelión contra el destino. El negro con que se cubre la maldad, tanto en Comodo de Gladiator como Dark Vader de la Guerra de las Galaxias, es más elegante que el blanco de la pureza. En su perdición son más humanos. Por eso, puestos a elegir, siento simpatías por el diablo porque la culpa de su condición es de quien así lo creó. No hay alternativa: sea lo que se elija mañana, siempre será malo, como el mal que habita entre nosotros.  

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