viernes, 1 de mayo de 2015
Día de la Vergüenza
Hoy celebramos algo que escasea en España, algo que
la mayoría de la población consigue en precario. Hoy celebramos un derecho en
regresión, al que se despoja de las condiciones que lo humanizan para que proteja
sólo lo material. Hoy celebramos un instrumento que en vez de emancipar, nos
somete; en vez de liberarnos, nos esclaviza, y en vez de permitirnos una vida
digna, nos rebaja a recursos, gastos, excedentes, máquinas. Hoy celebramos el Día
Internacional del Trabajo, esa entelequia cuya reivindicación es cada día más
necesaria porque se la niegan al hombre y la mujer, impidiéndoles el único
medio de desarrollo, progreso y bienestar. Hoy celebramos prácticamente una
utopía que nos exige volver a luchar, volver a manifestarnos, volver a
enfrentarnos, volver a morir para que se reconozca que el trabajo no es simplemente
una concesión de los poderosos, sino una conquista de los humildes, de los que
nacen sin fortuna y sólo disponen de sus manos y su inteligencia. Hoy es el Día
de la Vergüenza
porque en España se destruye trabajo, se destruye empleo, se destruyen vidas y
familias por obtener unas décimas más de rentabilidad empresarial, un margen más
amplio de beneficios, por ensanchar la brecha entre ricos y pobres. Hoy hay que
gritar de rabia.
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