viernes, 21 de agosto de 2015
Agosto sucumbe
Los días de agosto están sucumbiendo, entre
bochornos y ramalazos de frescor, a la morriña de una luz que hacía eternas las
tardes de calor. El anochecer avanza despacio en la reconquista de su frontera
claroscura con la que hace retroceder cada día al verano. Poco a poco, casi
imperceptiblemente, las noches consiguen ganar minutos que arrebatan a la
luminosidad refulgente del estío. Los árboles, vigías de esta batalla entre la
noche y el día que hace mudar las estaciones, comienzan a presentir la sutil
llegada de los fríos subiendo por sus raíces y se aprestan a sacrificar las
primeras hojas con las que se rinden a un otoño que todavía se esconde tras el
horizonte. Las cabañuelas de este agosto que consuma sus días auguran romances
de agua y viento que volverán a regar la tierra. Y la fertilizará con la
esperanza de un tiempo nuevo que hace germinar las semillas del amor.
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