Muere un inmigrante senegalés en Salou (Tarragona)
al caer desde un tercer piso cuando la policía iba a detenerlo.
Otra vez, como a veces sucedía en las comisarías
franquistas, un detenido se suicida arrojándose al vacío; otra vez, como en la
larga noche de la dictadura, el delito cometido consiste en una exigencia de
libertad no tolerada y sancionada; otra vez, la policía infunde temor y
sospechas más que confianza y seguridad; otra vez, ya no es el lechero el que puede
llamar a las seis de la madrugada a la puerta, sino agentes con porras y
grilletes; otra vez, y van tantas, las mordazas, la represión y el miedo son
los recursos con los que el Gobierno intenta domesticar a la gente, a los incrédulos
y críticos con una autoridad que los empobrece y somete; otra vez, en este país,
se puede morir por querer vivir en libertad. Otra vez…
No hay comentarios:
Publicar un comentario