Rapto de Europa, Torremolinos, España |
Es justamente lo que ha sucedido en España y en otros países
europeos, donde se han impuesto gobiernos tecnócratas, reformas constitucionales
y políticas de extrema austeridad y radical reducción de servicios públicos y
derechos sociales que han supuesto, en la práctica, el desmantelamiento de lo
que se conocía como Estado de Bienestar, aquellos sistemas implementados tras la Segunda Guerra Mundial para la
provisión de una cobertura sanitaria, educacional y de protección de los más
desfavorecidos en sus necesidades básicas, sustentados por el Estado gracias a
una política tributaria progresiva.
Tal organización en la redistribución de riqueza de manera
solidaria, desde los que más tienen hacia los desafortunados por las desigualdades
en las condiciones de partida, en forma de servicios públicos, parece recibir
el rechazo frontal y definitivo de un capitalismo que se ha cansado de tolerar
la existencia de sociedades socialdemócratas que limaban sus asperezas.
Zeus-mercado no admite actualmente que Europa siga
divirtiéndose con la prestación de servicios públicos y rapta la voluntad
europea mediante el toro de las primas de riesgo y la consiguiente dificultad
en la financiación de las deudas soberanas. Hoy, Creta se ha convertido en los
entes que vigilan la extensión del capitalismo más genuino con el que se somete
a las economías nacionales.
Se materializa, así, el relato mitológico que la Grecia antigua -¡cruel ironía!-
vaticinó para esta región del mundo bautizada Europa, el nombre de la
atractiva princesa hija de los reyes de Tiro. Ni ser cuna de la democracia ni fuente
cultural de las más bellas leyendas simbólicas para la comprensión del mundo le
han servido al país heleno –y, con él, a todo el continente- para zafarse de
los envites obsesivos de ese dios-mercado que la conduce sobre su lomo hacia
los dominios del capitalismo más despiadado. Estamos asistiendo a un auténtico
rapto de Europa.
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