Babel, sea torre, lienzo o bar, es nombre que nos sugiere la extensa diversidad en la que nos integramos con la desconfianza tan fascinante que nos despierta lo ajeno, el otro. Imposible dejar de captar la hermosura de su nominación en la fachada cacereña de un establecimiento, junto a la torre como emblema, que bien podría titular este cuaderno, si no fuera por los justos derechos de autoría, además del peligro que encierra semejante provocación, si allí viviera, para convertirme en asiduo cliente por afinidad sustantiva, es decir, por predilección y amor a dos vocales y dos consonantes que forman la palabra de la fotografía y describen nuestra idiosincrasia. ¿No es una curiosa casualidad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario