Ana Belén es una artista de la cabeza a los pies que forma
parte de la cultura popular española contemporánea. Es actriz de televisión y
de teatro, pero la faceta por la que la conozco de antiguo es por ser una de
las figuras más destacadas de la música moderna. Su voz, fina y aterciopelada, te
acaricia la sensibilidad, poniéndola a flor de piel, con canciones que constituyen
la historia musical de varias generaciones de españoles. Su estilo y elegancia
son reconocibles cada vez que la escuchas, y te imaginas a una diva inaccesible
en su torre de marfil, consciente de poseer un don que la distingue entre los
cantantes.
Y no es así. Ana Belén en vivo se muestra como una persona abierta,
sincera y cercana. Comenta con el público el tema de sus canciones y no oculta las
convicciones que algunas de esas letras revelan y por las que atrae el
entusiasmo de tantos seguidores. Su voz en directo en nada difiere de la reproducida
en sus discos, mostrando las cualidades, sin aparente esfuerzo, por las que ha
alcanzado el lugar de honor que ocupa en el panorama musical español. Máxime
cuando se acompaña de una banda de músicos de proverbial maestría.
Ana Belén gana sobre el escenario al exhibir, junto a sus dotes
para el canto, su calidad humana y una sensibilidad extraordinaria. Por eso
canta a la mujer que ha de luchar en un mundo machista, al oprimido en un mundo
de poderosos, a la libertad en un mundo de cadenas, al niño que, como Aylán, puede
morir en una playa, al amor en un mundo de engaños, o a esa España cuya camisa,
en la actualidad, apenas es blanca como la esperanza. Ana Belén en vivo es una artista
viva que te reconquista con su fragilidad y encanto, y con su don. Escúchenla.
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