En esta ocasión, se trata del segundo exoplaneta más cercano
a la Tierra, ubicado en una órbita alrededor de la estrella Barnard, a seis
años luz de nosotros. El planeta, denominado con no mucha imaginación Barnard
b, aparenta tener un tamaño tres veces mayor que el nuestro, y no se sabe si es
rocoso o gaseoso como Júpiter, ya que se desconoce su composición. Un año en ese
exoplaneta dura 233 días y, por el tipo de estrella a la que orbita, su
temperatura es de unos 170 grados bajo cero. Y es que su estrella, de la
categoría de enana roja, es pequeña y de tenue actividad, por lo que la energía
que irradia hacia el planeta es sólo el 2 por ciento de la que recibe la
Tierra. Sin embargo, ese tipo de estrella son las más abundantes del Universo y
en las que se han encontrado los exoplanetas descubiertos hasta la fecha, como
el Próxima b, el más cercano a nosotros, a 4,5 años luz. De ahí que exista un
proyecto para estudiar otras enanas rojas próximas a la Tierra, en las que
se espera encontrar nuevos sistema solares en muchas de ellas, parecidos a los de
Próxima o Barnard.
Y, encontrarlos, los encontrarán si continúan buscando,
como decía aquel viejo paciente a su médico. Pero de ahí a hallar vida, como
desean los optimistas, falta un trecho, el trecho de la singularidad de la vida
en el Universo y de nuestras limitaciones para descubrirla. Aun así, no hay que
dejar de buscar.
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