Aplaudimos a rabiar todos los días a los sanitarios que
enfrentan esta epidemia en primera línea en los hospitales. Parece que acabamos
de descubrir la labor que desempeñan los profesionales de la sanidad pública
ahora que padecemos una pandemia por el coronavirus Covid-19. Sin embargo, también
lo hacen con cada patología, desde un infarto, una leucemia o un
politraumatizado, entre otras, que han de ser atendidas en sus correspondientes
servicios especializados. En todos los casos no hacen más que una cosa: ser
profesionales competentes, honestos y responsables. No es cosa de ahora, es de
siempre, a pesar de la disminución de plantillas, escasez de recursos,
reducción de sus nóminas y recortes económicos con los que se taló salvajemente
la sanidad en España en tiempos de austeridad y tijeras sobre el gasto social.
Muchos de los que estimaban aquellas inversiones -que no gasto-, como
despilfarro son los que con mayor denuedo exigen hoy más equipamientos y
personal cualificado, como si todo eso brotara por ensalmo. Seamos sinceros y reconozcámosle
a los sanitarios su verdadera condición de profesionales y no los tratemos
hipócrita y coyunturalmente de héroes. Aplaudámosle en silencio con el respeto
y la consideración que se merecen diariamente por su buen hacer profesional y
su entrega personal. Porque no son héroes, son profesionales.
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