La soledad, los desgarros o el tiempo, es decir, la biología y la historia,
en palabras deconstruidas de un poeta*.
Sentir nostalgia de las noches
que estaban por llegar.
La soledad difusa de los parques
en un amanecer de invierno.
Multitud,
soledad:
dos palabras cercanas.
Muy pronto descreí de las banderas.
Y de las religiones, qué decir.
Me repugna la gente dispuesta a asesinar
con la excusa de un dios o de una patria.
Un terco afán de supervivencia
nos hace llegar a un solo paso
de la decrepitud
o un paso más allá.
Hoy he visto a mi doble envejecido,
como un espectro,
mi doble era la sombra
de un cuerpo destruido lentamente.
La decadencia,
el desgaste, la muerte,
eran cuestión de pura biología.
La muerte es siempre cosa de los otros
hasta que se convierte
en la única certidumbre.
Mañana, estas ofrendas
serán ceniza y no tendrán sentido.
El tiempo va dejando sus mensajes
breves como inscripciones funerarias.
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* Antonio Jiménez Millán: Biología, historia. Visor poesía.
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