martes, 13 de octubre de 2015
Martes y 13
Para los supersticiosos, hoy es un día fatídico, de
mal agüero, en el que lo más seguro es que algo malo pueda pasar. Martes y 13
es el colmo de la fatalidad, de la desgracia y el desatino. Hoy no es buen día
ni para casarse ni embarcarse, como avisa el refranero, actividades ambas de máximo
riesgo. Tomar matrimonio o emprender un viaje, da igual, son empresas
desaconsejadas en este día nefasto, no por la pareja o el medio de transporte,
sino porque tal y como están las cosas, sería descabellado confiar la fortuna a
un día tan señalado por lo negativo. Lo más probable es que te estrelles o divorcies,
o las dos cosas a la vez. Ningún martes es buen día para nada, siendo como es el
día del dios romano de la guerra y, por tanto, de la sangre y la muerte. Puestos
a enfermar, mejor cualquier otro día de la semana, en el que tendremos más
probabilidades de resolver la papeleta y salir indemnes. Entrar un martes en
quirófano sólo se lo aconsejo a mis enemigos, para que los malos augurios se
ceben con ellos. Si, encima, es martes 13, es que ni me levanto de la cama. Desde
la más remota antigüedad, 13 es signo de mala suerte, como la que tuvo Jesús en
la Última Cena con sus trece comensales, incluido Él, el número de espíritus
malignos de la Cábala
judía o hasta la carta del Tarot que personifica la muerte. Hoy no es buen día ni para ir a trabajar ni para escribir tonterías como
éstas. Pero como no soy supersticioso, acudo como cada día al trabajo y me entretengo en especular, precisamente en esta fecha aciaga, a costa de cosas
tan infantiles como creer en supercherías. Aunque, por si las moscas,
toco madera y derramo un poquito de sal. ¡Suerte a todos!
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