miércoles, 19 de octubre de 2016
Cuanto más lejos, más cerca
La distancia que nos separa de las personas queridas nos hace sentirlas más
cercanas a nuestros sentimientos, nuestros pensamientos viajan con ellas y no
las abandonamos en ningún momento. Cuánto más lejos se hallan, más cerca están
de nosotros. Nos duele esa lejanía que se interpone en medio, pero nos
reconforta el pronto regreso de ese ser cuya ausencia nos hace tenerlo más
presente que nunca. El tiempo se reduce, entonces, a la expectativa de volver a
abrazarlo y recuperar una presencia que, desde el mismo instante de su partida,
echamos dolorosamente de menos. Podrá estar en la otra esquina del mundo, pero
su voz y su sombra continúan entre nosotros y, hasta que no retorne, nos hará
estar despiertos por las noches y atentos a cualquier señal que delate su
llegada. Incluso en estos tiempos en que la comunicación es instantánea, el ser
querido deja un vacío que no se llena hasta que su cuerpo se funde con el
nuestro y los besos certifican que no es un sueño.
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