Nada de lo anterior lo informan con detalle y claridad, sino
que se descubre con cada visita al INSS para aportar cada nuevo documento
requerido. Después de superar todos los obstáculos que te ocasiona la falta de diligencia
del empleado de turno, al final consigues que acepten la solicitud de
jubilación. Al cabo de un tiempo, que vives con el temor de que todavía no esté
todo en regla, recibes una carta en la que se te comunica que reconocen tu
derecho a una pensión del sistema de la Seguridad Social ,
cuyo importe no coincide exactamente con lo calculado porque siempre
existe un parámetro que no habías tendido en cuenta por simple desconocimiento. Ya no te importa.
En esa carta te notifican la resolución acordada con el desglose del
cálculo para la pensión, adjuntan un
folleto sobre una página web de la Seguridad
Social para que puedas hacer no sé qué diligencias ahora que te sobra tiempo y una Guía del pensionista con datos que hubieras
agradecido saber con antelación. Y como colofón, añaden una encuesta para que
valores el servicio que te han prestado. ¿Querrán que identifique al
funcionario burócrata? Mejor olvidarlo y dedicarse a lo que hace todo jubilado:
ordenar a su gusto la vida que le resta. ¡Ya soy un jubilado, oficialmente!
Ingenuo de mí, antes de enfrentarme a la burocracia creía que lo sería
simplemente por alcanzar la edad y haber cotizado.
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