viernes, 23 de enero de 2015
El invierno
El año ha entrado de la mano del frío, que desde entonces no ha consentido
que nos ilusionemos con un invierno templado, casi primaveral. El frío impone autoritario
su rigor y nos hace tiritar mientras exhalamos vaho al respirar, acurrucados
bajo las sábanas y con miedo de levantarnos. Las madrugadas aparecen cubiertas
de escarcha y los tibios rayos de sol del mediodía apenas calman las heladas caricias
del aire en el rostro. En su intransigencia, el frío no ha renunciado la
compañía ocasional de la lluvia para humillar con desagrado a los que denostan
su lívida faz y su alma severa, consiguiendo teñir de blanco el silencio. Con
celo, desata su furia en las cumbres de las montañas, deja que las tormentas se
precipiten desde los cielos y hace que un mar embravecido arremeta despiadado
contra la costa y los paseos marinos con voluntad destructiva. El invierno está
dispuesto a demostrar que este tiempo le pertenece, aunque para ello haya
tenido que aguardar el inicio del año. Pero su reinado no es eterno y el año
seguirá su curso.
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